sábado, 31 de octubre de 2015

Mi definición de los sentidos

Justo hace hoy 8 años, cuando mi blog, Tiflohomero, daba sus primeros pasos, escribí lo que a continuación recupero para ti con el deseo de ayudarte a reflexionar y disfrutar.
Feliz tarde de sábado.

Definición de los sentidos

Tal vez porque sólo nos damos cuenta del valor que tiene algo cuando ya no lo tenemos, quiero apostar por la grandeza de los sentidos, porque simbolizan
algo más, mucho más, que meros órganos fisiológicos que tenemos ahí.
Los sentidos son un medio para integrarnos en el mundo y ser seres plenos. Por eso, debemos fomentarlos y cuidarlos. No nos damos cuenta de su importancia
porque están ahí, los utilizamos a diario y sin más. Y claro, ¡disponemos de tanta tecnología, tantas herramientas…! que ¿para qué vamos a pensar en ellos?
Pues yo sí quiero ofreceros una definición amplia de sus dotes.

El sentido: cuando alguien lo pierde deja de ser, ccede su identidad al absurdo o a otra persona. ¿Entonces qué nos queda sino lo tenemos? Huyamos de las
drogas que nos llevan a semejante pérdida.
La vista y los ojos: a través de ellos miramos la belleza y la fealdad, pero también nos desnudamos ante los demás. Cuando alguien quiere ocultarse se
pone gafas oscuras. Pero qué fortuna poder ver, ver a un niño que sonríe, una flor con toda su belleza, el rostro del ser amado, una obra de arte. Y mirar,
mirar para saber comprender esas cosas bellas que encierran el misterio.
El oído y las orejas: percibir la música que nos relaja y nos transporta al mar, a un pájaro de colores y a la voz, la voz susurrante o cálida de alguien
que quiere guiarnos.
El olfato y la nariz: el olor deja un rastro imbolrrable en nuestra mente. Aquello que nos ha marcado desde el principio de los tiempos: la leña quemada
en el hogar, el pan en el horno, el jabón en la ropa recién lavada o el perfume de aquella persona que nos sedujo alguna vez. Y la nariz, respingona, chata
o contundente, un rasgo de personalidad.
El gusto y la boca: saborear los alimentos preparados con el cariño de una madre o la persona que nos ama. Tener buen gusto: ser elegante. Y darnos un
gustazo: un placer, un capricho. ¿Y la boca? Besamos, sonreímos, nos expresamos.
El tacto y las manos: ¿cómo podríamos crear sin ellas? Acariciamos y ofrecemos apoyo cuando alguien está a punto de caer. Si tenemos tacto somos delicados.
Es el sentido de mayor cercanía. ¿Hay algo más hermoso que dar una caricia? Deberíamos de poder tocar más y desterrar esa identificación despectiva de
que si a alguien le gusta acariciar, se le dice “sobón”.
Pero hay además dos sentidos suplementarios a los anteriores tan importantes como aquéllos: el sexto sentido y el sentido común.
El sexto sentido: la intuición, la perspicacia, el saber cuándo algo importante nos acecha y poder atraparlo, fijarnos en él. Supone estar alerta, huir
del ruido que nos impida utilizarlo.
Y el sentido común, algunos le dirían lógica. Es lo evidente, el reconocer en el esfuerzo, la familia, la virtud de la palabra dada y el compromiso las
señas de identidad que nos hacen ser personas íntegras y dignas de quienes nos han creado en nombre de Dios y el amor.
Mi vista velada no me impide saber mirar de frente a quien se dirige a mí. Me enorgullece escuchar de alguien: “tú ves”.
Mi oído me hace saber cómo está anímicamente la persona que me habla e imaginar libremente cómo es. No importa que lo que yo esté imaginando no sea real,
es divertido jugar especulando cómo es esa persona que se sitúa a mi lado.
La boca: a través de ella sonrío agradecido a quien me ayuda y saboreo un rico manjar acompañado de mis seres queridos.
¿Y las manos? Gracias a ellas puedo moverme sin miedo agarrado a un bastón o a un brazo generoso, percibo y leo.
Todo esto me sugiere el hablar de los sentidos ¿y a vosotros?

