sábado, 31 de enero de 2015

Conquistando Fitur, 2015



Bien, cada final de enero Madrid se viste de escaparate turístico mundial y yo, tan viajero y zascandil, me dejo tentar por la idea de visitar este escaparate, FITUR.
Claro que ir solo a un recinto ferial con un montón de pabellones, en el que exponen más de 150 países, ciudades y organismos, al que van miles de personas, es toda una odisea inalcanzable para un cegato como yo, por muy intrépido y echado pa lante que sea.
Así que, aunque con el apuro de sentir que abuso de él, Diego Cruz, el gran Dieguito, se vuelve a ofrecer para hacerme de guía, ojos y confidente.
Es imposible recorrer la feria entera así que uno tiene que llevar alguna idea previa de lo que quiere, so pena de acabar echo polvo de cansancio, con los pies doloridos, más de un pisotón / empujón y las manos cargadas de papelotes y folletos mil que acaben en la basura.
¿Cuál era entonces mi idea? ¿Cómo afrontaba la visita?
Después de recibir la alegría de que podría ir, lo cual ya es mucho, iría con espíritu abierto y pensando en sembrar alguna semillita de Mis pequeñas odiseas. Trataría de contactar con los del programa de Onda Cero, Gente Viajera y con la curiosidad de qué harían los de Mi nube, una red social viajera a través de la cual entraríamos gratis. La entrada cuesta 15€,pero estos de Mi Nube ofrecían una quedada gratuita a las 12. Así que Diego agarró la ocasión por los pelos, esos de los que yo carezco, y las sacó.
Total, que llegamos al mostrador y ya en él damos color. Les explico mi pasión y mi concepto viajeros, les largo una tarjetita y ya nos veremos.
Quiero visitar PREDIF, la asociación que ha hecho un vídeo sobre turismo accesible en el que aparezco, dar una vuelta a ver si hay algo que pueda tocar y acabar en la quedada.
Andando andando, Diego me habla de que hay un fórmula 1 de los de la escudería Red Bull, que si me apetecería tocarlo. Claro que sí, cómo no. Les preguntamos a dos simpáticas señoritas que si me dejan y vamos a ello. No solo me dejan tocar el coche, si no que me hago una fotito con ellas. Me impresionan las ruedas del coche tan gordas, lo pequeño del volante y lo bajo que es.
Seguimos avanzando. Llegamos a Ciudad Rodrigo. ¡Está Pilar! Guía que me enseñara la ciudad salmantina hace un montón de años. Es genial. Le regalo un librito y ella a cambio, me obsequia con unos dulces. Toco unos soldados, un cañón y una maqueta de Almeida, la fronteriza a ésta.
Damos con el stand de Onda Cero. Esther Eyros me saluda muy cariñosa y charlamos un ratito. Le hablo de mi libro, faltaría más, y se queda gratamente impresionada. Esther conoce bien el mundo de la ceguera desde que la cadena de radio fuera fundada por la ONCE. Queda en que le dará cobertura al librillo y a mis andanzas. Ya contaré. Gente Viajera es un veterano programa que se emite los sábados de 12 a 14 h. a nivel nacional. Todo un lujo si, al final, se me da audiencia.
Hablamos Diego y yo de hacerme alguna fotito con alguno de los bellezones de la feria, ataviadas de trajes típicos. Nos ponemos a ello. Que ver no veré, pero bien acompañado siempre le gusta estar a uno. Damos con las más guapas, según parece, vestidas de hawayanas. Me hago la foto. Una es, según Diego, guapísima, pero a mí me parece muy sosa, no habla apenas. La otra, en cambio, es mucho más simpática. Me deja que le toque el gorro que lleva, parece un macetero, jejeje. Y el hombro desnudo. Me quedo con el hombro… jejejej, faltaría plus. No toco más, que parece que hay poco traje, jejejej..
Seguimos de intrépidos aventureros, con mi sombrero de Indiana Johnes. Llegamos a un punto donde se emula una batalla entre los franceses y los guerrilleros españoles, sonidos de tambores y violines, danzas.. Más chicas, más chicas, jejejej. Unas alicantinas promocionan las hogueras. No sé si llevarán el fuego dentro, pero lo que sí llevan es la simpatía a raudales. Me dejan que me haga la foto con ellas, bien juntito y hasta me enseñan el vestido que es en relieve… bueno, la falda de vuelo, jejejjeje… nada de corpiños ni otra cosa semejante…
Ah, toca darse un garbeo por el mundo, salir de los pabellones españoles. Damos con el de Congo. La chica también simpatiquísima me explica el colorido vestido que porta y su trenza…
Y los de Mi nube esperándome para que hablara a las casi 2000 personas que había en la quedada de cómo es eso de viajar sin ver. Vamos, que me han cogido Sonia y María por banda y me han subido al escenario. Y, claro, el Albertito con un micrófono es como un tonto con un pirulí. He tenido mi momento de gloria, jejejjeje. Qué pasada, ver cómo me han aplaudido y felicitado tras mis palabras, cargadas de pasión y fuerza: “viajar es mucho más que ver, viajar es sentir y experimentar”. “Somos caminantes, peregrinos de la vida, viajeros que descubren un fado (como el que ha cantado una viajera a pelo allí mismo), una rica comida (como el queso y la empanada con la que nos han obsequiado) o una textura agradable (como las manos y ese hombro desnudo que hoy me ha sido dado tocar.
¿Qué percibía al pasear por la feria? Mucha gente que va comentando lo que se ve, algunos perdidos, etc. Sonidos de músicas típicas, stands con gente dispuesta a explicar y mostrar… Y en la quedada, algo diferente. Gente unida por la pasión de viajar, no como turistas, si no como viajeros (es muy distinto), esa familia que lleva recorrido el mundo con su hijo celiaco o esa motera que lo ha descubierto con su moto o la chica que viaja gracias a su voz… No sé, ha sido muy emocionante.
Gracias, Diego y gracias a esas personas que hoy, en Fitur me han ayudado a sentirme bien. Las fotos son bonitas, pero lo son más mis sentimientos de gratitud y orgullo.
Ojalá que lo sembrado hoy, dé sus frutos. Ojalá que pueda seguir compartiendo mis experiencias de aventuras y luz.
   

