jueves, 29 de octubre de 2009

Va de luces, no de trajes de toreros

Ya veis las cuitas que le suceden a este pobre ciego.
En fin. Vivir para ver y, sobre todo, sonreír.

¿Luces? No puede ser, si siempre he sido más ciego que una puerta tapiada. ¿qué me vienen ahora a contar?
Resulta que me reclaman, de no sé qué departamento oficinesco que no pago la luz, que me la van a cortar.
Pues oiga, que lo hagan. Mientras no me corten otra cosa, también femenina, que ésa sí que la necesito, y mucho, pues que hagan lo que quiera el funcionario de turno. ¿Se creerán los de la compañía que me va a preocupar?
-Ah, pero entonces… ni televisión…
-Pa lo que hay que ver. Y oiga, que a más canales más basura inútil.
-Ni nevera…
Bah, volveremos a aquello de la fresquera, que además como mi casa estará a oscuras, pues todo solucionado: bien fresquito.
-Sin ordenador, sin teléfono móvil…
Bueeno, ahí sí que habrá que pensar en algo. Ah, ya sé: meteré mis dedicos en los enchufes y ya está. Supermegalumínico.
-Es usted incorregible. Pero si total, ¿qué le importan unos euros de más o de menos, si le sobran?
-Claro que me importa. Porque me niego a que el ciego les pague, que no apague, la luz a esos iluminados, que luego me dejan en tinieblas a las primeras de cambio. Que no, que no.
Toc toc toc.
-Soy de la “elétrica”, que vengo a…
-No, no. Aquí usted no entra. Sólo faltaba.
-Mire… Aquí tiene el carné de cortador autorizado.
-No veo na. Lo único que sé de cortadores es el de las uñas. Por cierto, ¿no tendrá uno a mano?
-Oiga, mire…
-Y dale, que no veo na.
El buen hombre, poco hecho a chanzas y flores, empieza a impacientarse.
-Oiga, ¡ya está bien! A mí me importa una higa que sea ciego, manco o cojo. Yo tengo una orden de cortarle la luz y no sé más.
-Pues que no, que ni veo la orden ni veo el carné ni veo na. Y mucho menos la luz.
-Mechero mechero.
-¿qué es eso?
-Ah, Willy, mi loro. Es algo cabroncete, pero es más listo….
-Mire, me voy. Daré parte y ya vendrá quien tenga que venir. A lo mejor los loqueros. A mí me da igual. El caso es que me firme como que he estado aquí..
-Traiga, traiga; que Willy le pondrá un uñagato de lo más elegante y ya.
-¡Adiós!
-jejejeje. Pobre hombre. Creo que hoy no se levantó con el pie derecho.
-Pues ni ojos, ni pie. Yo no les pago a esos tíos.
-¿Ah no? Pues resulta que le traía una carta de Industria, creo que es la que anuncia que le regala una bombilla de…
-tócate los porompomperos. Menos mal, guapa que a ti te aprecio porque siempre te portas mu bien conmigo y me traes los paquetes evitándome que tenga que ir a Correos a buscarlos, que si no… Ale, quédatela, que te la regalo.
-Pues yo no sé a ese hombre lo que le habrá parecido, pero a mí, don Lucio, me parece que es usté genial, que si no fuera porque tengo a mi Antonio, ya le iba yo a dar luz de la buena.
-Jejeje. Tú, Carmela, siempre tan amable. ¡Vaya suerte que tiene el pájaro de tu novio!
-Bueno, don Lucio. Que me voy a seguir repartiendo bombillas y demás certificados de los que avisan de otro impuesto más, eso sí: disfrazado de tasa. Debe ser que como ésta tiene nombre femenino, queda mejor. Aunque bien mirado, podían ponerle impuesta y ya. Si es que lo que hay que ver…
-Ya te digo, ya; guapa. Y si no, que me lo digan a mí.


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miércoles, 28 de octubre de 2009

Pera Palace


Comienzo, con esta entrada, una nueva etiqueta que pretende haceros evocar esos lugares míticos que han contemplado la Historia por haber alojado a sus protagonistas y, por qué no, soñar con visitarlos algún día.


El Hotel Pera Palace, o Pera Palas Oteli en turco, es uno de los hoteles más famosos del mundo, situado en el distrito de Beyoglu en Estambul y evoca la rica atmósfera de su apogeo.
Abrió sus puertas en 1892. Una empresa belga de transporte ferroviario, la Compañía Internacional des Wagon-Lits et des Grands Express europeos, construyó este hotel para albergar a los pasajeros del Orient Express, un tren de lujo sin escalas que va desde París hasta Estambul.
El arquitecto franco-árabe, Alexander Vallaury, lo diseñó usando una mezcla de estilos orientalista, rococó y neoclásico, reminiscencias de otros edificios turcos. tiene seis plantas y cuenta con aproximadamente 145 habitaciones, muchas de las cuales ofrecen una espectacular vista del Golden Horn (Cuerno de oro). La entrada del hotel, con suelos de mármol, cuenta con el Orient Bar, entre los más memorables del mundo.
El Restaurante Pera, en la planta baja del edificio, es un elegante restaurante donde se puede degustar una exquisita selección de la cocina turca.
A finales del siglo XIX se instaló en el vestíbulo un ascensor, el primer ascensor eléctrico de Estambul. El hotel siempre ha intentado preservar su carácter original, con su decoración y muebles tradicionales.
El Pera Palace Hotel sobrevivió al fin del imperio otomano, a la fundación de la República de Turquía y a dos guerras mundiales. Después de 1918, las tropas de ocupación se trasladaron al hotel para establecer allí su sede. Tras la liberación de Estambul por el movimiento nacionalista turco de Mustafa Kemal Ataturk en 1922, el presidente turco se alojó en la habitación 101 del hotel para conmemorar la liberación.
La propiedad y la gestión del Pera Palace ha cambiado de manos muchas veces durante el siglo XX. En 1977, un inversor turco llamado Hasan Suzer rescató al hotel de su estado de semi-abandono, gastándose una gran cantidad de millones en su restauración. En el 2006 el hotel cerró eventualmente para otra serie de restauraciones, proyecto que concluirá a finales del 2009.
Desde 1892 el Pera Palace ha alojado a grandes personalidades, diplomáticos y artistas de todo el mundo. Notables huéspedes entre los que se incluyen el propio Ataturk, fundador de la república turca, cuya habitación se conserva como un museo con los objetos y el mobiliario original. Otros destacados visitantes fueron el emperador Francisco José de Austria Hungría y el Zar Nicolás II de Rusia. Mata Hari, Jacqueline Onassis, Ernest Hemingway, Alfred Hitchcock y Greta Garbo también se alojaron en el hotel.
Una de las clientes más frecuentes fue la novelista británica, Agatha Christie, cuya habitación aún se conserva intacta en su honor. En este sentido, Sus días en el hotel tenían todos la misma rutina. Por la mañana paseaba por las calles de la ciudad sin rumbo fijo; después, dedicaba su tiempo a alguna de sus novelas en la habitación o en el lujoso bar del hotel, el Grand Orient; almorzaba y, más tarde, como buena dama inglesa, tomaba un té y, después, volvía a escribir hasta la hora de la cena.
En el Pera Palace escribió el primer borrador de Asesinato en el Orient Express, publicada en 1934, novela en la que uno de sus protagonistas más célebres, el detective Hércules Poirot, resuelve el asesinato que se produce en el tren.
En la actualidad, como pequeño homenaje a la autora, en la habitación 411 hay un gran retrato de Agatha Christie y un buen número de sus novelas fundamentales. También se encuentran fotos de la pitonisa estadounidense Tamara Rand, que el 7 de marzo de 1979, afirmó haber conectado en la habitación 411 con el espíritu de la autora, haciendo uso de la güija. Aquélla le reveló que la llave del baúl que contenía su diario estaba escondida bajo el suelo de la habitación.
La llave, que como es lógico no ha aparecido, es uno de los temas de los que con humor hablan los empleados del hotel cuando muestran la habitación (siempre que no esté ocupada).
Antes de cerrar por reformas, el Pera Palace era conocido más bien por sus encantos que por sus comodidades. Sin embargo, las recientes mejoras prometen traer al hotel esa comodidad que ofrecen todos los grandes hoteles de cinco estrellas. Con un siglo de antigüedad, y la tradición por excelencia, el Pera Palace aunará la modernidad con la enorme grandeza que vivió en el pasado.
Hoteles con Historia

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El árbol mágico de las palabras

Os pongo una noticia que me parece muy interesante para quienes nos gusta la lectura y queremos que ésta siga fomentándose.
Para los niños y quienes aún seguimos sintiéndonos como tales.
A jugar, leer y fantasear.


