sábado, 29 de abril de 2017

La madrileña fiesta de puesta de largo de la Vieja Dama y sus historiasFue largo el camino pero al fin llegué a la meta, una meta ampliamente perseguida pero que, a su vez, como los eternos ciclos de la vida, me debería llevar a nuevos caminos que logre recorrer, puede que solo pero, sin duda, con mucha ayuda y esfuerzo. Sí, 22 de abril de 2017, 19 horas, Cl. Prim, nº 3. Allí estaban, al fin, loscongregados. Hasta ese momento… ¿acudiría gente? ¿Vendrían los intervinientes? ¿Sabría ser buen anfitrión? ¿Estaría todo dispuesto? ¿Fallaría algo? Piedras en el camino, un camino que se inició en septiembre de 2014 cuando presentaba aquel conjunto de cuarenta relatos de género gótico, intriga y misterio protagonizados por la muerte a la categoría de Cuento del Premio Tiflos en el apartado de personas con discapacidad visual que cada año convoca la ONCE. Sí, el recorrido ha sido extenso: la concesión del premio en febrero de 2015, la recogida del mismo en mayo de ese año, la solicitud de una de las ayudas del Fondo de Iniciativas Culturales en enero de 2016 y su posterior concesión en abril, el proceso de edición con Cau Artistic, elección de la cubierta, revisión y corrección, tipo de letra, búsqueda de quien pudiera prologarlo y más, la grabación de vídeos promocionales… el libro, al fin en octubre y su primera presentación en Barcelona el 17 de noviembre. Todo eso a la espera de encontrar el momento. Sí, el momento de ponerlo de largo en Madrid. La fecha encontrada no era mala: en el entorno de la Fiesta del Libro y la Lectura, una calurosa tarde primaveral, sí; pero hacerlo en sábado por la tarde… quién sabía. Pero ése era el momento y habría que aprovecharlo para disfrutar y compartir emociones, encuentros y sensibilidad. Utopías, al fin. El escenario con el piano de cola y las mesas donde nos pondríamos; las butacas del salón de actos; los libros, naturalmente. Carolina Loureiro, maestra pianista; Esther Peñas, periodista, poeta y prologuista; Luis Miguel López, Presidente del Consejo Territorial de la ONCE; Pilar Sanz, Presidenta de la Fundación Social para la Dependencia Le Atiendo; Mercedes Pajarón, escritora y editora; y claro, yo como autor. Palabras y música, cantos a la Vida de la mano de la Muerte hecha relato que invita al misterio, como aquellos otros grandes románticos del siglo XIX que supieron hacer de la naturaleza y la leyenda, trasuntos de las pasiones que embargan al ser humano desde el principio de los tiempos. Y por contraposición, el Principito y Campanilla, Antoine de Saint-Exupéry, James Matthew Barrie y Gloria Fuertes, a los que recuerdo para hablar de estrellas que brillan en el cielo para cada uno de nosotros, rosas en diciembre hechas de memoria y abstracciones y concreciones, la soledad, el dolor y la incertidumbre frente a la casa, el amor y los poemas. Y yo, el Albertito con sus locuras sin sentido para provocar paradojas que despierten la curiosidad y el ingenio bajo el color de la sonrisa: pretender que Campanilla y el Principito acudan a la fiesta en que la Vieja Dama se pone de largo a través de la literatura, qué cosas. La música suena, también habrá refrescos al final y, entre medias, palabras cálidas que expresan el valor de leer y la aventura que supone escribir, la belleza de lo cotidiano. Luego vendrán las preguntas del público en las que aparecerán mis escritores de referencia, la importancia del tacto o el fin solidario de Le Atiendo. Procede ahora dedicar y agradecer a esas 90 personas que han querido regalarme su compañía esa tarde sin, por ello, dejar de recordar en mi pensamiento a quienes aun no estando, están conmigo a mi lado desde el cielo. Como siempre habré de pensar las dedicatorias personalizadas para que mi cuñada las escriba. Hemos decidido invitar también a la fiesta a mis dos libros anteriores de tal manera que ellos, los tres, mis hijos literarios estén juntos, como junta está mi gente. El resultado es excelente. La fiesta continuaba en la cafetería a la que han dado en llamar de la Ilusión, también en la sede de la ONCE. Mónica, una fotógrafa profesional, como en las mejores fiestas, se prodigaba en captar con su ojo de artista lo mejor de todo aunque no fuera la única que hacía fotos. Esas fotos que otros verán y que yo transformo en imágenes imaginadas: Sonia y Dani haciéndose selfies conmigo, Isabel y Jaume paseando a un perro guía entusiasmados, la visita estelar de quien me atribuye ser su referente y que roba miradas, junto con su hermana, sin que ellas lo imaginen, el escenario al completo iluminado al que sube una fila de gente para venir a que les dedique su ejemplar, Miguel que me trae el regalo de mi libro encuadernado en tapa dura por su padre como si se tratara de un auténtico códice medieval, algún abrazo apretaíno, esa pareja que asiste por vez primera a una presentación literaria y lo ha hecho a la mía, esa otra Isabel y esa otra, la una cargando con 7 ejemplares para que se los dedique y la otra, juntándose a mis lazarillas caminantas… imágenes, imágenes. Es hora de marchar aunque la noche sea joven. La Vieja Dama ha de retirarse de vuelta a casa. Y el Albertito, también, claro. La resaca emocional pasará y quedará la felicidad plena de lo vivido. Campanilla y el Principito se retirarán para bailar con Gloria Fuertes. Personajes de libro que, tal vez, sólo tal vez, quieran hacerse amigos de los que yo pueda crear mientras recorro esos nuevos caminos de los que desconozco si acabaré por descubrir o si en ellos me encontraré a los poetas, sí, también a ellos, a Antonio Machado y su idea de la muerte que es y no es, a Miguel Hernández junto a su higuera o al bueno de Federico. Qué sé yo.

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