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viernes, 30 de enero de 2015

Recordatorio importante

Mis pequeñas odiseas en Madrid




En una semana se presenta en Madrid “Mis pequeñas odiseas: viajando con otros ojos”. Será a las 19.30 horas en el salón de actos de la ONCE, Cl. Prim, nº 3.
En un acto creado desde ese corazón que para mí es luz, me acompañarán buenos amigos para deleitarnos con música al piano, viajar juntos y compartir anécdotas, historias y aventuras viajeras.
Viajar es mucho más que ver, viajar es sentir y vivir, ser más grandes y libres. Y porque viajar es mucho más que ver, yo lo hago siempre con pasión. Este libro lo atestigua.
Gracias de corazón por tu apoyo, por estar allí ese día y siempre, ayudándome a caminar sin tropezar y por compartir con tu gente este momento tan importante para mí. No quiero morir de éxito, jejejej. Tan solo, quiero ser luz para ti y continuar buscando motivos para que sonrías.
Viajaba buscando la belleza sin par. Viajé por el mundo en su persecución. Lo hice y la encontré, no no, en lugares remotos, si no a mi lado. La belleza simpar se encuentra en tu felicidad.
Un abrazo agradecido.

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jueves, 29 de enero de 2015

Huellas



Buena tarde de jueves.
Como corresponde, aquí mi nuevo esbozo poético.
Que te haga soñar.
Un abrazo.

Huellas

Mi alma es un campo nevado.
Nieve blanca
De blanca calma.
Campo nevado, nunca hollado.

Mi alma es una playa desierta.
Arena fina
De fina ruina.
Playa desierta que nunca, al mar, despierta.

¿Podrá alguien dejar huella
En mi campo nevado?
¿Querrá alguien ser huella
En mi playa desierta?

Una huella.
Un profundo beso de labios de mujer apasionada,
Una burbujeante sonrisa de pícara mirada,
Un dulce perfume de flor  soñada,
Una tenue caricia  de brisa sosegada.
Tu huella.

¿Querrás ser para mí
Beso y sonrisa?
¿Podrá ser que seas para mí
Perfume y caricia?

La noche deja de ser negra
Porque las estrellas dejan su huella.
La nada deja de ser nada
Porque todo es tu mirada.

Las yemas de tus dedos,
Posadas en mis resecos labios.
Las palmas de tus manos,
Abriendo mis ciegos ojos.

Yemas de tus manos,
En mis ciegos ojos.
Dedos de tus manos,
En mis resecos labios.
Huellas.