"El árbol mágico de las palabras" da un fruto que lo cura todo. Pero no sólo eso. Además, a ti, te permitirá pasar un buen rato y divertirte a la vez que aprendes. No te pierdas lo que te contamos sobre este estupendo cuento interactivo y, después, corre a descargártelo gratuitamente desde la página Web de Educación de la ONCE: http://educacion.once.es/home.cfm?id=130.Un rey bromista y alegre se ha puesto triste de repente. Ha perdido las ganas de jugar con los habitantes de su reino y los médicos de la Corte le han diagnosticado un ataque de tristeza de grado tres y medio. Sólo existe un remedio para curar al rey: el fruto de un árbol especial. La Banda del Dragón, formada por Cleo, Lia, Balta y Pere, al igual que el resto de los habitantes del reino, saldrá en busca de ese árbol y de ese fruto que sanará al rey.¿Quieres saber más de esta historia? Entonces deberías hacerte con ""El árbol mágico de las palabras"", un cuento interactivo para niños con discapacidad visual, aunque también pueden disfrutar de él los niños videntes.Podrás hacer muchas cosas una vez hayas entrado en el menú principal de este juego: leer el cuento y descubrir qué sucede con la tristeza del rey, o practicar una de las veintiuna actividades, divididas en dos niveles de dificultad, con las que aprenderás un montón.Por ejemplo, tendrás la oportunidad de saber a qué reino pertenecen diversos animales, conocerás las diferentes partes de un castillo medieval, te enterarás de cómo suena el canto de algunas aves.Además, también podrás resolver adivinanzas e, incluso, dirigir una orquesta decidiendo en qué momento comienzan a sonar o cuándo se detienen determinados instrumentos. Lo que está claro es que.¡no te aburrirás ni un segundo!Segunda parte del texto

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lunes, 26 de octubre de 2009

Otoño

Con mis deseos de que estas imágenes os gusten y ayuden a que tengáis un buen comienzo de semana aunque sea otoñal।
Para verlas, pinchad en el título de la entrada.

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La categoría del nombre

Me apetece reflexionar con vosotros acerca de eso de los nombres, de la importancia que tienen.
¿qué pasaría si no tuviésemos nombre?



Hay gente que dice que ponerlos equivale a clasificar, encorsetar, poner límites pero si no los hubiese, ¿cómo podríamos saber a quién o qué nos referimos? ¿Cómo podría contestaros a vuestros comentarios con la debida cortesía y afecto?
Por otra parte, cuando nombramos, personificamos. Parece que hagamos un ejercicio de acercamiento. No creo que sea lo mismo: “¿dónde va ese ciego? Que ¿dónde va Albertito? ¿No es acaso más familiar lo segundo que lo primero?
Cuando construyo mis relatos procuro que el nombre sea representativo del personaje, aluda a alguna cualidad destacada o a sus características como forma de darles mayor verosimilitud.
No elegimos, en la generalidad de los casos, el nombre que llevamos puesto, es cierto, pero, por eso, es quizá la herencia más directa y palpable que nos legan nuestros padres, pues fueron ellos quienes nos lo adjudicaron.
Por todo ello, creo que hay que dignificar el nombre, huir de modismos o caprichos a la hora de escogerlo. Debería pensarse, sin caer en extravagancias, en darle un valor simbólico.
No sé, ¿qué os parece? Filosofemos y, si hace falta, sonríamos trayendo esos juegos de palabras que a algunos les da por hacer al elegir.
Por cierto, mi primer nombre (sí, tengo otro además de Alberto) tiene “nombre” de estornudo… “¡¡achís!!” “Jesús”. “Graaa achís”. jejejjejejejejejejeje

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domingo, 25 de octubre de 2009

El cambio de hora

Aprovechando el hecho de que nos encontremos, a partir de hoy, con unas tardes menos luminosas (por aquello del horario invernal) os cuento algo sobre el tema.




Llamamos cambio horario al adelanto y atraso de una hora que realizamos cada primavera y otoño respectivamente. Esta es una medida que llevan a cabo unos 70 países en todo el mundo, siendo Japón el único país industrializado que no se ha adaptado aún a esta normativa. El cambio horario tiene como fin reducir el consumo global de energía, haciendo coincidir el comienzo de la jornada laboral con las horas de luz. Según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), el ahorro doméstico en iluminación desde el cambio de horario de Marzo al de Octubre puede ser de un 5%. El cambio horario fue una medida que se adoptó por primera vez en la primera guerra mundial, cuando algunos de los países implicados adoptaron esta medida con la finalidad de ahorrar combustible. Esta situación se repitió en 1973, en la crisis del petróleo, durante la cual la mayoría de los países industrializados adoptaron la misma medida para hacer frente a la complicada situación del momento. En España, esta medida se lleva adoptando desde 1974, aunque la última regulación a la que nos hemos adaptado ha llegado de la mano de la directiva Europea 2000/84, que entre otras cosas unifica los días en los que se producen los cambios de hora en todos los países de la Unión Europea, siendo estos el último Domingo de Marzo y Octubre, respectivamente. Dicha directiva se entiende con carácter indefinido, aunque cada 5 años la Comisión Europea publica el calendario de las fechas concretas en las que se producirá el cambio de hora durante los 5 años siguientes. El cambio horario afecta según los expertos al reloj biológico y puede provocar trastornos en el sueño especialmente en niños y ancianos. No obstante es algo temporal que se suele superar en 2 o 3 días.


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viernes, 23 de octubre de 2009

El cielo al alcance de las manos

Hace no mucho os ponía un cuentecito sobre un ciego y su relación con las estrellas. Ahora, transcribo esta noticia aparecida en el diario de Levante.
No os negaré que me parece muy atractivo lo que en ella se dice y que me gustaría probar esa esfera.


Superados cada vez más obstáculos terrenales, los ciegos quieren ahora descubrir el cielo. Y el momento parece haber llegado. El Observatorio Astronómico de la Universitat de València ha diseñado una semiesfera de fibra de vidrio que representa en relieve las constelaciones celestes y las nebulosas planetarias.Palpando esta semiesfera y siguiendo las indicaciones recibidas a través de los auriculares, las personas invidentes podrán hacerse la idea, por primera vez, de cómo es el firmamento. Qué forma tienen las constelaciones de la Osa Mayor, la Osa Menor, Orión, Tauro, Leo y Géminis, o de qué manera es el cúmulo de las Pléyades o la nebulosa de Andrómeda.La experiencia, bautizada como El cielo en tus manos, combina el tacto de esta semiesfera con una banda sonora multidireccional y repleta de efectos especiales.Es decir: coincidirá la posición de cada objeto celeste con la dirección desde donde llega el sonido. El proyecto, de 25 minutos de duración, se estrena el próximo 29 de octubre en la sala de proyecciones del Hemisfèric de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia. Un centenar de ciegos y otros cien acompañantes disfrutarán de este espectáculo único de divulgación astronómica para ciegos.En la semiesfera construida, las estrellas se representan en pequeñas esferas. Su tamaño es proporcional al brillo de cada astro. Las constelaciones están unidas entre sí por líneas continuas. Y entre constelación y constelación, una línea discontinua permitirá a los invidentes seguir el recorrido planetario.Las nebulosas, por su parte, simulan el contacto del algodón.Las reacciones de los primeros ciegos que han tocado este firmamento artificial antes del estreno oficial han resultado altamente satisfactorias, asegura José Carlos Guirado, del Observatorio Astronómico. "Nosotros lo damos todo por sabido, pero las personas ciegas tienen un desconocimiento brutal del cielo.Y los pocos invidentes que lo han probado ya, aseguran que se han hecho una idea de cómo es el cielo. De hecho, deben sentirse como Dios, porque tienen el cielo en sus manos", exagera Guirado.Nunca hasta ahora, afirman sus impulsores, se había perfeccionado tanto un intento de divulgación astronómica para ciegos. Desde la ONCE han calificado la iniciativa como un "avance muy importante" para la comunidad invidente.

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jueves, 22 de octubre de 2009

Una gran tejedora de seda

Si os parece, os propongo acercarnos un poquito al mundo de las arañas tejedoras, es curiosa esta noticia.


Investigadores de EEUU y de Slovenia han descubierto una nueva especie de 'Nephila' gigante, una araña tejedora de seda de oro, de África y Madagascar. Los científicos, que publican su trabajo en la revista 'PLoS ONE', reconstruyeron la evolución del tamaño en la familia de las 'Nephilidae' para mostrar que esta nueva especie, de media, es la más grande conocida hasta el momento.
Sólo las hembras de las Nephila son gigantes, con una longitud corporal de 3,8 centímetros y patas que se extienden entre 10 y 12 centímetros, en comparación, los machos son muy pequeños. En la actualidad se conocen más de 41.000 especies de arañas y se añaden alrededor de entre 400 y 500 nuevas especies cada año. Pero en el caso de estas especies que tejen seda dorada la última especie se descubrió en el siglo XIX.
Cada año se descubren más de 400 especies de araña, pero desde el s. XIX no se hallaba ninguna que tejiera seda dorada.
Las arañas 'Nephila' son conocidas por ser las arañas tejedoras más grandes, producen las telas de araña de mayor tamaño, que a menudo superan el metro de diámetro. Además, son modelos animales para el estudio del dimorfismo sexual de tamaño extremo y de la biología sexual.
Estas arañas son comunes en los trópicos y los subtrópicos y existen miles de especímenes en los museos de historia natural. Los taxonomistas reconocieron en el pasado hasta 150 especies distintas de Nephila pero Matjaz Kuntner, coautor del trabajo actual, reconoció como válidas sólo 15 especies durante su tesis doctoral. Lineo describió la primera especie de Nephila en 1767 y la última genuina fue descrita en 1879.
Los machos, cinco veces más pequeños Según expica Kuntner, "fue una sorpresa descubrir una Nephila hembra gigante de Sudáfrica en la colección del Instituto de Investigación de la Planta de Protección en Pretoria (Sudáfrica) que no se asemejaba con ninguna de las especies
Los investigadores realizaron sin éxito varias expediciones en Sudáfrica para encontrar esta especie, lo que sugiere que el espécimen que fue recogido en 1978 podía ser un híbrido o quizás una especie extinta. En 2003, un segundo espécimen procedente de Madagascar sugirió que no se trataba de un híbrido aunque no se descubrieron más entre las 2.500 muestras recogidas de 37 museos, por lo que la especie parecía extinta. Unos años después un científicos sudafricano descubrió un macho y dos hembras en el Parque Tembe Elephant, lo que indicó a los investigadores que los especímenes podían en realidad ser una nueva especie válida.
Los autores describen a la 'N. komaci' como una nueva especie, ahora la especie tejedora más grande conocida y la sitúan en el árbol evolutivo de las Nephila. Después modelaron la evolución para evaluar si la selección natural había afectado al tamaño corporal de las arañas. Descubrieron evidencias consistentes de que así había sido pero sólo en las hembras. Las hembras de Nephila han aumentado de tamaño con el paso del tiempo y sobre todo en África evolucionó un grupo de arañas gigantes.
Una especie que podría estar en peligro Los machos de las Nephila por el contrario no crecen hasta tamaños tan grandes sino que son alrededor de cinco veces más pequeños que las hembras. Aunque los machos parecen 'miniaturas' de las hembras en realidad son de un tamaño normal, son las hembras las que son gigantes.
Los investigadores dieron nombre a la nueva especie en memoria del mejor amigo de Kuntner, que murió en un accidente en el momento en que se realizaban estos descubrimientos y que animó siempre al investigador a seguir con su trabajo.
Los autores temen que la especie pueda estar en peligro ya que su único hábitat definido es un bosque de tierra en el Parque Tembe Elephan en KwaZulu-Natal. Los datos sugieren que la especie no es abundante y que su rango se restringe a todas las localidades conocidas entre dos puntos de biodiversidad amenazados: Maputaland y Madagascar.