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jueves, 29 de octubre de 2015

Carta abierta a un maniquí



A ti, sí, a ti, inanimado espectador del mundo, que observas silente a quienes se paran a mirarte, ¿qué piensas de ellos? ¿Y de ellas?
De vil madera y fieltro te fabricaron, sin que les importaras que ibas a ser tú quienes les dieras negocio. Te cubren de novedad y moda en la apariencia pero te descuidan el interior.
¿Pensarás acaso que te dan ganas de escupirles, o sacarles la lengua, burlesca, a los que, embobados, se quedan mirándote? ¿Y a los que te usan sin piedad ni miramiento?
Cuántas cosas tienes que contarme, pero callas. Callas, con la tozudez de quien está desprovisto de alma.
Ah, si tú me contaras. Si quisieras responderme.
¿Cuál es la ropa que más te agrada que te pongan? ¿El clásico traje? ¿El vestido de lentejuelas? ¿Las minifaldas vaqueras? ¿Las chaquetas de piel? ¿La lencería de gasa?
Ah, que eres asexuado y te ponen, o quitan, curvas y bultos, según convenga. Es verdad, que a ti, tanto te da. Bueno, tanto no. Que por muy maniquí que seas, reivindicas tu dignidad. Y por eso, reniegas de pantalones rotos, por mucho que sea lo que vende o de seudominicamisetas que más parecen propias de paños de cocina que de cubrir pieles femeninas o de eso que dicen “paquetero”, que si aún fuera “paquetequiero”…
Ay maniquí, maniquí, cuántas veces te vi. Arrumbado en el almacén de la tienda de moda, desnudo de todo, palo informe, peluca postiza, extremidades de quita y pon; pero también, erguido frente al cristal en tu puesto bien visible o junto al pie de la escalera mecánica.
Y hoy te escribo, ya que verte no puedo. Y hoy te pregunto, ya que tocarte no me dejan.
¿Qué encontraste en aquel bolsillo de la americana de pata de gallo que alguien quiso dejar para no ser descubierto?
¿A qué olía la falda que te volvieron a poner después de que aquella mujer no quisiera comprarla porque su color le recordaba al hombre que la abandonó?
¿Cómo fue aquello de confeccionar sobre ti el traje que luciría un ministrable que luego se acabaría quedando compuesto y sin cartera?
   ¿De qué habláis al juntaros los de tu raza en el silencio de la noche, cuando humano alguno queda para escucharos? ¿Hablaréis de la crisis?  Y de lo mal que está todo? ¿De lo pijos que son algunos y de lo hipócritas que son muchas? ¿De que ya nada es como antes y de que todo era mejor antes?
Ay, maniquí, maniquí, cuántas veces te vi. Y, seguramente, si quisieras, ahora tú me dirías: “tararí que te vi, cegato de alhelí.
Y sí, habré de darte la razón. Que cegato de alhelí fui, o acaso, siempre seré.
Maniquí, dime si te atreves. ¿Me dejarías ser de los tuyos? Ya sé, tú eres un maniquí de alcurnia y rancia estirpe y yo un advenedizo de cartón. Pero, sí. Si fuera maniquí como tú vestiría siempre a la moda y ropa nueva, ropa y complementos, claro que sí.
Y por eso te escribo. ¿Qué he de hacer para ser de los tuyos? Quiero que me miren las señoras y me calibren, y hasta fantaseen con lo que harían conmigo si fuera de carne y hueso. Es que, ¿sabes? Siendo de carne y hueso ninguna fantasea sobre mí, mientras que sé, de buena tinta, que sí lo hacen pensando en ti.
En fin, maniquí, maniquí.. aguardo esperanzado tu respuesta. ¿Querrás dármela? No, no sigas guardando silencio. Anda, que para ti yo no soy nada.
Guárdese usted muchos siglos de polillas, termitas y humedades, y guárdele el dios de la moda y los complementos para ser portador e imagen de la elegancia.
Vale.




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martes, 27 de octubre de 2015

"Abdulah, el mendigo ciego" de Las mil y una noches

Frases de cuentos que no son cuentos
De la historia de Abdulah, el mendigo ciego recopilada en "Las mil y una noches"
"...-Hermano -le repliqué sonriendo- es imposible que esta pomada tenga dos cualidades tan contrarias y dos virtudes tan diversas..."
Ajá, historia que habla de avaricia y miseria, de riquezas fabulosas y avisos desoídos.
Quién, si no un sabio o un verdadero prudente, sería capaz de saber conformarse con algo, en vez de desear tanto y tanto que acabe quedándose ciego.
El camellero Abdulah pudo haber salido rico de la aventura, pero quería más y más, quería todo lo que el sabio habíale mostrado. Tanto quería que desoyó la advertencia que acabaría en ceguera y ciego quedó, ciego y pobre pues el derviche encima le desposeyó de sus camellos.
Ya se sabe... la avaricia rompe el saco y tanto rompe que con nada te deja.
¿Y si el sabio me mostrara tal lujo y riqueza a condición de partirla a medias? ¿Si el sabio me mostrara tu alma a condición de compartirla me conformaría o querría poseerla sólo para mí aun a riesgo de la condenación? Es fácil decir ahora que no tengo nada, que sí; pero... ¿y si...? jejejejejej.



