viernes, 23 de diciembre de 2011

2011: hago balance



Finaliza 2011 y yo, hoy como tantas otras personas, me dispongo a pasar unos días en compañía de mi familia, en tierras del Ebro.

Pero dejadme que antes comparta mi balance de lo cumplido en este año, otro año de enriquecimiento personal, de aprendizaje, de plenitud, otro buen año. Y que yo pueda afirmar esto, en momentos de crisis (económica y de valores) hace que me sienta tremendamente privilegiado.

Y es que, así lo creo. He dejado mi huella, mi mayor satisfacción, al haber mostrado que la discapacidad no impide realizarse, caminar hacia delante, soñar. Lo hice ante los niños del colegio conquense de Villamayor de Santiago, ante quienes visitaron el bosque de Valsaín, en la universidad complutense o ante una tía a la que la ceguera de su sobrino de 9 meses, llevaron a pedir ayuda,querer saber.

Me he sentido emocionado al estar allí, en la Jornada Mundial de la Juventud con Benedicto XVI, plantando encinas en la Casa de Campo o en los actos de la Fundación alaine que tanto hace por ayudar a que los niños de Africa puedan tener un futuro y sonrían esperanzados.

Soy más rico porque, además de mantener la amistad de quienes en 2010 ya estaban a mi lado, he tenido el lujo de que más buenas personas depositen su afecto, incluso su admiración, sobre mí, qué gozada. Todos lo sabéis, ya lo dije en mi felicitación navideña: “seguid ahí, sois muy importantes para mí”.

Mi trabajo continúa dándome la oportunidad de que pueda aportar lo mejor de mí para que otros ciegos puedan acercarse al mundo de la lectura y el braille a través de la revista bibliográfica que elaboro mensualmente o del taller de lectura que coordino.

He viajado, cómo no. Y eso que digo que soy “homo viajerus frustratus”. Alguien me dice, “pues si no lo llegas a ser…” Conocer Lisboa, Estambul, Cáceres, Úbeda, Gerona y Córdoba, además de volver a visitar Ciudad Rodrigo, La Rioja y Barcelona. Ahí es nada. Que no se diga que el no ver equivale a quedarse en casa.

He seguido alimentando tiflohomero, haciendo que creciera, tratando de hacer de él una ventana a través de la cual, quienes lo visiten, vean mi cotidianeidad, mis reflexiones o mis deseos de ayudar a que este mundo sea un hogar un poquito más cálido. 142 han sido las entradas / artículos que han hecho que así haya sido.

He sido agasajado con sorpresas que me han hecho feliz, como aquel regalo de cumpleaños en forma de viaje, mi participación en la gala de la ilusión a cuenta de los actos del 11 del 11 del 11 o esas galletas cocinadas para mí, hechas para mí, dulces que son símbolos de entrega y generosidad.

He aprendido a manejar y he renovado aparatos que me ayudan a alcanzar ese afán mío por la normalización, desde un nuevo teléfono móvil con el que además de mensajear y llamar, hago fotos, el frigorífico, una nueva televisión, un nuevo reloj al que tocar sus agujas para saber la hora que marca como lo haríais cualquiera de vosotros. La tecnología es muy importante para los ciegos al darnos la posibilidad de minimizar la discapacidad, qué lástima que no se termine por asumir que la accesibilidad no está reñida con el diseño y que beneficia a todos, no sólo a unos pocos.

¿Y de mis cuentos, no voy a decir nada? Claro que sí. Sin apenas darme cuenta fui creando uno cada domingo, tratando de transmitir luz, optimismo y vivencias. Me parece increíble haber alcanzado este ritmo y que además tenga tantos y tantas fans. Es una pasada. ¿Se convertirán alguna vez en el contenido de un libro?

Pero además de todo esto, que es mucho, me parece mentira tantas andanzas, he visto como mis padres, mi hermano, mi cuñada, mis sobrinas siguen ahí, regalándome su ejemplo, siendo un lujo, el mejor de los premios con que nadie pueda soñar.