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miércoles, 21 de octubre de 2009

Alguna anécdota de la cocina en la Antiüedad

¿Qué os parece si nos damos un paseíto por la Antigüedad y vemos lo que comían aquellos antepasados griegos y romanos?



El pescado era poco apreciado por los atenienses de la Grecia clásica, que usaban el cordero como ingrediente fundamental de su cocina. Sin embargo, entre la aristocracia ateniense el pescado de río era considerado como un selecto manjar. por lo escaso. Y despreciaban el pescado de mar, más albundante y considerado el alimento básico de las clases pobres: marineros y trabajadores. soldados y esclavos.Los emperadores romanos han pasado a la historia como símbolo máximo de la glotonería y de los excesos de la mesa romana: Vitelio y Heliogábalo.El primero pasó a la posteridad por la magnificencia de los banquetes y orgías que lo acompañaban: más de 20 platos sofisticados como el "escudo de Minerva protectora”, que era un inmenso plato circular realizado a base (le huevos de lamprea, sesos de faisanes, hígados (le escaro y lenguas de flamenco, y con un ligero entrante a base de 100 docenas de ostras.Heliogábalo (Marco Aurelio Antonio, emperador entre el 218 y el 222). estuvo más preocupado por las orgías y el culto al Sol, llegando a convertirse en el máximo exponente de la decadencia del Imperio Romano. Cuando fue asesinado por el ejército, su cadáver y el de su esposa, Julia Soemias. fueron arrojados a las cloacas y se votó la execración de su memoria. Uno de sus platos favoritos eran las lenguas de flamenco rosa, de las que ordenó servir más de 1500 en un banquete.El recetario latino más antiguo conservado es el De “re coquinaria ibri decem”, una obra de Marco Gavio Apicio. Este célebre gastrónomo recopiló 477 recetas de la cocina del Imperio, y su obra fue una referencia fundamental para la cocina occidental durante siglos.Sus platos más refinados, verdaderos manjares regios, eran las lenguas de ruiseñor y de flamenco, las truchas cebadas con higos secos o una gran variedad de salsas y pasteles.HISTORIA Y VIDA: Anécdotas de la Historia

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martes, 20 de octubre de 2009

Una tarde de lectura

Por aquello de que este tiempo ya otoñal invita a la lectura reposada, os pongo mi último cuentecito.
Que disfrutéis con él, como siempre.

Aurora y Ruperto se habían conocido en unas circunstancias curiosas: la visita de aquélla a la residencia en la que éste se alojaba para intervenir en una lectura dramatizada con motivo de las fiestas de primavera.Ella era la narradora y a nuestro protagonista, reacio, en un principio a asistir al evento, enseguida le conmovió su voz, modulada al ritmo de la historia. Tanto disfrutó que apenas si se enteró de la trama, embriagado por la música, hecha palabra, que interpretaba la invitada.Terminado el acto, se sirvió una merienda a base de té, pastas, pequeños bocadillos y refrescos. A los ilustres huéspedes de El Plácido Descanso no les convenía otro tipo de delicias más sustanciosas, otrora degustadas con tanta fruición.Los corrillos pronto se constituyeron, como siempre era habitual en tales jolgorios pero Ruperto siempre hacía lo mismo: se aislaba y en cuanto podía se retiraba a su cuarto.Y es que él siempre había sido tímido, retraído, no se relacionaba pese a los vanos intentos del personal. No quería, no podía porque aquellas paredes con aspiraciones de hogar se le hacían opresivas, claustrofóbicas. Anhelaba con toda su alma los horizontes abiertos de su pueblo, la sierra, los prados, el río siempre fluyendo.¿qué hizo que aquel día cambiase de costumnbres?El personal de guardia, incluso, se extrañó de su actitud. Su mirada había cobrado brillo y del rincón de siempre había pasado a la primera fila, a querer hacerse visible.-Don Ruperto, qué alegría de verle hoy tan animado.-Hija, es que la señora que nos ha leído lo ha hecho mu bien _habló con emoción mal disimulada_.La enfermera sonrió, contenta de verle así. Porque le tenía aprecio. Nunca molestaba, siempre aceptaba todo con sobria resignación. Le habían cogido cariño pese a todo.-Disculpe, señora, ¿puedo pedirle..?-Claro, déjeme que le ponga unas palabras. Es esto lo que quiere, ¿verdad?-Pues. mire, no. Yo no soy como ellos que se conforman con cuatro letras suyas. Querría…
-Ah.Aurora se había quedado perpleja, acostumbrada a que siempre le pidiesen lo mismo: una dedicatoria escrita. Y es que a ella, sempiterna aspirante a actriz, le gustaba asistir a ese tipo de sesiones en colegios, plazas de pueblos y residencias. Pero este anciano, ya marcado por un tiempo que tocaba a su fin, le llamó la atención. No supo por qué. Tal vez por la sequedad quebradiza de su súplica o por el porte digno.-¿Y entonces?-¿Que si me podría regalar lo que nos ha leído? Lo cuidaré como si fuese el corderillo recién parido, como a las flores hijas del rocío de la mañana. Mire usted. Me siento muy solo aquí, y no diré que me traten mal, pero. Su libro me haría compañía, me recordaría a esta tarde tan feliz que he pasado escuchándola. a lo mejor será la última.A Aurora quiso asomarle una lágrima. La emoción se había adueñado de ella.-A cambio podría darle este reloj que perteneció a mi padre. Es bueno, de lo que ahora ya no se hace.-No, no. No se moleste. Ya me ha pagado. Tenga. Y ¡dos besos por todo!Aquella noche, cada uno ya en sus respectivas rutinas supieron que la vida aún seguía mereciendo la pena.

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sábado, 17 de octubre de 2009

Porque cada vida importa

Sí, “porque cada vida importa”
Éste ha sido el lema de la impresionante manifestación que hoy ha habido en Madrid.
Y no soy yo precisamente a los que le gusten estos eventos tan multitudinarios porque me agobian grandemente y me resultan muy complicados para moverme, pero sentí que merecía la pena hacer el esfuerzo y allá que me fui.
“Porque…



“ cada vida importa”.
Entiendo que hay situaciones extremas que pueden llevar a plantearse un aborto, pero en ese caso, como en cualquier otro de esta naturaleza estamos haciendo que la pena recaiga sobre el más débil: el niño, el que está por nacer.
Y si éste, viene con una discapacidad no deberíamos caer en lo fácil (su liquidación) sino en buscarle los apoyos y atenciones necesarias para su mejor cuidado.
Y si la madre no puede o no quiere hacerse cargo de su futuro hijo, que lo dé para que pueda ser adoptado porque hay muchas parejas que deben recurrir a países lejanos, etc. Para cumplir su sueño de tener un hijo y sin embargo, por otro lado se aborta.
Pienso que yo podría no haber nacido si, porque venía debajo del brazo con una discapacidad, mis progenitores hubiesen decidido que era mejor que no naciese y sin embargo, aquí estoy, tratando de demostrar que se puede, que merece la pena llevar una vida plena.
Una vez más, pese a todo, vaya mi apuesta por la vida y mi brindis por ella.
Salud, paz y ánimo.

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jueves, 15 de octubre de 2009

Subasta a su abuela por Internet

Os pongo una curiosa noticia, pero que al tiempo es muy reveladora de adónde pueden llegar los extremos del uso de la tecnología por parte de los niños.

Zoe Pemberton, del sur de Inglaterra, puso a la venta a su abuela de 61 años sin precio mínimo, describiéndola como "rara y molesta y muy quejica".
Sin embargo, también señaló que la pensionista Marian Goodall era "muy achuchable", le encantaban los juegos de palabras y disffrutaba tomando el té.
Se recibieron más de 20 pujas por la mujer, cuya subasta después fue retirada de la página.
Aunque, sin duda, la señora Goodall habría alcanzado una suma grandiosa, eBay no permite la subasta de ningún ser humano en el sitio", indicó una portavoz de la empresa en un comunicado por correo electrónico.
"¡Eso sí, estuvimos muy impresionados de ver un total de 27 pujas por la dama en cuestión!", añadió.



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La vida es fascinante: sólo hay que mirarla a través de las gafas correctas.

¿qué os parece esta frasecita atribuida al autor del Conde de Montecristo y Los tres mosqueteros, entre otras muchas novelas? Sí, Alejandro Dumas (1803-1870).


