sábado, 27 de octubre de 2007

A favor de la tolerancia.

A raíz de la lectura de la última novela de Julia Navarro, “La sangre de los inocentes”, libro que ahora estoy ya a punto de terminar, me surge la necesidad de compartir con vosotros una reflexión sobre lo inútil de los diversos fanatismos.

Sabemos cómo históricamente el fanatismo se ha dado y cómo éste ha degenerado en tragedias acerca de las que luego nos rasgamos las vestiduras y nos parecen de lo más despreciables.
Pero no creáis, los fanatismos son fáciles de sembrar y están ahí, sólo hace falta que se den las circunstancias que los faciliten con un buen caldo de cultivo para que sean aprovechados por gente sin escrúpulos. Luego vendrán las lamentaciones pero, ¿cuántas veces no podrían haberse evitado sino hubiésemos mirado para otro lado?
Por eso creo que hay que estar atentos y saber huir de salvadores de la humanidad, cantos de sirena o afanes de venganza bajo la falsa apariencia de reivindicar determinadas memorias.
¿Qué tipos hay? No dudo en que es bueno que cada uno tenga sus propias ideas o aficiones, pero cuando éstas derivan en querer que sean excluyentes de otras, es cuando comienza la espiral.
Hay fanatismo religioso (de uno u otro signo), político, deportivo o cultural.
El diccionario define al fanático como:
“1. adj. Que defiende con tenacidad desmedida y apasionamiento creencias u opiniones, sobre todo religiosas o políticas.
2. adj. Preocupado o entusiasmado ciegamente por algo.”

Pues bien, ¿cómo puede evitarse la tragedia?
En mi opinión hay varias fórmulas para no caer en el fanatismo y evitar la hecatombe:
Tener criterio propio: para saber cuándo quieren manipularnos.
Saber escuchar: que ese criterio propio no nos impida tener el oído y la mente abiertos para ser receptivos a otras ideas o manifestaciones de personas que nos hagan ver que el mundo es muy rico y no debemos desaprovechar esta riqueza, no tanto material como intelectual.
Que a la hora de defender nuestras ideas, gustos o aficiones seamos tolerantes y empleemos palabras amables, y más que palabras, usemos de los hechos para servir de ejemplo.
Que no olvidemos que miles de inocentes, gentes sencillas y corrientes como nosotros sufrieron el dolor porque hubo alguien que se atrevió a arrastrar a la masa humana a un camino que de haber sido capaces de defender las dotes individuales de la persona, tal vez no se habría llegado al genocidio.
Y que, ¿como no? apostemos por el valor de la diferencia. Ya he hablado otras veces de esto. Yo, con mi bastón blanco y mi ceguera, soy distinto a lo estándar de la moda, pero ahí estoy y muchos decís que os aporto cosas. Pues igual, debemos saber apreciar la diferencia de otras culturas, religiones, ideas o costumbres.
Ah, y muy importante, en mi opinión: dejémonos de falsas hipocresías o tópicos. Valoremos a cada cual por lo que es y cómo actúa, pero no nos pasemos al extremo opuesto de: “como es distinto, permitámoslo todo”. No porque sino somos capaces de impregnarnos de esa riqueza que nos rodea y sólo nos quedamos con nuestra identidad, al final será inevitable el fanatismo y de aquí a repetir la Historia sólo abrá un pequeño paso.
Creo que el fanatismo es muestra de pobreza, ser radicales en algo no conduce más que a la violencia y que quienes nos rodean huyan de nosotros. Mejor será que enseñemos cosas, que quienes nos rodean nos enseñen a nosotros y que entre unos y otros hagamos un mundo más libre, cálido y en el que todos quepamos. Pero para que esto sea posible, necesitaremos apostar por unos valores de esfuerzo, educación y mayor escucha, dejando un poquito más de lado el poseer, el afán por lo material y las etiquetas.

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Mis apoyos de cada día.

Quisiera aquí recoger las distintas ayudas de las que me valgo en mi tan ansiada lucha por la normalización, por llevar una vida digna e ilusionante en la que sepa que podré valerme por mí mismo, siempre que utilice esas ayudas de forma adecuada.
Por si alguien que visite este espacio puede necesitarlas, para sí o algún conocido suyo, y por si cuando se encuentre conmigo quiere brindármelas, como ahora lo hacéis ya.

Podría hablar de tres tipos de ayudas: humanas, personales y materiales.

Las humanas: aquellas que recibo de vosotros, seres anónimos o amigos que me las estáis dando con tanta generosidad y afecto: cediéndome el brazo para que pueda tomarlo al caminar, al responder a mis preguntas de dónde está determinado lugar o medio de transporte (eso sí, indicándome verbalmente el punto al que dirigirme y desterrando los gestos), dándome consejos o informaciones de cosas que pueden interesarme y animándome a seguir adelante.