Para éstos, para vosotras y vosotros vaya mi más sentido agradecimiento y ojalá que sea digno de tanta confianza y apoyo.

Una persona discapacitada dijo el otro día una frase que yo hago mía: “ante el fragor de la tormenta, uno puede huir o sentir miedo. Yo elijo bailar bajo la lluvia y sentir la intensidad de los fenómenos que desata”.

Una vez más… ¡¡Felices fiestas, disfrutad, lo merecéis!!

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martes, 20 de diciembre de 2011

Mi personal felicitación navideña 2011

Sí, lo sé. Es cierto,es tiempo de felicitar y felicitarse, de transmitir hermosas palabras y bonitas composiciones gráficas cargadas de buenos deseos e intenciones.

Yo también quiero sumarme a esa tradición hecha ley y escribirte, pero pretendo hacerlo de una forma personal, propia.

Cuando acaba un año que, para mí, tiene nombre de ilusión y acogida, cuando el entorno se ha vestido de luces y colores navideñas, cuando especialmente se deben buscar momentos para compartir, yo quiero brindar por ti y los tuyos.

Alzo mi copa de la gratitud y la sonrisa cálida por tantas veces como me enseñas el camino a seguir, un camino de complicidad y afecto; por hacer que no me venza la pereza o el desaliento, el deseo de renunciar; por regalarme el calor de tu confianza y espera; y por tantas veces como me animas y muestras que soy un privilegiado al contar con tu atención y amistad sincera.

Y brindo por tu felicidad, porque yo pueda darte algo de lo que tú me das, porque la magia tenga siempre hueco en tu corazón y porque sigas estando ahí,a mi lado. ¡Eres muy importante para mí!

Que 2012 siga dejándome alegrarte tu tiempo a través de mis cuentos y acciones, que te traiga muchas de esas pequeñas cosas que hacen que la vida sea una aventura plena y dichosa, y que sientas la necesidad de mirar la belleza que hay en ella.

Sí, es Navidad. Debe ser tiempo de esperanza, de proyectos, de satisfacciones, de encuentros, de sorpresas, de luz.

Que cuando te veas angustiado por la tempestad del miedo o el dolor, sepas que al menos, un rayito de sol cálido siempre aguarda al otro lado, un rayito de sol que tiene por nombre mi nombre, mi voluntad, mi comprensión y mi apoyo.

Pincha en este enlace, soy yo. Junto a los puntos mágicos del braille y a la música, va una pequeña historia que invita. Que te guste.

http://dl.dropbox.com/u/32747964/EL_ULTIMO_POLVORON_Cuento_de_Navidad.mp3

¡¡FELIZ NAVIDAD 2011 y POR UN 2012 PREÑADO DE AUTÉNTICA LUZ Y PLENITUD!!

Con mucho cariño.

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domingo, 18 de diciembre de 2011

La mujer que cantaba canciones tristes


Buenas noches:

Acaban, con ésta, las entregas cuentistas con las que cada domingo os saludo, al menos por este año. Gracias por estimularme a crearlas porque sé que las esperáis con tanta benevolencia que no os puedo fallar.

Ojalá que durante 2012 pueda seguir compartiendo más cuentos y que los apreciéis con el mismo cariño y agrado. Que sea digno de vuestra atención siempre tan fiel.

Un fuerte y apretado abrazo de gratitud por ello y por tantísimo más.

Un brindis por la imaginación y por la ilusión.

Gracias siempre.

Una mujer sube, como cada mañana, al vagón de Metro en que normalmente voy a trabajar. Yo qué sé cómo será su aspecto físico o su forma de vestir. Sólo sé que se acompaña de un pequeño órgano electrónico y que canta con sentimiento canciones tristes a cambio de unas monedas.