Me ha hecho gracia porque ¿y los que no podemos llevar gafas? Jejejejejeje.

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miércoles, 14 de octubre de 2009

¿Qué relación hay entre el sol y la música?

Por aquello de que la música amansa las fieras, hablemos un poco de ella.



Que la vida en nuestro planeta sería imposible sin el sol lo sabemos todos, pero ¿podías imaginarte que el calor que envía a la Tierra influye hasta en la música? La historia de los “stradivarius” es una prueba. Seguramente habrás oído hablar de estos famosos violines que fabricó en Italia en el siglo XVII Antonio Stradivari. Muchos de esos magníficos violines se siguen tocando hoy porque el sonido que emiten no ha sido igualado por ningún otro.
Pues bien, durante mucho tiempo ha sido un misterio qué es lo que ha hecho a los stradivarius tan especiales, pero ahora los científicos sospechan que se debe a la madera con que fueron construidos, especialmente dura y densa. Ese tipo de madera es la mejor y procede de árboles que han crecido lentamente, en lugares con inviernos largos y veranos frescos. ¿Crees que en Italia los inviernos son largos y los veranos fresquitos? Casi que no, ¿verdad? Pero claro, eso es ahora, porque al parecer hace 300 años sí era así, ya que Europa vivió entre mediados del siglo XVI y mediados del XIX una pequeña “edad del hielo”: la temperatura era mucho más baja que ahora y era muy frecuente que hasta los ríos se helaran en invierno. Eso podría explicar que Stradivari encontrara abetos con madera de gran calidad en los bosques próximos a su casa. Pero… ¿por qué hizo tanto frío en Europa durante esa época?
Aunque los astrónomos llevan observando el sol desde hace siglos, sólo recientemente han encontrado una explicación que puede explicarlo. Resulta que ahora sabemos que en la superficie del sol hay unas zonas en las que la actividad magnética es muy grande. Se llaman “manchas solares” y pueden llegar a tener una extensión superior a la de los planetas más grandes. Los científicos han descubierto que las manchas solares varían de una época a otra y que cuantas más hay mayor es el calor que nos envía el sol. Y también saben que, entre 1645 y 1715, más o menos la época en que Stradivari construyó sus magníficos violines, apenas hubo manchas solares en el sol. Es más, desde que los astrónomos observan el sol, nunca se han detectado menos manchas solares que en aquellos años. Eso explicaría por qué hizo tanto frío en Europa en aquella época y, de paso, por qué los stradivarius son únicos.

SABOR

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martes, 13 de octubre de 2009

Un Tuareg: “aquí tenéis reloj, allí tenemos tiempo”

Os traslado esta entrevista realizada por Víctor-M. Amela a Moussa Ag Assaridd.
Me parece muy aleccionadora y digna de tener en cuenta, además de por lo que cuenta, por el espíritu que representa.Espero os guste.

No sé mi edad: ¡nací en el desierto del Sahara, sin papeles...! Nací en un campamento nómada tuareg entre Tombuctú y Gao, al norte de Mali. He sido pastorde los camellos, cabras, corderos y vacas de mi padre. Hoy estudio Gestión en la Universidad Montpellier- 1. Estoy soltero. Defiendo a los pastores tuareg.Soy musulmán, sin fanatismo- ¡Qué turbante tan hermoso....!- Es una fina tela de algodón: permite tapar la cara en el desierto cuando se levanta arena, y a la vez seguir viendo y respirando a su través.- Es de un azul bellísimo...- A los tuareg nos llamaban los hombres azules por esto: la tela destiñe algo y nuestra piel toma tintes azulados...- ¿Cómo elaboran ese intenso azul añil?- Con una planta llamada índigo, mezclada con otros pigmentos naturales. El azul, para los tuareg, es el color del mundo.- ¿Por qué?- Es el color dominante: el del cielo, el techo de nuestra casa.- ¿Quiénes son los tuareg?- Tuareg significa abandonados, porque somos un viejo pueblo nómada del desierto, solitario, orgulloso: señores del desierto, nos llaman. Nuestra etniaes la amazigh (bereber), y nuestro alfabeto, el tifinagh.- ¿Cuántos son?- Unos tres millones, y la mayoría todavía nómadas. Pero la población decrece... "¡Hace falta que un pueblo desaparezca para que sepamos que existía!",denunciaba una vez un sabio: yo lucho por preservar este pueblo.- ¿A qué se dedican?- Pastoreamos rebaños de camellos, cabras, corderos, vacas y asnos en un reino de infinito y de silencio...- ¿De verdad tan silencioso es el desierto?- Si estás a solas en aquel silencio, oyes el latido de tu propio corazón. No hay mejor lugar para hallarse a uno mismo.- ¿Qué recuerdos de su niñez en el desierto conserva con mayor nitidez?- Me despierto con el sol. Ahí están las cabras de mi padre. Ellas nos dan leche y carne, nosotros las llevamos a donde hay agua y hierba... Así hizo mibisabuelo, y mi abuelo, y mi padre... Y yo. ¡No había otra cosa en el mundo más que eso, y yo era muy feliz en él!- ¿Sí? No parece muy estimulante. ..- Mucho. Alos siete años ya te dejan alejarte del campamento, para lo que te enseñan las cosas importantes: a olisquear el aire, escuchar, aguzar la vista,orientarte por el sol y las estrellas... Y a dejarte llevar por el camello, si te pierdes: te llevará a donde hay agua.- Saber eso es valioso, sin duda...- Allí todo es simple y profundo. Hay muy pocas cosas, ¡y cada una tiene enorme valor!- Entonces este mundo y aquél son muy diferentes, ¿no?- Allí, cada pequeña cosa proporciona felicidad. Cada roce es valioso. ¡Sentimos una enorme alegría por el simple hecho de tocarnos, de estar juntos! Allínadie sueña con llegar a ser, ¡porque cada uno ya es!- ¿Qué es lo que más le chocó en su primer viaje a Europa?- Vi correr a la gente por el aeropuerto.. . ¡En el desierto sólo se corre si viene una tormenta de arena! Me asusté, claro...- Sólo iban a buscar las maletas, ja, ja...- Sí, era eso. También vi carteles de chicas desnudas: ¿por qué esa falta de respeto hacia la mujer?, me pregunté... Después, en el hotel Ibis, vi el primergrifo de mi vida: vi correr el agua... y sentí ganas de llorar.- Qué abundancia, qué derroche, ¿no?- ¡Todos los días de mi vida habían consistido en buscar agua! Cuando veo las fuentes de adorno aquí y allá, aún sigo sintiendo dentro un dolor tan inmenso...- ¿Tanto como eso?- Sí. A principios de los 90 hubo una gran sequía, murieron los animales, caímos enfermos... Yo tendría unos doce años, y mi madre murió... ¡Ella lo eratodo para mí! Me contaba historias y me enseñó a contarlas bien. Me enseñó a ser yo mismo.- ¿Qué pasó con su familia?- Convencí a mi padre de que me dejase ir a la escuela. Casi cada día yo caminaba quince kilómetros. Hasta que el maestro me dejó una cama para dormir,y una señora me daba de comer al pasar ante su casa... Entendí: mi madre estaba ayudándome...- ¿De dónde salió esa pasión por la escuela?- De que un par de años antes había pasado por el campamento el rally París-Dakar, y a una periodista se le cayó un libro de la mochila. Lo recogí y selo di. Me lo regaló y me habló de aquel libro: El Principito. Y yo me prometí que un día sería capaz de leerlo...- Y lo logró.- Sí. Y así fue como logré una beca para estudiar en Francia.- ¡Un tuareg en la universidad. ..!- Ah, lo que más añoro aquí es la leche de camella... Y el fuego de leña. Y caminar descalzo sobre la arena cálida. Y las estrellas: allí las miramos cadanoche, y cada estrella es distinta de otra, como es distinta cada cabra... Aquí, por la noche, miráis la tele.- Sí... ¿Qué es lo que peor le parece de aquí?- Tenéis de todo, pero no os basta. Os quejáis. ¡En Francia se pasan la vida quejándose! Os encadenáis de por vida a un banco, y hay ansia de poseer, frenesí,prisa... En el desierto no hay atascos, ¿y sabe por qué? ¡Porque allí nadie quiere adelantar a nadie!- Reláteme un momento de felicidad intensa en su lejano desierto.- Es cada día, dos horas antes de la puesta del sol: baja el calor, y el frío no ha llegado, y hombres y animales regresan lentamente al campamento y susperfiles se recortan en un cielo rosa, azul, rojo, amarillo, verde...- Fascinante, desde luego...- Es un momento mágico... Entramos todos en la tienda y hervimos té. Sentados, en silencio, escuchamos el hervor... La calma nos invade a todos: los latidosdel corazón se acompasan al pot-pot del hervor...- Qué paz...- Aquí tenéis reloj, allí tenemos tiempo.

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domingo, 11 de octubre de 2009

La nueva pastelería

Con mis mejores deseos de que disfrutéis de un dulce domingo, aquí os pongo mi último cuento.
Que os haga disfrutar.

