miércoles, 31 de diciembre de 2014

Feliz 2015

con la buena mesa del fondo y la ilusión por bandera. Que los sueños no te abandonen y Abant que tu camino sea prometedor de experiencias y momentos compartidos.

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martes, 23 de diciembre de 2014

Diálogo satírico navideño



Buena noche…
Acaban mis escritos por este añ con el diálogo no sé si alegre del todo entre nuestros amigos la oruga y el ciempiés.
Nada se sabe de lo que les sucederá al año que vien, si sbevivirán o no, yo qué sé. ¿Se te ocurre algo a ti?
Cuidado con los excesos y los confictos y las mascotas.
Un abrazo navideño.

Diálogo satírico navideño

-Oru, ¿qué cenamos mañana?
-¿Mañana? ¿Qué vamos a cenar? Lo de cada día. Briznas de hierba a la fina corteza de chopo, regadas con babas de mosca.
-Es que el viento trae noticias de que los humanos andan de celebraciones y que lo tiran todo, hasta lo que no tienen.
-Ah, eso sí. Resulta que abortan con ligereza y celebran un nacimiento. Ellos siempre tan finos en sus actos. No tienen dónde caerse muertos pero levantarán manteles, vajillas y cristalerías para dar el gran banquete. Bueno, las levantan y luego se tiran los trastos, que mucho cenar y mucho celebrar, pero que necesitan recibir consejos para no aguar la reunión con el vinagre de la bronca y el cotorreo. Cómo son los humanos.
-Oru… cari… dame un besito…
-Qué besito ni qué piquito. No te lo mereces, ciempi. Que últimamente me tienes desatendida. No quisiste escucharme la pasada semana y ahora quieres que te piquee.
-Oruu, es que estuve…
-Sí, sí; excusas. Que te pegas todo el día sin dar pie al agua.
-Pero, oru, cariño. Cómo voy a dar pie al agua, si ni mis pies valen de nada, ni ha llovido hace mucho. Anda, dame un besito.
-Ay, ciempi. Cómo eres. Siempre me acabas convenciendo. Mucho que te cuente cosas de los humanos, que te dé besitos… pero, tú nunca me cuentas nada de ti ni de tu vida.
-Mi vida siempre fue muy arrastrada, cari. Hasta que me fabricaste el carricoche con las setas. Yo siempre fui el patoso de mi familia. Un ciempiés patoso, nada podía ser. Tan patoso era que acabé en paralítico. Y no es que yo no quisiera correr, pero me cansaba tanto siempre… total siempre había otros que llegaban antes que yo a la charca o a las fiestas. Y siempre eran otros los que se llevaban los arrumacos y los que servían para aparear. Hasta que no llegaste tú con tus chismes y tu compañía yo era un ciempiés tristón.
-¿Tristón? Que lo fuera yo… tan mona y tan estilosa y que acabara en cegarruta cagarruta… pero tú…
-Bueno, tristes los dos, alegres los dos. ¿Sabes qué me gustaría hacerte? Si recuperara la sensibilidad en mis pies, los pondría sobre tu cuerpecito y les daría calor a tus antenas para que brillaran.
-Ay… ciempi. Hip hip hip. Cómo eres.
-Y serías la envidia de las estrellas. Y saldrías en las postales.
-¡Humanos! Hipócritas, lameculos, egoístas, tacaños, fanfarrones, bocazas, avaros, cobardes y lujuriosos.
-¿Nada más?
-Mucho más. Tanto que a usted y a mí nos tienen aquí olvidados. Una oruga ciega y un ciempiés paralítico. Luego se dirán muy defensores de los animales y mascotas. Sí, ahora que están de celebraciones, pero ya llegará día en que, como a ti y como a mí, las abandonarán, cuando se cansen del juguete o tengan otro mejor. Y las tirarán en un ribazo o en una cuneta. Y…
-No me parecerá mal. Así tendremos compañía tú y yo. Aunque yo contigo tengo toda la que necesito.
-¿Uy, ¿qué se oye ahí abajo?
-¡Son unos camellos y unos renos! ¿Adónde irán? Déjame mirar. Uf, ya se fueron. Van muy deprisa. ¿Estarán haciendo alguna carrera? Ah, pero han dejado cosas a su paso. Si me ayudas, bajo y las cogemos.
-Serán regalos y cartas.
-Algo así parece.
-Baja entonces, ciempi. Baja y cógelo todo. Así cuando algún humano sufra porque a él no le llegó regalo alguno, seremos nosotros quienes lo tendremos. Hay sitio para guardarlo todo, ¿verdad?
-Bien colocado, como tú sabes colocar las cosas, habrá de sobra.
-Dime, dime. ¿Qué hay?
-Trastos inútiles de plástico. Chatarra. Un sombrero con bombilla, como si fuera una lámpara; un bolígrafo cohete sin tinta; un peluche de diseño, despeluchado… Mejor será leerlas cartas.
-Vamos que nada de todo esto nos va a servir. Tíralo todo que, encima, tropiezo y me deslomo.
-Creo que lo mejor será que llamemos al coro de las Chicharras Agarrás y que venga para armar la fiestuqui.
-Ciempi, ¿qué haremos tú y yo aquí solos en medio de esa noche de mañana?
-¿Qué habríamos de hacer? Querernos y achucharnos. Sé que al año que viene te transformarás en mariposa y me dejarás para volar siguiendo a tu hermana. Así que mientras aún, puedas, dame besitos sobre hojuelas.
-Hojuelas con muelas. Nunca podré marcharme por muy mariposa que sea siendo ciega… adónde iría.-Seguro que encuentras una hoja voladora que te lleve lejos.
-Ya, y tú encontrarás una lanzadera que te catapulte lejos de aquí.
-Oru… te quiero.
-Ciempi… te quiero.      