Supongo que muchos se sentirán molestos ante su presencia, imbuidos como van en su mundo de oídos, vendados con auriculares, que suenan a deseos de aislamiento o con sus lecturas. ¡estamos tan hartos de pedigüeños y profesionales del limosneo! ¡Qué poco nos importan!

Yo, a mi vez, he vuelto a detener, como así lo hago cada vez que me la encuentro, la trama del audiolibro con el que entretengo mi diario viaje para escucharla. No puedo evitar que me subyuguen sus melodías y lo rasgado de su voz. ¿Cómo resistirme a entregarle algún dinero? ¡Me parece tan poco lo que le doy como recompensa a su talento! ¿Y si le sonrío? Tal vez eso le resulte más reconfortante, que difiera de los donativos habituales.

Otro año estamos inmersos en las fiestas. ¿Habrá también, para ella, Navidad? Yo qué sé. Y el caso es que cuando le he tendido mi mano para ofrecerle mi mísero premio, he detectado un calor diferente en su palabra de agradecimiento y hasta me ha parecido notar un tenue roce de su mano en la mía.

-¿Cómo te llamas? Es que cantas tan bien.

-Me llamo Katia. Gracias.

-Cantas muy bien, pero es tan triste lo que cantas…

-¿Triste? No sé. Es lo que siento.

-¿Te bajas ya?

-Claro, necesito continuar mi camino.

-Tienes una voz muy bonita, con un acento diferente. ¿De dónde eres?

Siento que se marcha. ¿No me dirá nada más?

-Vengo de muy lejos, del Este, del país de las montañas y los bosques.

-¿Qué lugar es…?

Las puertas del vagón se han cerrado. Tal vez mañana quiera decirme algo más explícito.

Pero el mañana llega y ella no aparece. Ni tampoco pasado ni al otro.

Yo he fantaseado con que, a lo mejor, habrá encontrado un trabajo mejor o incluso con que habrá descubierto la oportunidad de ser, al fin, feliz, de que pueda mudar su música melancólica en tonadas alegres.

Pienso en cómo vivirá en esta ciudad, a veces, tan hostil, tan fría, en lo que dejaría en su pueblo, porque será de un pueblecito de cuento, en los seres que la echarán de menos, en sus sueños, en sus ilusiones.

Me imagino que, quizá, en su casa habrá puesto un pequeño belén porque si, ella también cree que Dios viene para iluminar nuestras vidas.

Y sí, estoy seguro de ello, también recibirá un regalito sorpresa en forma de osito de peluche que dará calor a su espíritu y mitigará la gelidez de su soledad.

¿Qué habrá sido de ella? ¿Le habrá sucedido algo?

Es sábado por la tarde. He quedado, a mi pesar, en una céntrica plaza repleta de ambientes y puestos que anuncian magia, Navidad. Digo que he quedado a mi pesar porque sé que va a estar de bote en bote y para mí es un agobio moverme por entornos masificados. Es que me desoriento y no es cuestión de ir dando palotazos de ciego cual apisonadora o equino de Atila.

Ya estoy cerca de la cita. Ya se oye el barullo de gentes que deambulan, de campanillas y villancicos, de bolsas de plástico, de compras.

Al doblar la penúltima esquina, oigo una voz que requiere atención. Pocos deben pararse ante la ingente multitud de reclamos que nos abordan por aquí y por allá. Yo también estoy a punto de ignorarla, pero algo me anima a escuchar. ¿Por qué? Si tanta prisa tengo, hace frío y estoy deseando llegar a la cafetería donde me esperan?

-¡Papá Noel, Papá Noel! ¡Venid, Papá Noel está aquí!

A alguien escucho decir que qué tontería es ésa, si ni es Nochebuena aún ni quien así se proclama tiene su pinta.

Está en un lugar discreto, casi escondido, paso a su lado, intuyo que debo detenerme, atender. Me giro.

-Hola, para ti también tengo un obsequio.