Evaristo; sí, él que se creía el más listo, quería probar algo nuevo.
Consideraba que ya lo había degustado todo en materia de dulces y, por eso, ya nada le proporcionaba auténtico placer, nada le seducía.
Rechazaba sus habituales visitas a la confitería de la señora Ludivina alegando que sus tartas, pasteles y bollos habían perdido atractivo. ¿No sería que la que lo había hecho, en realidad, era la propia dependienta?
Hete aquí que un día, de entre la mucha propaganda que depositaban en su buzón, llamóle su atención un prospecto diferente: tenía forma de flor y en cada uno de sus pétalos se dibujaba la promesa de exquisiteces nunca vistas. Y en el centro, el nombre del establecimiento: “Pastelerías Merjarón”.
Se vio impulsado a acercarse al nuevo templo del golosineo y dejarse tentar por esas promesas.
Para más motivo, quedaba cerca de casa: en la Avenida de los Olivertos, nombre de la calle hijo de las ocurrencias del inefable alcalde, él tan moderno y snob que quiso reinventar el lenguaje.
Se encaminó presto hacia su nueva meca. ¿Y qué fue lo primero que vio?
Una gran cola, ejem, una larga fila de personas que esperaban turno.
Preguntó que a qué se debía semejante multitud. A lo cual, le respondieron que era el día inaugural y que ofrecían muestras gratuitas de lo que venderían después. Se rumoreaba que lo que daban era increíble, exquisito, novedoso.
Los que salían con sus bolsas, comentaban que, por fin, se había abierto el paraíso del sabor.
Evaristo se impacientaba. Quería avanzar, colarse. Pero no se lo permitieron.
Sólo le quedaban cuatro personas delante de él para que pudiese, por fin, penetrar en el nuevo local. Se temía que no llegaría a tiempo de elegir y entonces, su aventura se quedaría en otro fiasco.
Y, sí; por increíble que pudiera parecer, llegó su momento.
-¿Qué desea probar, señor?
-ah, lo más nuevo. Mire, seño…
Nuestro dulce protagonista se quedó mudo al ver a la joven que le interpelaba. Nada que ver con la antipática de la Ludivina, que ya le tenía tomada la medida. Ésta era risueña, con voz de trino, alta, de pelo rubio recogido dejando limpia una cara llena de amable expresión. ¿Y sus ojos? Ah, dos luceros resalados.
-Emmm… Encantadora señorita, lo que a usted le parezca. Estoy seguro de que, sea lo que sea, me fascinará.
-Bueno, estamos sugiriendo nuestro surtido especial Universo. Viene muy bien presentado y lleva algo de bombón de jazmín, pastas de guindas, hojuelas a la miel y barquillos de tiramisú.
--Póngame, póngame dos cajas de las grandes. ¿Cómo se llama? Es que creo que voy a venir muy a menudo a esta nueva pastelería.
Con una sonrisa pícara _nadie diría que la empleada llevase varias horas atendiendo_ respondió:
-En una de las cajas lleva la respuesta.
Porque a ella, la visión de aquel cliente le había llamado la atención, la había conquistado.



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sábado, 10 de octubre de 2009

La devaluación de los premios

No puedo resistirme a hacer un comentario ante la reciente concesión del Premio Nobel de la paz a Barack Obama.
No sé, pero….



Cuando se dice que algo se devalúa es porque pierde valor, prestigio, solidez, solvencia.
¿Y por qué sucede eso?
Pues por falta de trasparencia, de objetividad, de constancia, de cumplir con la confianza depositada en el objeto, bien o persona devaluada.
Ahora, se dice que la clase política está devaluada, pero no sólo ella. También los premios, determinados premios.
Sabéis que yo soy de los que presenta sus relatos a todo tipo de concursos literarios, siendo consciente de mis modestas aspiraciones, de en cuáles puedo hacerlo.
Y cuando me presento, no negaré que lo hago con la ilusión de ganar, no tanto por el premio en sí (que también) como por el hecho del reconocimiento implícito que lleva aparejado el triunfo, además del acicate que me supone para seguir empeñado en la labor relatora.
Entonces, si se descubre que los concursos devalúan sus premios ¿a qué seguir en ese empeño? ¿A qué esforzarse en escribir, en realizar acciones para ser merecedor de recompensa?
Que premios literarios o el Nobel se devalúen, dejen de inspirar confianza por su honestidad y consideración de verdaderos méritos (más allá de los intereses comerciales, editoriales o políticos) implica una gran desazón y tristeza. .
Ya supondréis, por tanto, cuál es mi opinión al respecto de la concesión de este premio Nobel de la Paz 2009. Creo que es puramente político, que estoy convencido de que había personas o instituciones con más derecho a recibirlo que él, sin dudar de sus futuras aportaciones a la estabilidad del mundo, pero de momento son sólo eso: posibilidades, perspectivas, futuribles. ¿Y no es cualidad de los Nobel reconocer la trayectoria pasada de quienes engloban las distintas disciplinas?
Señores de la Academia sueca: lo siento, pero manifiesto mi absoluta disconformidad hacia su decisión.
La paz la hacen real personas e instituciones que a ustedes parecen pasarles desapercibidas. Quizá a ustedes, sí; pero a muchos otros seres anónimos, no.

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miércoles, 7 de octubre de 2009

La desgracia de ser albino en Kenia

Aunque no sea yo de los que me guste divulgar noticias trágicas, ya sabéis de mi optimismo, sí creo que, de vez en cuando, conviene llamar la atención ante determinados temas.
La información que comparto me parece que debe ser divulgada porque la superstición extrema puede llevar a situaciones que rayan lo infrahumano.
Y una de las formas de esa superstición es la de atacar a personas discapacitadas.
Desgraciadamente sigue sucediendo

Más de cincuenta albinos fueron asesinados en los dos últimos años en Tanzania, donde sus extremidades se venden por 3.000 dólares y sirven para elaborar "pociones mágicas", según denunció la ONG 'Under The Same Sun'.
"La situación está cada vez peor. Las personas albinas son asesinadas porque existe la creencia de que beber su sangre favorece la salud y te hace más poderoso", dijo el portavoz de la organización, Paul Ash.
Así, explicó que en Tanzania se produjeron en los dos últimos años 53 asesinatos de albinos, incluidos niños. "Conocimos el caso de Miriam, una niña de cinco años. Estaba una noche durmiendo cuando cuatro hombres armados con cuchillos entraron en su casa y le amputaron los brazos y las piernas mientras aún seguía con vida", denunció Ash.
Las extremidades de personas albinas se venden por 3.000 dólares en el mercado negro, un precio que el portavoz aseguró que ningún ciudadano medio de Tanzania podría pagar.
"Es un negocio que mueve mucho dinero y es muy lucrativo. Los compradores deben ser políticos y hombres de negocios", apuntó. "La semana pasada se condenó por primera vez a tres hombres por el asesinato de un menor albino de 14 años. El juicio llegó incluso a suspenderse, pero la presión internacional hizo que se reanudara", declaró.
Aunque reconoció que el veredicto de este caso es un buen comienzo, el portavoz pidió a la ONU y a la comunidad internacional que exijan a Tanzania mayor celeridad en la celebración de los juicios pendientes.
Por otro lado, Ash criticó que las personas albinas son discriminadas a la hora de conseguir un empleo, por lo que muchas de ellas terminan trabajando en el campo. Sin embargo, los albinos son especialmente sensibles al sol y trabajan sin sombrero ni crema solar, lo que les expone al cáncer de piel.
"Por eso la esperanza de vida de los albinos en Tanzania es de tan sólo 30 años, cuando en condiciones normales viven tanto como cualquier otra persona", lamentó. Además, el portavoz denunció que en ocasiones son los propios parientes los que impiden que los niños albinos acudan al colegio porque no les consideran lo suficientemente inteligentes.
"Algunos incluso sacrifican a los bebés cuando nacen albinos porque creen que es un motivo de vergüenza o que los vecinos pensarán que la mujer se acostó con un hombre blanco", añadió.
Los últimos datos estiman que en Tanzania viven alrededor de 170.000 personas albinas, una cifra "mucho mayor de la registrada en otros países, porque la discriminación les obliga a casarse entre ellos y así el riesgo de tener hijos albinos es mayor".

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martes, 6 de octubre de 2009

Encuentro en un vagón de tren

Para que veáis cómo uno no puede fiarse de esas supuestas fuentes fidedignas.
Que os haga, al tiempo que sonreír, reflexionar.

Lewis Carroll se encontraba una vez en vagón de tren con una señora y su hijita, que venía leyendo "Alicia en el país de las maravillas". Cuando la niña cerró el libro, él se puso a hablar con ella acerca de la historia; también se unió la madre a la conversación. Sin saber que su interlocutor era el autor de la obra, la mujer comentó: "¿No es triste lo del pobre Sr. Carroll? Se volvió loco, sabe...". "¿De veras? -preguntó el autor- nunca había escuchado eso". "Oh, yo le aseguro que es cierto, me lo contó alguien de quien no se puede dudar". Antes de separarse de ella, Carroll obtuvo permiso para enviarle un regalo a la niña, quien pocos días después recibió un ejemplar de "A través del espejo" con la dedicatoria: "Del autor, como recuerdo de un viaje agradable".
(Fuente: Norman Brown)

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domingo, 4 de octubre de 2009

Pablo Pineda: tener un síndrome

A raíz de la consecución de la Concha de Plata en el recién finalizado festival de cine de San Sebastián, por la película “Yo también” este afectado de síndrome de Down ha puesto de actualidad el espíritu de superación y la capacidad que tenemos las personas discapacitadas a la hora de perseguir y alcanzar metas.
Quiero compartir con vosotros, una entrevista que se le hizo, en el diario El País, hace un tiempo y que, salvando las distancias (tanto por nuestras notables diferencias en cuanto a algunas de sus ideas y a la deficiencia) creo que es bastante reveladora de mi propia experiencia.
Es verdad que tiene una extensión más larga de lo que me gustaría, pero creo que, a vosotras y vosotros, que con tanto afecto me leéis, puede acercaros un poquito más a mi mundo y a lo que supone la ceguera, no sólo para mí como afectado, sino para los padres de alguien como yo.
Espero que os resulte interesante.