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lunes, 22 de diciembre de 2014

Balance año 2014: avanzando por el camino de la vida



Y mientras muchos celebramos hoy que tenemos salud ya que no millones de euros gracias a la lotería, como cada año, permíteme que comparta contigo un breve balance de este año que acaba. Como siempre no lo hago con ánimo pretencioso, si no con el de agradecerte que tú hayas sido protagonista principal de todo esto y animarte a que tengas la certeza de que se pueden alcanzar los sueños con empeño, apoyo y constancia. Anímate que “tú puedes, tú lo vales y lo sé de buena tinta: lo vas a conseguir.”

Año éste 2014, muy intenso en emociones y claroscuros. Año de objetivos cumplidos pero también de incumplidos. Año de salud para mí y mis seres más cercanos aunque también los hospitales hayan tenido que ver en él. Mis padres superaron con bien las intervenciones a las que fueron sometidos y continúan fuertes dándome su luz y entrega sin límites.
No pueden decir lo mismo otras personas que vieron cómo sus seres queridos partían al País de los Sueños. Personas queridas por mí y personas mediáticas y de relevancia social. Ya sabes… la duquesa de Alba, Emilio Botín, Lauren bacall o Paco de Lucía.
Año de renuncias a eso de colaborar como voluntario en Cáritas tras meses en 2013 de reuniones, y a aprender a nadar después de haberlo intentado fines de semana sí, fines de semana, no. Se ve que uno es de secano. Dos renuncias éstas en las que puse, corazón y voluntad, pero a las que hube de decir no para seguir avanzando en otros retos. Tampoco pude cumplir aquello de reencontrarme con mis queridos amigos barceloneses aunque sí me encontré con nuevas gentes que se fijaron en mí dándome su confianza..
Mantengo intacta la ilusión en soñar con aportar mi valer, después de haber tenido que asumir, otra vez más,  por la vía de los hechos que continúo sin tener la varita mágica que solucione los problemas y tristezas de quien camina junto amí.
Pero sí, he seguido caminando y, paso a paso, llegué a Santiago de Compostela en pos de la tumba del Apóstol. Un sueño largamente perseguido, éste de disponer de la compostela que lo acreditara y que, sorprendentemente, me dejó un oscuro vacío físico y emocional que hube de llenar gracias a las manos de quienes me sostienen cada día y a eso de escribir.
Y escribir, mucho escribí. Tanto que, al fin, vio la luz mi segundo libro. Y horas y horas de sentarme ante este teclado para proyectar mis emociones, fantasías, reflexiones y creaciones.
Ha habido momentos inolvidables a lo largo de este año. Momentos con nombre de encuentros y regalos. Encuentros inesperados y regalos increíbles. Encuentros con el hilo conductor del viajero que yendo a Sepúlveda se trajo la amistad de Inma y Susana o que yendo a Zaragoza recuperó tiempos pasados de complicidad y viajes. Regalos con nombre de concierto musical, ramo de flores, cuerno de corzo y llavero sorianos que constituyen símbolos preciosos de la máxima categoría, la de quien me los hizo.
Aunque también querría que hubiera momentos para olvidar, pero que no olvido.