-¿Para mí? ¿Qué va a haber para un cegatón como yo?

A que es algún trasto inútil que no me servirá para nada y encima querrá que le dé dinero, otro más de tantos. En fin.

-Ten, es un disco. Un disco especial. En él se contiene una dedicatoria y la realización de un sueño. Es para ti, alguien quiere que lo aceptes. Escúchalo, guárdalo, atesóralo.

Qué será? Ya estoy ansioso de volver a casa para averiguarlo. Vaaya, lo meto en el bolsillo del abrigo y siento que algo ha cambiado. Llego enseguida, mi gente me saluda con afecto, me hacen hueco, charlamos, reímos, les cuento, me cuentan, disfrutamos. Pronto es la hora de volver, de desvelar el misterio.

¿Quién cantará en ese disco? Chan chan chanchán.

¡Es Katia! Tras un aluvión de aplausos y acordes de violines y trompetas habla:

-…Y para alguien especial. Para el señor aquél que cada mañana, cuando yo cantaba canciones tristes me regalaba su sonrisa de luz. Para aquel señor que, apoyado en su bastón blanco,me escuchó siempre.

La música de Puccini suena, es una ópera y ella canta, es la protagonista. Y parece que el escenario podría ser un gran teatro. ¡Qué portento! ¡Qué ilusión! Y, encima, acordarse de mí.

Mientras la noche invernal cae sobre mi derredor, una lagrimilla cálida quiere besar mi mejilla al tiempo que mi alma desea, sabe que lo logrará, mandarle su más emocionada señal de gozo.

Ahora sí que es verdad. Mientras Katia continúe envolviendo mi sala de estar con su voz, sabré que sí, ¡es Navidad!

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jueves, 15 de diciembre de 2011

Practicando senderismo: El Pardo 2011

Así es, el pasado sábado participé en otra jornada de senderismo, en esta ocasión combinada, además, con una parte cultural: visitaría el palacio de El Pardo.

Fuimos 20 ciegos y ciegas, acompañados de 3 monitores y la marcha fue de las fáciles y relajantes en medio de un entorno de encinas y bosque bajo, de caza mayor.

Como veréis, si pincháis en el enlace que os pongo, algunos de nosotros vamos cogidos a una barra. Esto es para guiarnos mejor ya que al tener su referencia podemos percibir los giros, cambios de nivel, etc. Muy útil en este tipo de actividad deportiva o incluso en montaña.

El ambiente, como siempre, estupendo y el tiempo tolerable.

Tras una suculenta comida en restaurante y todo, hicimos la visita cultural. Tuvimos ocasión de conocer la historia y personajes que lo han habitado,incluidas las dependencias que utilizara el general Franco como jefe de Estado. La guía que nos lo enseñó fue fantástica y se portaron muy bien al dejarnos tocar, desde la mesa de trabajo del Caudillo hasta tapices que visten las paredes.

Y nos enteramos de anécdotas como poder ver la primera tele que hubo en España (todo un armatoste) o el trasiego de muebles que se da cuando lo ocupan dignatarios de otros países.

Acabé un poco cansado, pero contento como siempre por disfrutar de la naturaleza y el buen ambiente. Y encima tuve el lujo de compartir andanzas y vivencias con mi amiga elena, otro motivo más para recordar la excursión campestre navideña.

Que os guste el pequeño vídeo que nos hicieron.


http://dl.dropbox.com/u/32747964/Video%20de%20el%20paso%20del%20grupo%20por%20la%20ribera.mp4

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martes, 13 de diciembre de 2011

Feliz día de la luz

Lo sé, cuando escribo estas líneas es aún de noche pero la noche sé que está también iluminada, iluminada por estrellas radiantes que sonríen a quien saben mirarlas con el corazón, carteles luminosos de colores y luces de Navidad.

Pero aún sé más. Sé que cuando amanezca dentro de unas horas, santa Lucía hará que vuestro día esté inundado, repleto, lleno de luz en forma de afectos sinceros, ilusión y esperanza cogida de la mano del humor.