Dice Pablo Pineda que la primera noticia de que era síndrome de Down lo suyo la tuvo a los seis o siete años. “Un profesor de universidad que llevaba el Proyecto Roma, don Miguel García Melero, en el despacho del director me preguntó: ‘¿Tú sabes que eres síndrome de Down?’. Yo, inocentemente, le dije que sí, aunque no tenía ni idea. Él lo notó y se puso a explicarme qué era eso, aunque no era genetista, sino pedagogo. Y yo, como a todo le saco punta y tengo esa agudeza mental, le dije: ‘Don Miguel, ¿soy tonto?’.”–¿Por qué se lo preguntó?–No sé. Es difícil saberlo. Quizá, si a los seis años te asocian con un síndrome, tú lo asocias a ser tonto o no. Él me dijo que no era tonto, y le pregunté: “¿Y voy a poder seguir estudiando?”. El me dijo: “Sí, por supuesto”. Luego comenzó el proceso de la calle; los niños empezaron a decirme: “Pobrecito, está malito”. Y yo me enfurruñaba, porque no estaba enfermo.–Pero sí veía que su cara era distinta.–Eso sí. Que tenía los ojos más alargados, que las manos no eran iguales. No había visto a otros niños con síndrome, pero quizá tenía la mosca detrás de la oreja. Quizá tenía una inquietud. ¿Y esto del síndrome, qué falla será? En casa, mis padres nunca me habían comentado nada, pero después de la primera noticia le pregunté a mi madre: “¿Es verdad que soy síndrome de Down?”. Estaba con mi hermano Pedro, el mayor, que estudiaba medicina en aquella época, y empezó a explicarme lo que era la genética, los genes; así me fui enterando. Y volví a hacerles la misma pregunta que al profesor: “¿Puedo seguir estudiando?” “Claro”, dijeron los dos, “sin problemas”. Estaba muy a gusto en el colegio, con mis compañeros. Luego, durante un tiempo, no tuve interés de saber más; hasta que empecé a estudiar la carrera de magisterio, a los 21 años, al tocar el campo de la educación especial: ahí es cuando me entero de lo que es esta discapacidad. Aunque, al describirla, los libros hablaban de que era una enfermedad y de la cultura del déficit, de todos los problemas que tienen. Muy negativo. Y cuando empecé a leerlo me dije: yo no soy así.–¿Pensó que era un síndrome de Down un poco especial?–Exactamente. También pensé, además de que yo era especial, que otros muchos síndromes de Down que ya conocía tampoco eran como los describían los libros. La literatura nos pone peor de lo que somos, y nos aparta. Sobre capacidad motórica, te explican todo lo que deberían tratar en capacidad mental. Lo mental siempre se vende peor que lo físico. Dicen que somos deficientes, que somos retrasados. Y que no hay ninguna solución, que es lo peor. Se quedan con las alteraciones visibles, y asocian lo mental con la locura, porque antes no se distinguía entre deficiencia mental y enfermedad mental. Y todavía se distingue mal... Así que cuando la gente ve a un paralítico mental dice: ése está loco. Deficiencia se asocia con locura.–¿Le costaba estudiar más que a los demás?–No. Bueno, los números y las matemáticas no me gustan nada; pero eso no es algo extraordinario, ni característico de un síndrome de Down.–Supongo que la adolescencia debió de ser una etapa más dura que la infancia.–He pasado por distintas épocas. Cuando empecé en primero de BUP (el bachillerato único polivalente), nadie se esperaba un síndrome de Down en un instituto, y la gente me miraba como diciendo: que hace éste aquí. Hicieron una cosa ilegal, que los profesores tuvieran que votar mi admisión en el instituto. Así que fue duro. Pero poco a poco me fui sacando ese torrente de magia o de cariño y fui conquistando a mis compañeros, porque era muy consciente de que debía hacerlo. Con los compañeros sabía que tenía que atacar charlando, metiéndome entre ellos, y eso fue lo que hice. Y reaccionaron muy bien; en primero, fue una relaciónbonita. Y a los profesores, a pesar de que habían votado, a muchos los fui conquistando, aunque a ellos fue por lo cognitivo. Les preguntaba en clase, me interesaba, y eso los descolocaba. Después, en segundo, ahí todo fue fatal. Quizá porque los niños con 14 años siguen siendo niños, pero los de 16 se hacen los duros, son crueles, y entonces comenzaron a mirarme por encima del hombro, a no hablarme. La vida era imposible.–¿Y qué hizo?–Al principio me sorprendí. Me desanimé y pensé en tirar la toalla. Tampoco sabía cómo contárselo a mis padres, así que me lo callé todo. Los de primero eran profesores jóvenes, pero en segundo eran mayores y no creían en mí. Decían que ese niño no podía aprender, que no sabían cómo iban a enseñarme, que no iba a aprender nunca, que las matemáticas me costaban un montón. No veían ninguna luz y empecé a deprimirme.–¿Qué asignaturas prefería?–La historia y las ciencias sociales me encantaban. Me leía los anuarios. Y también me gustaba el griego. El profesor era muy joven, acababa de entrar en el instituto, y me encantaba cómo me enseñaba.–Hemos llegado a tercero. Entonces, ¿qué pasa?–Pues que todo vuelve a estar bien. Tengo muchos amigos, hacemos viajes.–¿Y cuándo se aceptó del todo?–Pronto. He dado conferencias, y en una de ellas, cuando tenía 14 años, una señora me preguntó si me haría la cirugía estética para cambiar los rasgos de mi cara. Y le dije: “No, los tengo a mucha honra”. Y luego: “¿Es que no te gusta como soy?” Yo he sido muy exigente conmigo mismo.–Uno de los problemas que tienen los Down es que la sociedad suele tratarlos como niños. Esa lucha para crecer, a veces debe hacerse contra la propia familia.–Por ejemplo, mi físico es el mismo de hace años, no veo cambios en mí. Cuando me preguntan cuántos años tengo y digo 29, me dicen que no los aparento. Eso me molesta. Sé que es por el físico, pero no me gusta que me traten como a un niño; pero es muy difícil. Es verdad que la gente piensa que eres un niño siempre.–Quizás a algunos discapacitados los atrapa eso. Prefieren no crecer, como muchos otros niños, y ser Peter Pan para no enfrentarse con un mundo que suponen hostil.–A mí no me pasó. Cuando tenía 14 o 15 años era tanta mi propia autoestima que todo el lado conmiserativo no me gustaba nada. Quería salir de eso, demostrar quién era y lo que podía hacer.–En realidad, su vida debe ser difícil, necesita ser un buen guerrero para llevarla.–Sí que es duro, más que nada porque siempre tienes que estar demostrando que puedes. Que puedes hacer esto o lo otro, que puedes viajar. Es muy cansado, te hartas. A veces piensas que los prejuicios han disminuido, pero es que están más soterrados. En el ingreso hubo un acto de fin de curso. Todos los premios se los llevaron las chicas, menos dos que fueron para otro chico y para mí. Al final, el director dijo: “Y ahora os voy a hablar de un chico que todos conocéis, que ha hecho un gran esfuerzo, pero a quien no se le ha regalado nada. Ese chico es Pablo Pineda”. En cuanto dijo mi nombre, el salón de actos se puso en pie a aplaudir. Me quedé de piedra.–¿De qué le sirve a usted esta atención que despierta?–Para mí no es nada, pero para el colectivo, todo. Lo hago por el colectivo. Debo hacerlo, me siento deudor con este colectivo desde que era pequeño. Desde el programa “Hoy habla Pablo”, cuando tenía ocho años y salí por primera vez en televisión, y ya dije que a los síndrome de Down había que llevarlos al colegio con los demás niños y dejarlos jugar en los recreos.–Es curioso que con el tiempo se haya convertido en la estrella de su familia.–Sí lo es. Tengo dos hermanos con carreras universitarias superiores, y yo que soy el pequeño y síndrome de Down... Yo no creo en el destino y todo eso; pero, sin embargo, desde muy pequeño me di cuenta de que el hecho de estar marcado por el síndrome de Down me obligaba a algo. No ser normal te marca, la sociedad te pide algo por ello. A mí me ha pasado.–Una señora que sabe mucho del síndrome de Down me decía que no todos los Down son iguales, y que eso explicaba que usted hubiera podido estudiar.–Ese es el discurso de rizar el rizo. Sí, pero resulta que las diferencias no se explican genéticamente, se explican culturalmente. Ahí es donde se marca la diferencia entre un Down que puede llegar a estudiar y otro que no. Pero nos dividen entre niños mosaicos, o Down por traslocación, o puros; ésas son las tres clases de Down que existen, genéticamente hablando.–La señora de quien le hablo me dijo que para haber llegado a la universidad tiene que ser mosaico.–Sí, o bajorrelieve... Yo soy puro, soy normal. Dicen que los mosaicos tienen más capacidad que los otros, pero resulta que yo no soy mosaico... Así que mi caso deja bien claro que lo genético no explica la diferencia. Ya me lo han dicho más veces, que tengo que ser mosaico, y que de otro modo no se lo explican. A veces la comunidad científica y la gente es torpe, y no entiende nada que la genética no les explique.–¿No es eso como admitir, de entrada, que casi no hay nada que hacer por ustedes?–Claro, como si no pudiéramos ser estimulados, como si no pudieran enseñarnos. De ese modo no tienen que asumir su responsabilidad. ¿Y cómo lo explican? Pues diciendo que éste es mosaico. Otro argumento es decir que tengo un síndrome leve, o que soy límite. Pero no, soy puro.–La primera vez que hablé con su madre, ya me di cuenta de que no era una madre corriente.–No lo es. Nada de esto hubiera ocurrido si ella no hubiera actuado como lo hizo. Y de una madre no corriente nace un síndrome de Down que para mucha gente no es corriente.–Pero dentro del Proyecto Roma, que es europeo, ¿cuántos han ido a la universidad como usted?–Sólo yo. Pero igual que entre los normales hay diferencias, y no todos llegan a la universidad, lo mismo pasa con nosotros. Cada uno llega a lo que llega. Y eso me da una responsabilidad muy grande. Hace unos días, unos padres que iban a un congreso internacional del Proyecto Roma me decían: “Pablo, tú eres un pilar fundamental del proyecto”. Me lo han dicho muchas veces, que he marcado un camino.–¿Sus padres le han empujado a que usted mismo hiciera las cosas, consultaron a los médicos cuando era pequeño?–Cuando empezamos, más que consultar a los médicos, eran ellos los que decían a los médicos qué había que hacer. Ellos decían: este niño no podrá aprender más que las cosas más sencillas, y mis padres no les hacían caso: tu ocúpate de las amígdalas, que yo me ocupo de su educación. Nunca creyeron que no podría aprender, nunca creyeron a mi médico, y eso que era muy bueno y me quería mucho, pero su mentalidad era de aquella época. Mis padres siempre pensaron que yo debía ser autónomo y me educaron para ello. Don Miguel López Melero ha sido un acicate. Cuando era niño, me hacía pequeñas putaditas. Por ejemplo, decirme que me iba a recoger y luego no venir, dejarme solo, para ver qué hacía. Fíjate qué listo. Y yo, además de maldecir a toda su parentela y de estar muerto de hambre, pues tenía que arreglarme la vida, tomaba un autobús. Toda una aventura. Todos, mis padres, mi hermano, mi tío, se turnaban para espiarme detrás de un periódico, como detectives. Incluso si caían cuatro gotas y le pedía a mi padre que me llevara al colegio, me decía: “Ponte el impermeable y vete en autobús”. Mis padres han sido fuertes, nunca han cedido, nunca les he pillado el punto débil.