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lunes, 26 de octubre de 2015

"Once relatos de mujeres de hoy" de Carmen Bretones

Lunes de Libros

Siendo fiel a la tradición, compartoontigo una nueva recomendación narrativa.
Se trata de "ONCE relatos de mujeres de hoy" de Carmen Bretones, editada por Ed. En Huida, 2014 y con una extensión de 
A continuación, la reseña:
Si eres una mujer de hoy, no importa tu edad, es probable que tengas alguna amiga que solo pueda ocuparse de las exigencias que le impone su día a día y otras que, sin embargo, estén más interesadas en las existencias de los demás. Contarás con compañeras que han conseguido el éxito profesional, tras muchos años de esfuerzo, y otras, que por el contrario, no lo hayan logrado, a pesar de haber trabajado duro también. Seguramente tendrás alguna vecina cotilla, una prima a la que el marido le haya abandonado o una conocida que no pueda soportar a su suegra o que sufra por la enfermedad de su madre. Puede que tu hermana haya muerto, quizá en condiciones dramáticas, que  tu hija se empecine en no querer ser madre, a pesar de tus consejos, o puede que, por el contrario, sea la naturaleza la que se empeñe en no concederle ese deseo. Este es un libro con relatos de mujeres de hoy, que cohabitan en un mundo que a veces les resulta amable, otras arduo, en ocasiones cruel, pero que han aprendido a mirar a la vida cara a cara y están dispuestas a pelearla, bien por ellas mismas, bien por los demás.
Carmen M. Bretones, es doctora en Literatura Inglesa y Norteamericana por la Universidad de Sevilla. Licenciada en Filología Inglesa por la Universidad de Granada, ejerce como profesora de secundaria en centros públicos de Andalucía. “Once Relatos de mujeres de hoy” es su primera inmersión en la literatura de fic la reseña:ción.
En el siguiente enlac, puedes escuchar a la autora en su preentación:
https://www.youtube.com/watch?v=_zec1OVCzJk

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domingo, 25 de octubre de 2015

La ladrona de miradas



Buena noche de domingo.
Que te guste la nueva peripecia de Benigno Pérez y su gente.
Con cariño.. un abrazote.
Feliz semana.