Yo ya he experimentado todo esto hace un ratito al haber sido bendecido por la luz de unas gentes buenas que me han acogido, agasajado, arropado con su luz.

Y sé que otro año más, no importa que oficialmente ya lo celebrara, santa Lucía se hará cómplice mía y me hará saber que en mi corazón hay una luz que nunca se apagará, una luz con nombre de complicidad con todos quienes me regaláis vuestro cariño y aliento, de plenitud por tener una vida integrada y normalizada, y de ilusión por saber que puedo seguir superando y superándome.

También santa Lucía me traerá el recuerdo de aquellos que partieron al lugar de los sueños porque ellos viajan junto a ella, porque ellos son también luz para mí..

Y me traerá el orgullo de saber que hay alguien a quien, con mi actitud y sonrisa, hago un poquito más feliz, le aporto ese rayito de luz con que mi patrona,me obsequia para que yo,a mi vez, lo traslade a vosotras y vosotros que os cruzáis en mi diario caminar, que os encontráis conmigo.

Que sea fuente de luz para vosotras y vosotros, que tengáis un día de luz, un largo instante de magia.

¡¡FELIZ SANTA LUCÍA 2011!!

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domingo, 11 de diciembre de 2011

El campeón de ajedrez

Tras la celebración de santa Lucía, nuestra patrona, vaya aquí mi cuento semanal.

Que vosotras y vosotros alcancéis también el triunfo que merecéis en vuestra cotidianeidad.

Con cariño, ¡Feliz Santa Lucía!

Andrés de la torre y Rey, ahora don Andrés, de niño Andresín, supo, por fin, que había llegado su hora, el momento del triunfo, de la meta nunca imaginada. Y es que ese día recibiría el galardón de campeón mundial de ajedrez a ciegas. Sentiría que los fisher o Karpov se harían para él palpables, se le igualarían.

Tras horas y horas de adiestramientos, de aprender a moverse por el tablero con las manos, de buscar dónde ensamblar las piezas, de memorizar combinaciones de letras y números que designaban posiciones, de saber que las piezas negras se diferenciaban de las blancas por un punto que sobresalía en la parte superior de la figura, había logrado ser el mejor en eso de los enroques, mates y estrategias de salida y ataque.

El misterio se resolvía al fin. Y es que cuando, notó los primeros síntomas de ceguera, de camino al médico oculista, se topó con un curioso espectáculo. Un gordinflón charlatán anunciaba a voz en cuello el prodigio de su canario. Él, tan racional siempre, pensó que aquello eran papanatadas de ingenuos supersticiosos, hechos a los vaticinios de agoreros y gitanas. Y, sin embargo, no pudo escapar al destino. El simpar pajarillo se ocupaba de, con su pico, extraer de un cubo papelitos doblados con mensajes de porvenir, de futuro desvelado. Andrés quiso pasar de largo, pero el canario adivino le lanzó la bolita, sin él pedirlo y al caerle encima no tuvo mas remedio que pararse. En ella aparecía la figura de un rey negro tumbado, abatido, derrotado. ¿Qué significaría aquello? Él ni era rey, aunque sí de apellido materno, ni aspiraba a ninguna corona de las de sangre azul. Así quedó todo, se burló y avanzó. Bastante tenía con la zozobra de un diagnóstico que se intuía irremediable, inexorable.

Así fue. La ceguera se anunciaba inminente, irreversible, definitiva. ¿Qué hacer? ¿En qué quedarían sus sueños de emular a los grandes baloncestistas que, con sus triples, tapones y mates, emocionaban sus noches de televisión? ¿podrían los ciegos jugar a baloncesto? Seguro que no, ¿cómo iban a encestar sin ver? Sería de las primeras cosas que preguntaría al ir a la organización de ciegos a la que le recomendaron que acudiera lo antes posible.