Viajes a Murcia y Bilbao, a Burgo de Osma y Esquivias, a León y Gran Canaria, a Estocolmo, en fin…
Días de aprendizaje y tareas nuevas recuperando mi vocación catalográfica e impartiendo charlas ante niños y mayores en torno a los grandes beneficios que aporta esa barandilla en la que apoyarse para ver el mundo que es la lectura, en todos los formatos posibles, aunque eso sí, manteniendo el braille como señera. Lectura que vio su punto álgido con la conmemoración del centenario de la publicación de “Platero y yo”, pero en la que no falté a clubs literarios y conferencias, además de visitar la biblioteca Nacional.
Año de claroscuros, sí. Año, a pesar de todo, en que he llegado a su fin con la guinda de lo vivido este pasado sábado y que se completó el domingo con un renovador paseo por el campo en medio de un sol radiante, impropio de la estación en que nos encontramos.
No dejé pasar la oportunidad de dar color cuando pude, como al asistir al espectáculo de magia a cargo de Juan Tamariz, al empuñar la dalla de siega en mi pueblo o al protagonizar un cameo de “actor de pro” jajajajaj, colaborando en la grabación de un spot sobre turismo accesible, que espero no tarde mucho en presentarse.
Sin duda que ha habido errores y renuncias, pero pueden más los momentos de luz que he tenido el lujo de experimentar gracias a quienes me apoyáis. Como siempre suelo decir, “sin apoyo, uno no es que no sea nada, pero es muy poco.”
¿Y 2015? Ese año que tendrá número de niña bonita como esa niña Lena a la que le escribí su cuento el otro día o aquella Miryam que me guiaba en Pilar de la Horadada, traerá realidades, pero también sueños.
Las realidades se verán en la meta del próximo diciembre, sabido es que no tengo tampoco una bola de cristal a la que mirar con ese ojo de ciego tan curioso, pero los sueños sí puedo decirte alguno: renovar el blog en cuanto a apariencia y utilidades, que 7 años son ya bastantes como para darle un empujón (veremos quién encuentro para que se lo dé, aunque algo ya voy mirando); viajar a Cádiz, lugar de gracia sim par e Historia que encontrar; avanzar en dos proyectos literarios que ahora son embriones: un poemario de nombre “Encrucijadas” y un libro para jóvenes con aventuras y moralejas, de nombre “La sombra de los días”; . Y claro, como siempre, aprovechar cuantas oportunidades tenga de aprender, ayudar a los demás, dar luz y ser testimonio, viajar y sentir. “Mis pequeñas odiseas deberán crecer y rodar en presentaciones y eventos, claro. Y mantener la sed por experimentar sensaciones en plenitud, pero sin riesgo… ¿visitar un submarino o un navegar en barco de vela? Yo qué sé… Pero más allá de todos estos sueños, mi sueño principal es que no te pierda, que sigas alentándome en busca de ese calor humano del que mi primo Alejandro habla en la presentación de las odiseas.
Acabo, cómo no, con una frase. Una del genial Leonardo da Vinci, cuya semblanza estoy recordando a través de una fantástica novela: “Matar a Leonardo” de Christian gálvez: “las grandes obras las comienzan los genios pero las acaban los trabajadores.” Creo que tiene mucha miga.
Un abrazo cargado de gratitud y una sonrisa que te alegre los días. Va por ti.