La ladrona de miradas

-Jefe, llaman de la comisaría de Carabanchel, que ha aparecido otro cuerpo en el Parque Eugenia de Montijo con los ojos extirpados. Como en los casos anteriores. Ya sabe… personas indocumentadas, vagabundos e inmigrantes, gente de la calle. Todos igual, todos vaciados en los ojos. Otro asunto que no tiene buena pinta.
-Sí, González. No tiene buena pinta. ¿Para qué querrán extirparles los ojos. Qué sé yo. Tendremos que buscar en los libros de criminales famosos por si encontramos alguna pista.
-No tiene buena pinta, pero usted acaba resolviendo siempre los casos más difíciles. Fíjese cómo lo hizo con los anteriores.
-Ya, pero esta vez no tengo ni idea. Ni quien me ayude _se dice_. La voz que las otras veces me ayudó no da señales de vida. Con lo bien que me ha venido y ahora, sólo silencio. Vaya por allí y hable con vecinos, indigentes… yo qué sé. Vístase de paisano, invéntese cualquier historia. Todo menos que le calen que es poli. Yo, mientras tanto, me pondré a bucear en los archivos y bibliotecas.
Y Benigno Pérez se pone a ello, aguardando que su misteriosa confidente le susurre, cual candil en la oscuridad, algún consejo, como hizo otras veces. Algo que no sucederá.
Es que, mientras tanto,  la Vieja Dama se encuentra lejos de Madrid. Anda recogiendo cuerpos en el penúltimo terremoto de esos países condenados a la tragedia permanente, sin que importe que venga de la guerra, de la peste, del hambre o de las catástrofes naturales. Tardará en regresar a Madrid porque para ella, Madrid es su descanso cuando ayuda a su amigo Benigno. Y ahora no le es dado descansar.
Pasan las horas, Benigno no encuentra nada. González, su fiel subalterno, llega sin nada.
Bueno, sin nada no. De vuelta pasó por el bar de Rita en el que suele parar para echar algún bocado y mientras esperaba, en la barra, vio un anuncio hojeando la revista de cotilleos. El anuncio prometía que habíase descubierto un nuevo avance en materia de cirujía estética. Dicha técnica conseguía modelar la mirada a voluntad. Con semejante adelanto, no serían necesarias ni gafas de sol ni lentillas para embellecer o disimular la mirada. Venía un número de teléfono al que naturalmente había llamado. El resultado obtenido fue que al otro lado respondía un contestador automático.
-¿Dejó mensaje?
-No, pensé que sería más creíble que quien llame sea la cabo Bermúdez que siempre pega más que una mujer quiera adornarse. Alguien como yo, con mi voz bronca de fumador, no parecería de fiar.
-Bien, vayamos a buscar a Adela Bermúdez y que llame.
-Jefe, he concertado cita para mañana a las cinco. También a mí me salió el contestador, dejé el mensaje y a los 10 minutos me devolvieron al móvil un SMS dándome la cita.
-Vaya, pero tenga cuidado. Eso de las miradas… suena a que pueda guardar relación con los casos de los ojos extirpados.
-No creo que a mí me pase nada, al fin y al cabo, soy una chica de hoy, que no está conforme con su físico. Usted no se me apure, jefecito.
-No me seas zumbona, Bermúdez. Que no lo hago por creer que no vayas a saberte valer. Es que me preocupo por mi gente. Ya nos dirás. Nosotros, investigaremos qué hay detrás de semejante anuncio. ¿Cómo dice el anuncio que se llama la empresa?
--Miralux S.L. Corporation.Veamos, qué datos hay en los registros. Uuummmm… no sale nada. No hay datos. ¿Será una empresa fantasma?
Adela, al día siguiente, llegará a un moderno edificio de cristal y aluminio, un lugar aséptico, limpio, impersonal. Una muy amable señorita le explicará pros y contras, costes y ventajas de la operación. Todo muy correcto y oportuno, muy prometedor pero muy frío. Una serpiente con piel de promesas triunfadoras. Nada más que una oferta.
-Pondremos vigilancia a ese lugar y seguiremos a todos los que salgan de él. Quizá encontremos algo.
Y sí, haciéndolo llegarán hasta una casa unifamiliar, en una urbanización del Norte. A ella llegan todos, están un rato y se marchan. Cuando lo hacen, salen con maletines que parecen especiales. Descubrirán que son refrigerados. ¿Qué llevarán en ellos? ¿Quién residirá?
La casa está también a nombre de la empresa del anuncio pero, tras días de vigilancia, constatarán que es una mujer la que la habita y que a ella llega gente constantemente.
-Es toda una señora, jefe. De perfil eslavo, fuerte, segura de sí. Pienso que debemos actuar y detenerla sin más.
-¿Estáis seguros?
-Al menos es un hilo del que tirar. Y si no tiene nada la soltamos sin más. Podemos colgarle eso de que es una identificación rutinaria a extranjeros. Hable con la jueza y actuémos deprisa. No sea que la pajarita vuele del nido.
-Bien, mientras la interrogamos, entraremos a la casa discretamente.
-No tienen nada de qué acusarme. No es legal lo que pretenden hacer. Lo pagarán caro. Les denunciaré ante derechos humanos y la prensa.
-Señora, España no es la URSS ni la Guardia Civil es el KGB. Aquí respetamos a la gente, pero es mejor que nos acompañe. Claro, que si se opusiera… pensaríamos que tiene algo que esconder y pudiera acabar detenida.
-Vaya vaya vaya, lo que tenemos aquí. Un laboratorio cosmético ilegal en el que hay cientos de ojos congelados. Estoy seguro de que si hiciéramos análisis de ADN descubriríamos que pertenecen a los cadáveres a los que les fueron extirpados. Menuda samaritana, la tal Sonievska Petrova.
-Parece ser que en su país era oftalmóloga y con la caída del comunismo levantó el vuelo y se montó el chiringuito de las miradas bajo la tapadera de Miralux. Ojos de pobres desheredados de toda fortuna que nada cuentan para nadie.
-Sí, jefe. También aquí habrían triunfado de no ser por nosotros.
-Sí, esta vez fuisteis vosotros quienes me ayudasteis a resolver este misterio de ojos y miradas. Menuda ladrona, pero no de obras de Arte ni de joyas, ladrona de miradas para venderlas a quien, sin que les importara cómo, quisieran cambiarse la suya. Qué mundo éste de postizos y compraventa de todo.
-Bueno, si hay quien compra órganos y niños y almas, ¿por qué no habrían de hacerlo con las miradas?
-Vamos, González; llévanos al bar ése en el que leíste la revista. Que os invito a unas cañas para celebrarlo. Supongo que las acompañará de sus buenas tapas.
-Buenas, no; las mejores, jefe.  