Así lo hizo. Le hablaron de técnicas guía, de movilidad, de vida diaria y, cómo no, de actividades de ocio. Le informaron de que los ciegos participaban en algunos deportes, que lo podían hacer como mantenimiento o a nivel competitivo, que era muy necesaria su práctica para desarrollar el equilibrio, la superación y la orientación, que le invitaban a que se apuntase cuanto antes, que estaban inventadas técnicas para su disfrute, que no se preocupase, que podría integrarse. Le dieron un nombre: Pablo. Éste sería quien le daría todos los detalles.

-Buenas tardes, ¿eres nuevo, verdad? ¿Qué te gusta hacer?

-Pues, bueno, no diré a ver porque yo ya de ver, nada de nada.

-Bueno, nos entendemos. Dime, dime.

-yo querría… Seguro que es una tontería.

-¿Sí?

-practicar baloncesto. ¿A que sí, a que es una tontería?

-Hombre, tontería, tontería; no es. Pero al baloncesto no va a poder ser. Puedes hacer atletismo con guía, ciclismo en tándem, fútbol-sala con balón de cascabeles y hasta tiro con carabina, con sonido para que apuntes bien. Pero baloncesto, no. También está el ajedrez, que a lo mejor te vendría bien en estos momentos, además del gimnasio para que vayas poco a poco, o la piscina si quieres. Hay también senderismo y montañismo con barras direccionales que te ayudan y goal-bal, que tampoco está mal.

-No sé, probaré el gimnasio y el ajedrez.

Y un jueves de principios de trimestre, allá que se presentó con su chándal nuevo y sus buenos propósitos recién estrenados. Algo de duda también le acompañó en aquel su primer día. ¿Qué iba a poder hacer él si no era más que un pobre cegatón?

Y es que en los pocos meses que llevaba ejerciendo de ciego, había sido tanta la avalancha de noticias,

Propuestas y novedades que aún no le había dado tiempo a asimilar todo aquello que le iban contando unos y otras. Eso si, había descubierto que aun no viendo había quien no paraba de zascandilear de acá para allá. ¿Llegaría también para él el día en que sería capaz de hacerlo también? Lo dudaba, aunque quién sabía.

Y desde aquellos lejanos, y traumáticos, inicios llegaba este momento de gloria. Los medios de comunicación difundieron la noticia: por fin España iba a gozar de un campeón mundial de ajedrez, toda una proeza. ¿Qué importaba que fuese ciego el protagonista? La hazaña era memorable y pasaría a los anales del deporte patrio.

Y Andrés, don Andrés, se sintió feliz, pleno. Aquel último movimiento en que dio jaque mate al rey negro constituyó, para él, la más increíble e inverosímil de las jugadas que ninguno de los grandes baloncestistas lograría jamás.

Dos sonoros besos y el roce de una sedosa melena de mujer le confirmaron en esa idea. ¡Era el campeón! ¡Lo había logrado! Guuuaaauuuuuuu

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jueves, 8 de diciembre de 2011

Hoy empieza mi Navidad

Sí, hoy quiero que empiece mi Navidad, quiero que mi mundo se vista de Navidad, mi gente, mi casa, mi alma.

Mientras recuerdo aquellos años de mi niñez en los que mi tío Emiliano cambiaba el escaparate de su tienda de alimentación para vestirla de productos apetecibles de fiesta, aquellos turrones, mazapanes y peladillas, aquellos patés, aquellas cestas.

Mientras recuerdo los colores de las bombillas que adornaban el acebo de mi casa del pueblo.

Mientras recuerdo los belenes con su música de villancicos, con sus figuritas, su musgo, su estrella, su niño.

Mientras recuerdo cómmo hace dos años, y el año pasado también, adornaba mi casa madrileña con espumillón, bolas y guirnaldas, motivos navideños, gracias al estímulo y ayuda de mis buenos Jaume y Mercedes. Este año no la adornaré, ¿Cómo hacerlo solo? No la adornaré, pero acariciaré todo aquello, porque acariciándolo lo sentiré mío, cercano, visible.