Personales: las que yo voy creándome a base de ingenio, aprendizaje e imaginación: el orden para saber dónde coloco las cosas, la memoria para recordar referencias, las ganas por aprender y la lectura, y el saber escuchar, (que tanta información me da de un mundo que de otra forma no sabría cómo es).

Las materiales: el bastón, el braille (para leer, rotular discos o alimentos, etc.), la voz sintética (para acceder a la pantalla del PC o del teléfono móvil), distintas texturas en el suelo, semáforos acústicos (para saber cuándo puedo pasar una avenida), la megafonía (para escuchar las paradas del Metro, dónde sale el autobús o saber cuándo va a ser mi turno)…

Tal vez haya más, pero éstas son las que yo uso. Si vosotros conocéis alguna otra… quién sabe. El caso es que entre todos hagamos que la vida sea más fácil para todos.

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De lo hermoso de nuestros defectos

LA VASIJA ROTA

Un cargador de agua de la India tenía dos grandes vasijas que colgaban a los extremos de un palo y que llevaba encima de los hombros. Una de las vasijas
tenía varias grietas, mientras que la otra era perfecta y conservaba toda el agua al final del largo camino a pie, desde el arroyo hasta la casa de su
patrón, pero cuando llegaba, la vasija rota solo tenía la mitad del agua.
Durante dos años completos esto fue así diariamente, desde luego la vasija perfecta estaba muy orgullosa de sus logros, pues se sabía perfecta para los
fines para los que fue creada. Pero la pobre vasija agrietada estaba muy avergonzada de su propia imperfección y se sentía miserable porque solo podía
hacer la mitad de todo lo que se suponía que era su obligación.
Después de dos años, la tinaja quebrada le habló al aguador diciéndole: "Estoy avergonzada y me quiero disculpar contigo porque debido a mis grietas solo
puedes entregar la mitad de mi carga y solo obtienes la mitad del valor que deberías recibir.".
El aguador apesadumbrado, le dijo compasivamente:
"Cuando regresemos a la casa quiero que notes las bellísimas flores que crecen a lo largo del camino." Así lo hizo la tinaja. Y en efecto vio muchísimas
flores hermosas a lo largo del trayecto, pero de todos modos se sintió apenada porque al final, sólo quedaba dentro de sí la mitad del agua que debía llevar.
El aguador le dijo entonces "Te diste cuenta de que las flores sólo crecen en tu lado del camino?.
Siempre he sabido de tus grietas y quise sacar el lado positivo de ello. Sembré semillas de flores a todo lo largo del camino por donde vas y todos los
días las has regado y por dos años yo he podido recoger estas flores para decorar el altar de mi Madre. Si no fueras exactamente como eres, con todo y
tus defectos, no hubiera sido posible crear esta belleza.".
Cada uno de nosotros tiene sus propias grietas. Todos somos vasijas agrietadas, pero debemos saber que siempre existe la posibilidad de aprovechar las grietas
para obtener buenos resultados. Uno no deja de reír por hacerse viejo, se hace uno viejo por dejar de reír.

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domingo, 21 de octubre de 2007

Viajar a ciegas.