      

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domingo, 21 de diciembre de 2014

Cuento para Lena



Buena noche navideña:
Por aquello de las fechas en que nos encontramos y porque ayer cumplió 8 años una niña especial, quiero compartir contigo el cuento que quise escribirle a modo de regalo de cumpleaños. Espero le gustara, espero te guste.
En enero le pediré a la musa que continúe inspirándome historias en mis domingos solitarios para escribirlas en tu compañía.
Un abrazo.

El cuento de la niña que encontró el bosque de las palabras

Había una vez, hace muchos años, un pueblo en el que todos hablaban a la vez y nadie se entendía, por eso. Tanto y tantos hablaban que llegó el viento y se llevó las palabras, molesto por semejante barullo y jaleo.
Desde ese día en aquel pueblo nadie hablaba ni escribía. Se les había olvidado hablar y escribir. Todo era muy aburrido. Por muchos gestos y cucamonas que hicieran la gente cada vez estaba más aislada y sola.
Entonces nació Lena, una niña preciosa y muy buena. Iba creciendo en ese ambiente de mudos y hojas en blanco. No sabía lo que eran los cuentos ni las historias bonitas. Fue creciendo y como se aburría mucho, le gustaba pasear por los alrededores, cerca del riachuelo o el parque.
Se sentaba en las piedras de la ribera y en los bancos, y soñaba cómo serían otros mundos y otros lugares. Dejaba vagar su mirada y su imaginación. Escuchaba y sabía oír los trinos de los pájaros, el siseo de las hojas y el rumor del agua o la brisa.
Tan buena y aplicada era Lena, tan querida por sus papás y abuelos, que un día el viento quiso sentarse a su lado.
¿El viento? Cómo podía suceder tal cosa. Es que el duende del viento se había enamorado de la chiquilla y le pidió a su hermana, la brisa, que le hablara.
Y Lena, que tan bien sabía escuchar, oyó a la brisa que le decía:
-Niña Lena, ¿sabes una cosa? Hay un bosque en el que los árboles no son árboles, son palabras. Palabras grandes como el roble, frondosas como el castaño, dulces como el ciruelo, estiradas como el ciprés, coloridas como el limonero… Allí fueron cuando mi hermano el viento se las llevó de este pueblo porque sus habitantes no sabían amarlas. Tú no las has conocido, no sabes cómo es su sonido ni lo que en ellas se encierra. Pero mi hermano el viento, que te quiere mucho me ha pedido que te conduzca hasta él. Si quieres venir yo te llevaré, pero habrás de prometerme una cosa… no deberás dejar de escuchar como lo has hecho siempre. Si vuelves a caer en el pecado de hablar y hablar sin escuchar, te olvidarás de ese bosque y te pasará lo mismo que a tus amiguitos de aquí.
-Vale. Así lo haré, pero querría pedirle algo.
-¿Qué? Dime.
-Que cuando vaya a ese bosque tan grande, me deje coger dos arbolitos pequeños, dos ramitas aunque sea, para regalárselas a mis papás, a los que quiero mucho.
-Ummm, vale. Ellos creerán que son árboles, aunque sentirán en su interior, como un eco antiguo, las dos palabras que elijas.
Y Lena se montó en las alas de la brisa. Y voló por entre las nubes, cruzándose con una increíble mariposa de colores y con el arcoiris y con aviones de papel y llegaron al bosque.
Era un bosque enooorme, que visto desde arriba semejaba un libro con sus tapas de corteza y sus frases entrelazadas como por lianas.
Y Lena aterrizó en un sendero precioso, lleno de sombra y calorcito, alfombrado de musgo y tierra esponjosa. Y comenzó a escuchar…
Primero se oía una cascada atronadora, luego un concierto de pájaros y luego… algo que nunca había oído…
-“Ilusión, niña, sonrisa, sorpresa, paz, manos, corazón, amigo, ven, abrazo, amor…
Lena no sabía dónde mirar. Cómo le gustaban esos sonidos que eran las palabras. Sabía que tenía que regresar a casa para que sus papás no se preocuparan ante su ausencia.
Y llamó a la brisa y al viento y al duende. Y cuando sus pies se elevaban de aquel suelo increíble, se acordó de buscar las dos palabras para sus papás. ¿Cuáles crees que elegiría?
Cuando era ya hora de cenar Lena entró a la cocina de su casa y les hizo entrega, a su mamá de una flor de Navidad, era la palabra “Te”, y a su papá, el brote de un cerezo, era la palabra “quiero”. Y papá y mamá juntaron los dos regalos y en su corazón escucharon un eco lejano de dos palabras olvidadas… “Te quiero” y las plantaron y regaron y vieron crecer a lo largo de los años.
Y Lena creció y se hizo mayor y se convirtió en la mejor escritora porque no dejó de escuchar y, por eso, no olvidó que un lejano día visitó, gracias a las alas de la brisa y al amor del duende del viento, el bosque de las palabras.
      