Mientras oy echo de menos todo eso, no quiero que la soledad me venza y, por eso, necesito compartir, sentir que mi Navidad empieza hoy. Y que, por tantísimo, soy privilegiado.

Quiero ver, quiero que mi imaginación se vista de colores azul, verde, dorado, rojo, colores de Navidad.

Que a mi alrededor se oiga, suene la música de villancicos, pero también la risa feliz de los niños que se emocionan con la magia de la Navidad.

Quiero imaginar una bandeja surtida con frutas escarchadas, polvorones envueltos en papel brillante, porciones de turrón del de siempre. Una bandeja nutrida de sensaciones que llame a la generosidad, a invitar.

Quiero soñar con una sorpresa pequeña, una ilusión, un detalle, un símbolo que me haga saber que sí, es así, ¡hoy empieza mi Navidad!

Que la vuestra dé comienzo también con recuerdos como ésos, con mucho ánimo, con esperanza, con ilusión, con ganas.

¡¡Feliz comienzo de la Navidad!!

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martes, 6 de diciembre de 2011

Córdoba: celebrando la discapacidad

Entre este pasado sábado y ayer tuve ocasión de disfrutar de un nuevo viaje, una nueva aventura a ciegas. Se trataba de, con la compañía de mis queridas Nuria y Elena, emprender mi último periplo viajero de este 2011 tan plagado de nuevos lugares descubiertos (yo que digo ser un homo viajerus frustrado). ¿El destino? Córdoba, la milenaria, la capital del califato omeya andalusí. Además, por coincidir con el 3 de diciembre, sería una buena fecha para celebrar la discapacidad, comprobar que más que tal, de lo que debe hablarse es de capacidad diferente.

Desplazarnos en un tren al que te ayudan a subir y bajar. Tres ayudas por una. Vamos a la OCA (ya se sabe: de oca a oca… y ciego porque te toca ), Oficina Central de Atendo –atención a personas que necesitan ayuda para su viaje en tren_. Vienen a buscarnos. “Ahí están, mírales” (así oímos que se dicen quienes nos prestarán la asistencia). Parece que nos habían estado buscando ya que no fuimos al lugar de encuentro que hay establecido para el caso (ah, qué ciegos más díscolos). Pero es que nos resultaba más fácil ir a la sede de la OCA que al otro punto.

Llegar a un hotel, ya en Córdoba, con nombre de Amistad (no podía tener otro, yendo quienes vamos) y encontrarnos con un caminito que lleva desde la verja de entrada al pie de la escalera. “No, si se pensó para que hiciese juego con el empedrado del entorno”. Ah, estética y accesibilidad, ¿conceptos contrapuestos? No, complementarios. Ascensor con botonadura en braille, número de la habitación en relieve, que lujo.

Conocer la mezquita cordobesa. Toda una proeza de esplendor artístico, pero más aún: el folleto explicativo del monumento que nos dejan, con su plano y todo, ¡en braille! Qué detallazo.

Ir a cenar a un típico restaurante con ciegos amigos residentes en la ciudad, con los que conversar de ciegadas y cieguerías. Descubrir que la carta está en braille, poder leerla y hacérsete la boca agua al par que los dedos leen promesas de ricos manjares con nombres de berenjenas a la miel, flamenquín, salmorejo o patatas moriscas.

Pasear por sus calles y plazas, unas laberínticas, otras amplias, buscar referencias de fuentes que suenan,villancicos rocieros que son baliza, una puerta de muralla con nombre de director de cine (Almodóvar), pasarelas de madera o metal, tipos de suelo empedrado, liso, rugoso_, traqueteo de caballos que pasean carruajes . Referencias, referencias para no perderte paloteando.