    





  
  

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sábado, 24 de octubre de 2015

Reforestando con BBVA: no hay quinto malo



Hace justo hoy un año dije: “Cómo no escribir, siquiera unas sencillas líneas de agradecimiento a Voluntarios BBVA, a Diego Cruz y Paco Alvarez, Joaquín Santos y resto de buenas gentes que hoy, otro año más, me han acogido con el cariño y naturalidad de siempre… Bueno, que en 2015 pueda volver a tener el lujo de recibir esta mágica acogida.
Y a quienes forman parte de BBVA decirles que se sientan orgullosos por contar con su Oficina De Voluntarios. Todo un ejemplo de buen hacer y solidaridad.”
Pues bien, hoy vuelvo a ratificarme en ello y por eso lo copio, tal cual.
Otra vez más, otro año, el quinto para mí, hemos ido a construir naturaleza y concordia, esta vez al pueblo de Villamanrique de Tajo y yo he vuelto a estar allí. Cómo no.
Y como cada año, nunca falta la novedad en lo que hemos de hacer, pero lo que siempre es igual son la calidez y armonía clásicas que a esta gente les son tan proverbiales.
Esta vez, dadas las características del terreno (bastante pedregoso), supongo que por animar el cotarro, al principio, en lugar de plantar, habría que desplantar jajajajaja, luego hemos depositado bellotas en vez de matas de encina o manzano, así que el Albertito no ha podido estarse quieto en la mata y, por fin, se han puesto algunas encinas, ya bastante creciditas, por cierto, a las que se las ha protegido con una especie de corralito de alambre y troncos en forma de triángulo.
Vaya, que eso me ha permitido sentirme más útil que otras ocasiones, pues era más sencillo tirar del protector de plástico para retirarlo y sustituir la mata seca por la bellota. He aprendido que había que poner bellotas trampa, es decir unas que tenían un agujerito hecho por cierto gusanejo y que se dejan para que otros, torpes como yo) no tengan que molestarse en hacerlo nuevo y así no cargarse a la que hemos dejado tumbadita y bien a resguardo de hormigas, saltamontes, conejos, ovejas y cabras.
Qué cosas, hace algún tiempo, alguien plantó en ese cordel de la cañada real de Castilla, una buena cantidad de encinas con el mecanismo establecido, pero de aquello prácticamente todo estaba seco, no habían medrado, por lo que había que limpiar el terreno y cambiar de estrategia. Esto me ha dado que pensar… todo lo que hemos plantado a lo largo de los años, ¿habrá corrido la misma suerte? Si así fuera… me da pena. Cierto, una jornada muy bonita, pero ¿de qué sirve? Esperemos que algunas de las más de 3000 bellotas que hemos depositado hoy, sí lleguen a constituirse en encina. Será a más largo plazo, pero, al menos, por probabilidades, puede que el resultado final sea más efectivo. Ojalá que así sea, y pueda decir, de verdad, al fin de mis días, que yo planté algún árbol.
¿Cómo he participado? Paco Álvarez me decía dónde había algún protector de encina seca, yo tiraba de él y lo arrancaba, me ponía la bellota en la mano, la depositaba en el agujero (que otra persona hiciera tiempo atrás) y la tapaba con tierra. Pero luego, como la zona estaba muy concurrida nos hemos alejado, de camino, Angela, de Reforesta, me ha dejado sus guantes, y la verdad es que me han venido muy bien para lo siguiente… Paco hacía el agujero, mucho más pequeño que el que se necesita para plantar los cepellones, me daba la bellota y yo la tapaba tocando tocando, pese al guante, pero con la mano bien protegida, hasta dejarla enterrada. Así, veintitantas veces.
Siempre es destacable la notable participación de los niños y niñas, que disfrutan también, aprendiendo cosas del campo. Hoy han tenido la suerte, además, de encontrarse con un pastor que llevaba un borriquillo. No creo que se llamara Platero, pero desde luego que ha sido la estrella del día. ¿Quién podría hacerle sombra? Jajajajaja. Vamos, que se han montado y lo han conducido, fotografiado y tocado. Albertito… jajajajaj. No, no, no, no no… jajajajjaja. Yo ni me he montado ni lo he acariciado ni fotografiado ni tironeado.
En fin, tiempo espléndido, comida agradable y charla, chanzas y veras, chistes y rimas que no falten tampoco.. Es que… el restaurante se encontraba ubicado en Villarejo de, no recuerdo qué, pero la rima ha salido cual sifón de gaseosa… “Villarejo Villarejo… tócate el … ¿abadejo? Jajajajajaja (es lo que tiene ir de campo y ver tanta madriguera, no precisamente de abadejo).
Gracias siempre, amig”s de la Oficina de Voluntarios y,claro, consortes que les acommpañan y que me ayudan… que la luz os acompañe y guíe siempre.