–Entonces no ha estado superprotegido.–Pero sí tuve una figura protectora. Era mi tía Encarna. No tenía hijos y me quería mucho. Hasta hacerme mal, en el sentido de que cuando iba a su casa me untaba la mantequilla en el pan, por ejemplo. Si me quedaba solo en casa, me decía que fuera a dormir con ellos, no pensaba que podía dormir solo. Cuando murió fue un mazazo, pero también un punto de inflexión; dejé de tener a alguien que me protegiera de ese modo. Poco después de que ella muriera, mis padres tuvieron que viajar, y eso para mí fue una lección de autonomía. ¡Por fin! Porque mi tía me adoraba, pero era el elemento perturbador. Una vez fuimos de viaje con Miguel Melero, ella era muy sorda, y en el aeropuerto empezó a ponerme el azúcar en la leche. Entonces, don Miguel hizo una cosa muy bruta: le pegó un manotazo a mi tía, cosa que le sentó fatal. ¡Ja, ja, ja! El caso es que cuando ella murió disfruté de esa autonomía. Tenía que ir a comprar, manejar dinero. Fue un cambio muy grande, empecé a hacerme la cena: el huevo frito, la ensalada, el churrasco. Son cosas fáciles, pero normalmente un síndrome de Down no las hace; si tiene unos padres protectores no lo hace. Porque hay fuego, agua hirviendo, etcétera.–Usted tiene un buen vocabulario.–Leí muchísimo. Anuarios, revistas, periódicos. Todo.–¿Y novelas?–Mi madre me dice: “Tienes que leer novelas en vez de leer anuarios”. Pero los anuarios me encantan. No sé, pero tengo mucha memoria y asocio lo que pasó un día con lo que ese mismo día me pasó a mí. Las novelas no me dicen nada. Prefiero escuchar Los 40 Principales que leer una novela. Parece una tontería; es más, es una tontería decir algo así, pero ¿qué pasa?, pues que Los 40 Principales es lo que escucha la gente de mi edad, el mundo real; es la música que escuchan los jóvenes. Y las novelas no lo son. Los jóvenes no leen novelas, y a lo mejor por eso yo tampoco las leo. ¿Qué quiero yo? Pues ser un joven, reivindico ser un joven. Ése es un tema que tengo con mis padres, un debate filosófico. El año en que lo pasé mal en el instituto, aquella lucha con los chicos, eso me hizo madurar. Tenía 15 años, y los padres a esa edad tienen un gran peso; entonces me aficionaron a la música clásica, a la cultura, y yo me quedaba en la burbuja adulta de la cultura, en lo sesudo. Y cuando me quedé solo en casa, me dije: ahora tengo que sacar mi parte más joven, esto se acabó. Se acabó Beethoven. Mi madre dice que me he convertido en infantil, que he retrocedido, que antes me interesaba la cultura más que ahora. Pero no es eso... Lo que estoy haciendo es ponerme en mi sitio. Me hace falta la música moderna, los grupos. Es que estaba estudiando a Piaget con canto gregoriano. ¡Imagina estudiar a Piaget con canto gregoriano! Para morirse, vamos; para tomar los apuntes y tirarlos por la ventana. Lo cambié por Los 40 Principales, y como que me animé y hasta me entraba más fácil.–¿Y piensa que, como hacen los adolescentes, se está enfrentando ahora a sus padres?–Sí. Viví demasiado con los adultos. Incluso me lo decía mi profesor de apoyo: “Pablo, que te estás aislando”. Porque me quedaba en casa con los libros y la música clásica. Y ahora hay otra puerta, la use o no. Creo que esto forma parte de la lucha por la autonomía, por primera vez me atrevo a tener mis propios gustos. Cuando veo a mis sobrinos, que están ahora con el violín, con el canto, pienso: con 15 años, mira que son sosos. Con 15 años, lo que uno quiere es salir y divertirse. Pero no lo digo nunca, me lo callo, pero lo pienso. Si yo tuviera 15 años, me iban a meter a un coro a cantar el miserere... Y eso no quiere decir que no esté bien con mis padres. Pero es otra cosa. Ellos se están acostumbrando; me han dejado, creo, como un caso perdido. Antes, si quería ver Operación Triunfo, me decían: “Pablo, ¿qué haces?, eso es un comecocos”. Ahora saben perfectamente que lo voy a ver.–Antes decía que su profesor le decía que se estaba aislando. ¿Hasta dónde llegaba su confianza con él?–Con él hablaba de todo, de cosas que no hablaba con mi madre: de sexo, por ejemplo.–¿A qué edad empezaron a gustarle las chicas?–Siempre. Siempre estaba enamorado. He tenido muchos amores platónicos. Cuando veo una niña muy guapa, es que ya me estoy enamorando. Las chicas guapas me encantan. En BUP ya me interesaba estar con las chicas. Las de clase me trataban con naturalidad, una me metió en un grupo de Acción Católica. Salía con ellos, después de la misa nos esperábamos fuera. Y un día, era 1992, después de las navidades, los esperé como siempre. Diez minutos, quince, media hora, tres cuartos de hora, y allí no salía nadie. Estaba mosqueado, hasta que apareció alguien. “¿Oye, dónde está la gente?”. Contestó que se habían ido hacía tiempo. Me fui llorando a lágrima viva. Llegué a casa de mis tíos con los ojos supercolorados. “Pablo, ¿has llorado?”. Y a partir de ahí dejé el grupo. Luego estuve con los boy scouts. En aquella época siempre buscaba amigos y quería saber qué pasaba con las chicas, cuál era su mundo. Entonces desconocía el significado del concepto desengaño. Apareció otra chica, siempre las encontraba, y me encandilé. Era muy guapa, lo intenté, “qué guapa eres”, hasta que un día vi al novio, y vaya... Cuando se lo comentaba a mis padres, me decían: “Hombre, Pablo, es que tú te fijas en unas chicas muy guapas”. En aquella época era un enamoramiento espiritual, más que carnal.–¿Y luego?–En los scouts había otra chica, ¡Dios mío de mi vida...! Y lo mismo. Hasta que en un campamento se mascó la tensión. Estaba el novio de ella, era un compañero, y él en broma dijo: “Así que te gusta fulanita...”. Fue terrible, lloré, me fui, ella vino hacia mí: “Pablo, somos muy buenos amigos, no tenemos que dejar de ser amigos”. ¡Qué mal me sentí! Fue lo peor que podía decirme. Y así me di cuenta de que el tema de las chicas era muy difícil..., una dificultad añadida. Supe que el síndrome de Down iba a marcar mi vida, que las chicas no querían enamorarse de mí porque era síndrome de Down. Y todavía me sigo rebelando contra ese pensamiento. Pero sé que esa posible novia debería ser tan especial que pocas podrían serlo. Las chicas normales no me quieren; tienen muchos prejuicios, tienen miedo, tienen una familia. Fíjate lo que diría un padre que se diera cuenta de que su hija tenía un novio con síndrome de Down...–Pero dice que se rebela contra ello. ¿Podría ser su próximo reto encontrar una chica apropiada?–Pero besarse ya sería un escándalo público. Imagínate. Los mayores se escandalizarían, irían a buscar un guardia, se armaría la gorda. Me da miedo. Hace un par de años estaba solo en la playa, hablando por el móvil, y a los cinco minutos ya tenía un guardia civil al lado. “¿Te pasa algo?”. “Nada”. “Es que me ha dicho una persona que estabas perdido.” Imagínate, por estar hablando por el móvil... Si estoy besándome con una chica, no es que venga un guardia civil, vienen cinco.–¿Le gustaría vivir solo?–Poder, podría, pero se está muy bien en casa de los padres, las cosas como son. El otro día vi un reportaje sobre universitarios donde se decía que la mayoría vive con sus padres, porque la vida está muy cara y eso... Yo me considero uno más, tengo los mismos problemas que cualquier universitario. Además empecé a trabajar en febrero, en el área de bienestar social del Ayuntamiento. Me dedico al sector de los discapacitados, soy lo que se llama un sensibilizador. Viene gente con discapacidad a preguntarme qué puede hacer, y sus padres, a consultarme.–Después de sacar una diplomatura en magisterio en la universidad, ahora se está licenciando en psicopedagogía.–Es un poco más difícil, más abstracto. Sobre todo la parte de los psicólogos, como Piaget. Es como un desierto. Espero acabar este curso, y entonces será cuando oficialmente me licenciaré. Y mi destino quiere ir por ahí, aconsejando, orientando. Ahora el director del área de bienestar social me ha incluido en un proyecto de la Unión Europea que es para fomentar el empleo con apoyo, y para lo cual hay que hacer una labor sensibilizadora muy importante; yo voy a ir a las empresas con ese fin. Quieren crear una red de empresas solidarias donde puedan trabajar los discapacitados. En este trabajo estoy con un equipo eminentemente femenino, con Inés, María, Lola, y otros dos chicos, Dani y Andrés. Es un apoyo psicopedagógico, y estoy contento, hace que me sienta útil.–Leía el otro día en un libro que ser Down, como sucede con otras cosas, lo coloca a uno en una categoría que pesa mucho más que las potencialidades que se tengan, los talentos que pueda tener.–Te etiquetan y de ahí no sales. Toda la vida voy a llevarlo encima. Así como a David Bisbal le llaman el triunfito, a mí me llaman el síndrome de Down. Hay consuelos, como que el director del área de bienestar social les dijera a mis compañeros: “Explotar a Pablo, que tiene mucha capacidad”. Es decir, yo veo que en el trabajo me consideran útil, y eso me gusta. Pero lo que más me compensa es demostrar lo que somos capaces de hacer, que lo vean a través de lo que yo hago. Claro que esto sólo se puede entender si a uno le importan los demás, si eres progresista.–¿Usted lo es?–Lo soy. Por eso critico ese discurso conservador que hay ahora, en lo educativo, lo social, lo político. Por eso me pongo en contra de la ley de calidad educativa, porque es conservadora y significa una involución en el plano de la educación de los discapacitados. ¿Cómo se llama de calidad una ley que consiste en hacer más exámenes y reválidas en una sociedad en la que hay que potenciar los valores sociales? Es una ley retrógrada con respecto a todo lo que se ha hecho en la anterior época en medios de atención. Yo no puedo estar a favor, el discurso de ahora es meternos en guetos. Como tampoco puedo estar a favor de la guerra. Es que no puedo. Ni con los políticos que están ahora en el poder. Y además, el discurso respecto a los discapacitados es global, afecta lo mismo a los Down que a los negros, a los árabes; a todos los diferentes. El respeto a los derechos humanos, el de ser todos iguales, es lo que tiene que estar por encima de todo. Por encima del dinero, del poder, de la competitividad. Y en eso se está retrocediendo. Con los líderes tan conservadores que tenemos en el plano mundial, Berlusconi, Sharon, Bush..., ¿adónde vamos a ir? Nos ha tocado vivir un momento muy duro a los progresistas.