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sábado, 20 de diciembre de 2014

Quise y lo conseguí: así comienza mi Navidad 2014



Mientras este sábado, es para much@s un día de preparativos y citas navideñas, yo no he querido ser menos y he tenido la satisfacción de hacer algo de eso que tanto me emociona: sentirme tratado no como uno más, si no ser acogido como al que más y ser capaz de atreverme a llegar a la meta, por difícil o imposible que pueda parecer.
Al compartirlo contigo, no espero ser pretencioso ni dar envidia, simplemente deseo que tú también quieras y lo consigas, sea lo que sea que te haga sentir bien.
Empezaba la mañana haciendo la compra de productos ricos en mi supermercado de siempre, el Condis, una gran superficie comercial en la que ya me conocen y saben cómo ayudarme. Llego a la zona de cajas, me ven, me buscan a una de las chicas que hay disponibles. No ha faltado el surtido navideño y el salmón para ponerlo en bocata con queso fresco, soberbio. Me ha tocado como ayuda Ainhoa, una de mis favoritas, simpática y siempre bien dispuesta a ponerme fácil el acto de comprar. Al ir a pagar me he encontrado con que la cajera tenía discapacidad, he intuido que debía ser Síndrome de Down, lo cual me ha encantado y lo ha hecho genial, como no puede ser de otra manera. Así me gusta, que se dé oportunidades.
Después de desayunar en casa, me he dirigido a entregarles mi libro a mis amigas Cristina y Sofía de la Cadena COPE que, en pleno programa, han querido hacerme un huequecito para recibirme, desearme feliz Navidad y hacerme un regalo chulo chulo, el libro de un viaje a Calcuta de una compañera suya, y una foto que han querido compartir en su muro de Facebook. Segundo triunfo.
Después, ya que estaba por allí, me ha dado la turuntela de atreverme a querer visitar, por qué no, el belén napolitano que se expone en el Ayuntamiento, antiguo Palacio de Comunicaciones. Lo veía difícil, habría mucha gente, no daría con el sitio, no me lo enseñarían, pero… si no lo intentas nunca sabes si… Y sí, ha sido que sí. Alguien me ha llevado hasta la puerta, pasando la cola, ha preguntado al vigilante y éste me ha llevado hasta la sala. En ésta, han buscado a una de las chicas que allí había como apoyo y, cogido de su brazo, me ha ido describiendo el belén, con sus diversas imágenes en forma de figuras detalladas al máximo en colorido, detalles y figuración. Lidia, que así se llamaba, iba algo preocupada porque era la primera vez que lo hacía, pero ha sido genial. Tanto que me ha hecho otra fotito con mi móvil como recuerdo. Una pena que no haya podido tocar, siquiera una de las figuras, pero allí he estado. Tercer triunfo.