Patios que mantienen su frescor y belleza vegetal aun en estos fríos invernales, llenos de romanticismo; estatuas, leyendas, toreros, religiosidad popular, con devoción al Cristo de los Faroles o a la Dolorosa; Cultura, tolerancia, saber de sabios (Maimónides, AlGafequi, Séneca); vida actual, con anuncios de Navidad, turistas, terrazas.

¿Carencias? ¿Deseos? En el Alcázar se ofrece un espectáculo de luz y sonidos, “¿podríamos disfrutar de él?” “NO, no; para ustedes no hay nada.” Museo de Medina Azahara, edificio recién inagurado, “¿accesibilidad para los cieguitos?” “¿Eso qué es?” Nada, nada vitrinas vitrinas. Todo muy bonito y esplendoroso, pero… un cristal se interpone entre los restos de lujos pasados y nuestras manos.

La mujer morena, la del mantón español, la guapa de la copla que pintara Julio Romero de torres. ¿Dónde está? Podría verla este ciego? “No, no; que para eso ya va usté mu bien acompañao con dos guapas señoras.” Bueno.

Una biblioteca en la Mezquita que contiene códices y antiquísimos manuscritos. ¿Se puede visitar, es que soy bibliotecario? No, no; está cerrada.

No noshemos privado de nada, un viaje redondo: 3 visitas guiadas que nos han hecho ver la ciudad, con sus distintas perspectivas y ángulos, y la que fuera Medina Azahara ahora en ruinas y meca del boato musulmán, mil años atrás; hemos paseado, teteado (¿qué té pido yo? ¿Un Mira la Noche le va bien? Ummmm, si yo mirar, lo que quiero es mirar otras cosas, pero si no hay más remedio…); hemos montado en coche de caballos emulando a los rosiero de pro; hemos comido en un palacio unas rosquitas soberbias rellenas de jamón y queso; hemos golosineado dulces a base de sorbete de mora (miren que yo busqué y busqué a ver si le encontraba a la urí la melena y demás curvas, pero nada, que resulta que era un helado), un borrachito de merengue gratinado al horno y, cómo no, el típico pastelón (hojaldre relleno de cabello de ángel, o a lo mejor, de Ángela). Y oigan, que nos hemos querido traer uno cada cual y que cuando nos los entrega la dependienta nos quedamos anonadados con las cajas. Y hyo que me digo: “y yo con mi pastelón como un….”. claro, cómo no vas a escuchar que alguien diga: “adónde irán esos?” Y nosotros que pensamos, qué razón tiene la señora.

Ah, y en medio del paseo en el coche de caballos, por cierto caballos con apelativos de Felipe y Pantoja (qué menos), en una paradita escuchamos el sonido de agua que fluye. ¿Será el chorrillo de una bonita fuente de las tantas que hay? No, señores; es uno de los caballos que, mientras el cochero habla a través del móvil (bonita paradoja) ha aprovechado la parada para echar una meadita (bueno, digamos mejor un meadón que rima con…).

Historias que tratan de la hija de cierto corregidor que, por avara, quedóse cautiva en el subsuelo del palacio paterno, encerrada para siempre y que aún hoy se la oye lamentar con aullidos en la noche. Un indio de la India que construye una casa increíble por enamorado ¿de Córdoba? ¿De una cordobesa? Una hermosa mulata que fue presa por hechicera y que pintó un barco en la pared de su celda con el que huyó delante de su carcelero…

Es lunes por la tarde, he felicitado los 15 años de mi sobrina y la estación de tren nos aguarda para el regreso a la cotidianeidad.

Todos estos, recuerdos, imágenes que quedan en mi retina de ciego, vivencias, aprendizajes.

Pero, como siempre, más allá de todo, por encima de todo, amistad compartida, armonía, riqueza en valores.

¿Cómo no saberme un privilegiado? ¿Tener la certeza de que lo soy?

¿Y mi próximo viaje? Los Reyes Magos tienen la respuesta.

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