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sábado, 3 de octubre de 2009

El paraíso en Colombia

En este sábado tranquilo me apetece compartir con vosotros una información sobre algún lugar paradisiaco e invitaros a visitarlo, a comentarlo.
Pongo, además del texto, unas imágenes sobre él. Para reproducirlas, ya sabéis: pinchad en el título de la entrada.
Que disfrutéis de ellas y se os pongan los dientes largos, tanto como a mí.

Colombia. Vestigios de antiguas culturas, islas paradisíacas, una ciudad amurallada, arquitectura colonial, exóticas comidas y vibrantes música y paisajes son algunos de los atractivos del litoral caribeño de este país, con puntos que atraen cada vez a más viajeros como San Andrés, Santa Marta y Cartagena de Indias.San Andrés. Las playas de San Andrés son únicas, con aguas cristalinas, arenas blancas y cocoteros que adornan el paisaje que impulsa al visitante a regresar nuevamente a este hermoso destino rodeado por un espectacular mar de siete colores y protegido por una formidable barrera de arrecifes coralinos, donde se puede apreciar todo el encanto y la magia del Caribe. Los días en la isla son calientes y muy húmedos. Uno que otro chaparrón cae de tanto en tanto, pero no duran más de 20 minutos, luego vuelve a brillar el sol.El islote Johnny Cay es uno de los lugares que no se puede dejar de visitar. Aquí, los deportes náuticos se constituyen en una de las más apasionantes opciones para el turista que gusta de la adrenalina del buceo y del surf, asegura el lugareño Jimmy Neward. Lo que no falta en ambas playas de San Andrés son los artesanos que elaboran y venden hermosas manillas, collares y pendientes con una variedad de piedras marinas, perlas cultivadas, coral, nácar, cuarzo, conchas y caracoles combinados con semillas.Si los visitantes desean observar y entrar en contacto con la flora y fauna marinas, entonces el lugar perfecto es la isla Acuario, una enorme piscina natural de aguas en tono turquesa, que invita a hacer snorkeling en medio del mar y apreciar las maravillas del mundo submarino con peces multicolores, corales y algas.San Andrés, que se caracteriza por su arquitectura colorida y su exquisita gastronomía con sabor a Caribe, no sólo es playa, también cuenta con otros lugares turísticos para visitar. Se pueden vivir experiencias inimaginables, como el hoyo soplador y la laguna natural, en la cual se pueden realizar clavados y admirar a los peces azules, además de la cueva de Morgan.

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jueves, 1 de octubre de 2009

Dulces dulces

Quienes me conocéis más, bien sabéis mi entusiasmo por los dulces, más bien cabría hablarse de mi debilidad por ellos. Y es que de casta (no precisamente porque sea galgo o podenco) me viene, porque mi familia paterna ha sido siempre devota de esos manjares.
Con el fin de comenzar este nuevo mes, ya otoñal, al menos en lo que al calendario se refiere, de una manera apetitosa, quiero compartir algunos recuerdos relacionados con esta pasión mía.


Los primeros dulces que recuerdo haber paladeado eran las meriendas que me preparaba mi abuela: rebanadas de pan de pueblo untadas con mermelada casera de melocotón, manzana o ciruela, unas veces; o con nata de la vaca recién hordeñada, con manteca, y otras, con vino y azúcar.
Aún saboreo las onzas de chocolate de la marca La campana del Gorriaga o Chocolates Hueso, con pan. Y los cromos que venían en las tabletas, que también era un atractivo añadido. Además de ese chocolatillo a la taza con pan tostao de cumpleaños y días de invierno.
Y esos bocadillos de dulce de membrillo entre galleta y galleta.
Veo en mi imaginación a mi madre amasando los ingredientes para hacer tostones, hojaldres, madalenas y tortas de manteca.
Veo cómo fríe la sangre dulce, hecha después de la matanza, con pasas.
Y cómo íbamos a coger moras para luego aliñarlas con moscatel y azúcar.
Saboreo esa compota navideña a base de manzana cocida, orejones de melocotón, higos y ciruelas.
O cuando me compraba los bollos de la marca bimbo cuando salíamos del colegio: la Pantera Rosa, el tigretón o el Bollycao.
Una vez adquirí bombones de licor sin pensar yo, ingenuo de mí, que llevaban alcohol. No supe por qué, pero el caso es que noté algo que nunca me había pasado después de devorar todas esas delicias: se me iba la cabeza.
.Recuerdo cómo mi tío me incitaba a que comiese otro trozo más de turrón para, así de paso, comer él también el suyo.
Y las natillas caseras con ralladuras de chocolate o con su galleta María, coronada por suspiros (claras a punto de nieve).
Me encantan los surtidos por aquello de que pruebas una pieza de un sabor, luego otra, y otra más … y así casi, si no te controlas, hasta acabar con la caja.
Veo los envoltorios de colores brillantes, toda una promesa de placer.
Mis momentos de ansiedad nerviosa los combato, peligrooo, comiendo dulces, así que para evitar la tentación, evito la ocasión no disponiendo de ellos.
Pienso que una buena comida sin un buen postre, no es una buena comida, por lo que siempre reservo un hueco en el estómago para ese trozo de tarta, esa napolitana o aquel milhojas..
Me apetecen todos, ahora que los que tienen una naturaleza estacional, me gusta comerlos en su tiempo: hablo del roscón de Reyes, de las torrijas de Semana Santa, los buñuelos de Todos Santos, las rosquillas de san Isidro…..
Y si son caseros, ya ni os cuento. Esto es garantía de autenticidad y tienen la impronta de quien te los hace, su afán por agradar, su saber, el experimentar a probar qué sale, seguro que algo exquisito.
Así que espero, aguardo promesas de tiramisús, mazapanes caseros, pastas artesanas o tartas de queso.
Me gusta, cuando hago viajes, conocer lo que es típico de cada lugar y traerme algo como recuerdo (lo prefiero a las fotos, jejejejej): esos bombones belgas, esas mantecadas de Astorga….
¿qué queréis? Entre lo casero o lo industrial, no hay color. Me quedo con lo primero aun a riesgo de hacer de conejillo de Indias o que no tengan una apariencia de escaparate.
Si hay algo que me frena en su consumo es el miedo a que se quede a vivir conmigo la señora diabetes además de que debo hacer de su ingesta un acto extraordinario, una fiesta, así que procuro dejarlos para los fines de semana o celebraciones merecidas.
En fin, que no quiero ahogarme con el agua que me está deparando tanta salivación bucal .

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