Y por último, la guinda la han puesto Eli y Mar, amigas hasta hoy virtuales  con las que me había citado (cita a ciegas, jajajajaj) en el Café Comercial, uno de los clásicos de Madrid para ponernos voz y regalarles también mi libro, siendo que su fantástico blog, La gran escapada,  aparece en la crónica de Estocolmo. Ha sido mágico. Hemos tomado un cafecito y nos hemos contado algo de esa pasión viajera que nos une, ese espíritu aventurero que nos lleva a descubrir nuevos lugares. Al despedirnos, después de la inevitable foto de rigor, jejejej, he querido expresarles lo que sentía con esta frase, que también a ti te cito: “Gracias por este regalo que me acabáis de hacer: el de la amistad y el cariño. Los regalos que se pueden comprar, tan solo son regalos. Los que no, en cambio, son también regalos, pero tienen la categoría de especiales, como vosotras, como tú”. Cuarto triunfo.
En fin, un día redondo. Por cierto, que ahora que lo escribo me ruboriza pensar que me he dado el gustazo de experimentar todo esto juntándome a todas ellas chicas. Los besos de Ainhoa, Sofía, Mar y Eli, me han dejado las mejillas con un brillo increíble. Jejejej. A qué negarlo. Se me han hecho los ojos chiribitas. Jejeje. Qué tío, qué cegato tan chalado pero siempre tan querido y bien acompañado.
Gracias, gracias, gracias, gracias a las cuatro por sus besos que eran el reflejo de sus ojos de simpáticas soñadoras. Gracias a la cajera del Condis por su buen trabajo y gracias a Lidia por salir tan airosa de ese reto de describirme el belén.
Ala, y eso que no quería dar envidia… jajajajajjaja. Pues si llego a querer darla… jajajajajjaja.
Alguien dirá… ¿es que a este tío no se le pone nada por delante? A lo que yo le responderé que no, siempre que haya dispuesto alguien, mejor que sea chica, jejeje, a ayudarme a hacerlo.
Otra vez más… ¡¡¡’feliz Navidad no solo en estos días, si no en todo el año!!
Un abrazo satisfechón.
       

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jueves, 18 de diciembre de 2014

Haikus navideños



Buena tarde de jueves:
Entre la pléyade de felicitaciones navideñas del más variado pelaje y estilo, más o menos, prefabricadas, vayan para ti estos humildes haikus que son poco, pero que mucho quieren transmitir: mis mejores deseos para ti y los tuyos de que cada día haya un poco de Navidad en tu vida.
Un abrazo navideño, con muchos colores y luces, dulces y regalos, de ésos que son eternos, sin tiempo.

Haikus navideños

Acebos verdes
Adornan tus hogares
En navidades.

Luces y fiesta,
Ilusión que despierta,
Abre tu puerta.

Diciembre en ti,
Turrones y confeti,
Mis manos para ti.

Mi villancico,
Cantar, quiere bajico
Un pajarico.

Sueña y ríe,
Tu alma se gloríe,
Tu paz porfíe.

Zambombas tocan,
Las campanillas suenan,
Tus penas, sanan.

Crece, diversión
En el tuyo corazón
Lumbre y pasión.

Mi lotería,
Sueños y fantasía,
Tu alegría.

Tu felicidad
Auguro por tu bondad,
Genio y verdad.

Nieve y musgo,
Hada, duende y trasgo.
En mi hogar, tú.

Tu prosperidad,
Dicha y serenidad,
Por ellas, brindad.




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