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lunes, 26 de enero de 2015

"Lo que el hielo atrapa" de Bruno Nievas



Lunes de libros

Tercer lunes en que recomiendo el libro de la semana. En esta ocasión se trata de una epopeya novelada. Aventuras en la Antártida, peligros y arrojo por llegar a la meta.
Aquí los datos:
“Lo que el hielo atrapa” de Bruno Nievas
Ediciones B, 2015 - 456 págs.
Londres, agosto de 1914. Ernest Shackleton, tras haber fracasado en su intento de alcanzar el Polo Sur en dos ocasiones, intenta reunir fondos para llevar a cabo la única gesta que queda por realizar: atravesar la Antártida. Sin embargo, los rumores de guerra son inequívocos y la expedición parece condenada antes de partir. No lejos de su despacho, en el East End, Zara Foley trata de ocultarse. Un acto terrible e imperdonable la persigue, junto a toda la policía de Londres. Huyendo de la miseria, el hambre y el cadalso, se da de bruces con Shackleton… y con una posible escapatoria a la horca.
Lo que el hielo atrapa es una novela de aventuras que traslada al lector del Londres de inicios del siglo XX a la Antártida, a bordo de la última gran expedición romántica del hombre, y en la que algunos de sus participantes encontraron algo más que a sí mismos.
Y ahora su vídeo promocional. Espero que esté bien ya que yo no lo sé. Simplemente al reproducirlo, escucho la música. Se admite la descripción, jejejej.
https://www.youtube.com/watch?v=CtzUdVfR5mQ  

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domingo, 25 de enero de 2015

El coleccionista de cajas de cerillas



Buena noche de domingo.
Con mi cuento de hoy te deseo una muy feliz semana, semana que acaba con la cuesta de enero llegando a su cúspide.
Que estés bien.
Un abrazo.