  



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jueves, 22 de octubre de 2015

Carta abierta a un Tenedor



Carta abierta a un tenedor

Amigo Tenedor, permítame usted que le loe y agasaje. Ah, Tenedor Tenedor de mis manos el mejor.
Y dijeron de vos que érais instrumento diabólico. ¿Cómo habría de ser tal? ¿Que porque veníais de Oriente y de las damas gustaban seros usado?
Ah, maese Tenedor. Querría yo ser como vos… pinchando pinchando en carne siempre habéis. Atenazado por blancas manos de damas y damiselas con primor, sois . ¿Quién no querría vuestro destino entonces?
De una pieza se os hace, largo de mango y ganchuda es vuestra cabeza.
Si de madera, para la sazón del horneado; si de metal, para el trinchado; si de plástico, ahora, para las fiestas y excursiones. Dichosos todos momentos de fortuna.
Junto al oceanográfico Neptuno os ponen, ¡gran honor! Junto a Lucifer os pintan, ¡qué tentador ardor!
El primero sois en probar el macarrón y el asado lechón. Del postre, ni se mienta al endulzar el bizcochón.
Y aún hay quien os busca para ser acróbata y catapulta. Sí, catapulta con ese huesecillo en vuestro principio y ese juguetón impulso que dan a vuestra ganchuda extremidad. ¿Y todo para qué? Para jugar a meter, meter, bendita canasta, la bolita en el escote de la vecina.
¿Y la acrobacia? Ah, que hubo quien quiso pinchar grano a grano, el arroz de simpar boda y la sopa de doña Garlopa. Ríanse ríanse de circos y ballets, que vos, amado Tenedor, siempre seréis el primero entre lo mejor.
De bautizos y bodas, sois convidado; de cuberterías, primado.
Sí, definitivamente, maese Tenedor yo quiero ser vuestro amigo mejor. Que de serlo, habreme de llevar a mi boca el mejor bocado y pincharé, con vos, la boquita de mi princesita.
A un pariente vuestro, Tenedor de la saga de los Forcelli, en la lejana Venecia, fuéronle dados penetrar en los salones junto al Giacometto Casanova… Ah, qué prodigios vio. Cómo entre tortellini y farinetti hízose de doncellas y casadas, el dueño y señor.
Tenedor, Tenedor, sed de mí, mi más ferviente servidor. Os cuidaré y mimaré yh limpiaré yh lustraré. Que de vuestras puntas, bien afiladas, cual lengua de arlequín, conservaré. Y del aparador, entre cristalerías y vajillerías os colocaré cual si de aspirante a ministro fuerais, siempre bien posicionado.
Larga vida, os sea dada, mi Tenedor, mi camarada.
Vale.

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miércoles, 21 de octubre de 2015

Inventar



Inventar

Inventar es ingeniárselas para dar con la historia, poema o cuento  que te estremezca el corazón y pellizque el alma.
Es fabricar el avión que te ayude a alcanzar las nubes de tus sueños.
Es diseñar el timón que ponga en tus manos al horizonte para poder, así, manejarlo a tu voluntad.
Es destilar el más certero elixir que te haga sentir siempre joven de espíritu.
Es fabricar la lavadora que borre las manchas de tu tristeza y el sofá que se acomode a tus delirios.
Es imaginarse una única obra de Arte porque, de ella, tú eres su modelo.

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