El coleccionista de cajas de cerillas

Manuel Piquer es un anodino funcionario de la vieja escuela, de los que llevó quevedos y manguitos y apuntaban todo en libros de cuentas con esmerada caligrafía. No se adapta a los nuevos tiempos y tan solo espera el momento de la jubilación para dedicarse a lo que más le ha gustado siempre: coleccionar cajas de cerillas.
Las tiene recogidas de los más insospechados lugares y con los motivos más diversos.
Con su vocación por el orden, conserva sus tesoros con meticulosa precisión. Cada caja de cerillas lleva aneja una detallada ficha que recoge datos de dónde la adquirió, fechas y descripción de lo que significa.
Desde la que encontrara en la taquilla de la tour Eiffel el 3 de abril de 1988, la que robó en el bar del hotel Ritz de Madrid el 6 de marzo de 2012 o en la Pizzería Rialto de Venecia el 25 de julio de 2013. No faltan, tampoco,  las más próximas, como las del bar de turno en el que cada día toma su cafelito con churros o las del estanco ubicado en la calle del Ministerio.
Sus colegas de oficina, conocedores de su afición, le han ido trayendo también cajas. De tal manera que se dice que posee la nada despreciable cifra de veintitrés mil setecientas doce cajas y que su aspiración es alcanzar las veinticinco mil pasando, con ello, a formar parte del libro Guiness.
Ha sido objeto de burlas por esa manía, aunque también de curiosidad habiéndosele sugerido, incluso, que organizara una exposición o las cediera a algún museo de la Ciencia.
Y es que por los tamaños y formatos de las cajas, como por los motivos que las adornan constituyen todo un recorrido gráfico por la pequeña historia del siglo XX.
Cada vez le resulta más difícil encontrar nuevos modelos porque han sido derrotadas por el mechero además de que, con el descenso de fumadores y la popularización de las vitrocerámicas eléctricas en los hogares, se ha reducido notablemente su producción y esmero en el diseño.
Este es Manuel Piquer, el que un martes de octubre no acudió al trabajo, como lo hiciera durante los treinta años anteriores y que cuando fueron a su casa en su búsqueda, ya que no contestaba al teléfono, se lo encontraron muerto, en medio de un charco de sangre y un olor a fósforo insufrible.
Y es que, los miles y miles de fósforos que el asesino había desparramado en su derredor, casi lo enterraban.
De las cajas, la mayoría están rotas o han desaparecido.
  ¿Qué ha podido suceder? ¿Quién podría haberse interesado hasta el punto de matar por alguien tan anónimo y discreto como siempre lo fue el pobre Manuel Piquer?
La investigación del crimen correrá a cargo de la agente Ana Galán, una joven pero brillante detective de homicidios que, a cambio del muerto, es la representación neta de la modernidad, con su ordenador portátil siempre bajo el brazo, con sus métodos científicos y su perseverancia basada en el análisis parametrizado de los datos.
Y semejante análisis, pocos días después, le mostrarán a la detective Galán que hay un descuadre entre las fichas y las cajas de cerillas de las que conservaba el muerto.
Han desaparecido, misteriosamente, todas aquéllas que hicieran referencia, de una manera u otra, a temas satánicos. La numerada con el 666, la que debiera tener la Fuente del Angel Caído, o la que alude a Fausto.
Y es que las fichas sí están todas, conforme al inventario catalográfico que se contenía en la caja fuerte.
¿Qué había pretendido el asesino al hacerse con ellas? ¿Sería, acaso, que alguien había querido apoderarse de todas las referencias demoniacas?
Pero algo más había sucedido en torno al tiempo de la muerte del coleccionista. Una vieja librería de viejo, llamada Satanás había sufrido un pavoroso incendio la misma tarde en que falleció Manuel Piquer.
La sorpresa fue mayor cuando, al analizar cuál había sido la causa del fuego, se descubrió que el incendio se había prendido con cerillas.
La conexión es indudable. Ahora el problema estriba en dar con el culpable.
A Galán se le ocurre algo. Haría que fuera entrevistada en el programa de mayor audiencia televisiva la última cerillera de Lavapiés, toda una institución en el Madrid costumbrista, lo poco que quedaba de aquello que retrataron la zarzuela y los escritores del siglo XIX.
María Felisa López se niega a jubilarse, a pesar de lo mal que está todo. Sigue desplazándose a los teatros de la Gran Vía con su cargamento. Es una estampa que, unida a algún limpiabotas, dan color a la modernidad.
 La entrevista destacará que Felisa es la poseedora de cajas de cerillas más brillante de la ciudad, enseñando algunos ejemplares muyh oportunos para semejante caso. El cebo se lanzará la noche del viernes y espera, si sus dotes no la traicionan, que el pez lo muerda en muy poco tiempo.
Galán cree que la cerillera no se echará atrás, siendo como es mujer de rompe y rasga, de las típicas manolas de la Villa y Corte. Además, estará vigilada física y electrónicamente de forma permanente.
Así es, Felisa no se ha arrugado ante el riesgo. No podría haberlo hecho siendo por la causa que era. Y es que ella siempre quiso, en secreto, al bueno del señor Manuel. Tan educado y galante, tan fino y discreto, tan cumplidor. Su mejor y mayor cliente.
En la furgoneta aparcada en la calle San Bernardo la detective escruta el monitor a la espera del sospechoso que la haga ponerse en marcha. Todo está dispuesto.
Durante la primera fase, la de la entrada al musical, nada sucede. Poco antes de las doce de la noche, en medio de la luna llena y el reflejo de los carteles luminosos de la Avenida, cree que sí tendrán su oportunidad.
Ana galán y su equipo permanecen en máxima alerta. No pueden fallar, no lo pueden dejar escapar. Todo apunta a que el asesino está loco y, por tanto, puede no ser la última vez que actúe.
-Ahí está.
-¿Está segura, jefa?
-Sin ninguna duda. No pega nada que alguien salga embozado con capa negra en medio de esta noche primaveral. Pongámonos en marcha. Avise al resto del equipo, que no le pierdan de vista y que se acerquen a la cerillera.
-A la orden, jefa.
-¡Vamos, corran! ¡Que no escape!
Ana Galán se interpone entre sus hombres y el embozado. Le da el alto. No se detiene. Le dispara. Ella es la mejor tiradora de la Unidad y no puede fallar. ¿No puede?
El hombre, vuelve el rostro al tiempo que se quita la capa agujereada y entonces el tiempo parece detenerse, el frío hiela el ánimo de todos.
El hombre no tiene rostro, el hombre sale volando. El hombre no es un hombre, ¡es un demonio!
Felisa ha perdido el sentido y el ambiente se ha cargado con un hedor fétido a azufre.
Ana galán y su equipo no pueden creer lo que acaban de presenciar. ¡Un demonio que sale volando! ¿Quién podrá creerlo? ¿Quién podría haberlo creído?
   

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