Os he hablado ya en otros artículos de mis aficiones. Ahora os voy a relatar otra de ellas, que más que afición sería toda una pasión: viajar.
El concepto de viaje es muy amplio. A lo largo de la Historia el ser humano ha viajado, se ha desplazado, de forma individual o colectiva, por diversos motivos: buscar mejores tierras o fortuna, conquistar, sed de conocimientos, etc. Hoy en día seguimos haciéndolo y, yo diría que, en el fondo, por similares causas.
Entonces, yo me añado a ese ansia viajera de la humanidad a lo largo de los tiempos y, por eso a veces, me gusta calificarme de “homo viajerus”
¿Qué significa para mí viajar?
Aprender lo que otras personas y civilizaciones han sido capaces de ir creando a lo largo de la Historia y llegar a sorprenderme al pensar cómo ha sido posible todo ello con unos medios y herramientas limitadas. Se demuestra que la voluntad y la capacidad creadora del ser humano es muy grande.
Tener una mente más abierta al percibir que uno no es el ombligo del mundo, que hay muchas otras tradiciones, gentes y espacios distintos a los de mi entorno, pero igual de hermosos y enriquecedores.
Pisar la Historia, es decir: estar en lugares en los que un día se dieron acontecimientos que hoy nos han influido. Es como si me trasladara en el tiempo.
Ser consciente de la magnificencia de un Dios creador que nos ha brindado espacios tan hermosos como unos acantilados, un bosque o una cascada con el poder evocador que estas maravillas contienen.
Sin embargo, por esto entenderéis que la limitación mayor que siento por ser ciego la perciba en este campo.
Y es que, efectivamente, un viaje tiene una gran componente visual, porque se llega a un espacio desconocido, los desplazamientos hasta allí muchas veces no son nada fáciles o se encuentran en puntos inaccesibles y el saber que estás delante de un cuadro como La Gioconda, una catedral o un palacio y no verlo, os aseguro que es duro y frustrante. Pero… es más fuerte mi ansia viajera que estos contras.
Por tanto, ¿cómo disfruto de un viaje? Y os aseguro que lo he hecho en un buen número de ellos:
Una buena preparación: soy consciente de que no todos los lugares que me gustaría visitar son accesibles para mí, por tanto elijo aquellos en los que sí podré sentirme a gusto.
Mirar documentación acerca de la ciudad o pueblo que visitaré, que pueda acceder a través del transporte público y que el alojamiento sea pequeño para obtener un trato más familiar y acogedor..
Echar mano siempre de una visita guiada que me dé una visión general del entorno y luego, si estoy más días, recorrerlo por mi cuenta.
Con los datos previos y estando en el sitio, usar la imaginación al intentar visualizar lo que tengo delante.
Escuchar a la gente del lugar por encima de las grandes explicaciones teóricas (que puedo tenerlas en libros).
Intentar tocar todo lo que pueda: a veces hay maquetas de monumentos, entro en las tiendas de recuerdos para ello o simplemente el tocar una columna o un sarcófago es muy emocionante.
En fin, que de una forma u otra intento percibir los aspectos que están a mi alcance: sonidos, olores, folklore, música, gastronomía…
¿Qué pediría para hacerme más fácil mi ansia de viajar?
Que siempre que podáis, en sugerencias o propuestas, se proponga el dotar a las ciudades de maquetas de los monumentos más emblemáticos y que éstas puedan ser tocadas por una persona invidente cuando así lo solicite. No es la primera vez que he tenido una delante y ésta era protegida por un cristal.
Que en las puertas de las habitaciones de los hoteles tengan los números en braille o en relieve, además de alguna información más disponible en audio o braille.
Que las guías sepan que cuando tienen, entre sus clientes, a una persona invidente, deben ser más descriptivas en sus gestos: no vale decir: “ahí está tal o cual cosa….” Sino “a la derecha o a la izquierda está tal o cual cosa…”
Que hubiese más museos o centros de los sentidos. Son muchos los museos de arte e Historia, pero muy pocos los que recogen los sonidos y los olores de un determinado lugar.
Para un invidente viajar significa pisar los sitios, empaparse de ellos, no vale con ir en autocar por una ciudad o un determinado paisaje porque no podrá apreciarlo.
Y por último, os dejo algunas sensaciones que he tenido en mis viajes:
Emoción porque, pese a mi discapacidad, estoy en el lugar cumpliendo un sueño.
Vértigo al estar en la cumbre de una montaña y saber que no hay nada a mi alrededor.
Fantasear a los pies de un acantilado, visualizando aquellos personajes novelescos que luchan contra la fuerza del mar en las noches de tormenta.
He visitado algunos lugares, menos de los que lo habría hecho si viera, pero aún sueño con la ilusión de conocer tantas ciudades y paisajes increíbles como hay en el mundo y en España, sin ir más lejos: Canaíma, con su Salto del Ángel; Praga, Brujas, Ansterdam, Escandinavia o San Petersburgo, la Riviera maya con Chichen Itza… Y en España: el valle del Jerte y Cáceres, Ribadeo, Menorca, Granada…

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Los sabores de mi niñez.

Hoy, domingo por la tarde, acompañado de mis padres (porque sí, en respuesta a uno de los comentarios, debo de cir que los tengo aún) he oído una noticia que me ha sugerido este tema.
He regresado a mi infancia y he saboreado aquellos alimentos tan sabrosos y naturales que mi abuela Susana o mi madre me preparaban. Quiero compartirlos con vosotros e invitaros a que también recordéis los vuestros, porque seguro que la boca se os hace agua y a través de esos recuerdos, haréis presentes a quienes, con tanto cariño, os los preparaban.
Eran cosas sencillas, naturales y hechas a base de los frutos y recursos que había a mano. No serían muy elaborados ni muy exóticos pero una cosa era indudable: estaban hechos con el esfuerzo de unas gentes hechas al trabajo en el campo y la naturalidad de lo auténtico.
Las rebanadas de pan con vino y azúcar o mermelada de ciruelas.
Los filetes de dulce de membrillo entre galletas.
Las onzas de chocolate marca La campana de El Gorriaga con los cromos de futbolistas o monumentos.
Los tostones y las tortas de la matanza con manteca y azúcar.
Las sopas de ajo o sopa castellana en las frías noches de invierno.
Las codornices, perdices o conejillos en escabeche que cazaba el abuelo Alejandro o mi padre.
Las migas con uvas.
Las distintas partes del cerdo en la olla: el lomo, las costillas o el chorizo.
Los huevos rellenos del día de la fiesta.
Recuerdo los bocadillos que llevaba en la cartera cuando iba a la escuela o las meriendas que tanto me gustaban.
Y la leche, no era leche envasada en cajas de cartón como ahora, sino recién hordeñada de la vaca, eso sí: con Cola Cao.
No teníamos chuches, ni yogures, ni pizzas, ni hamburguesas, pero lo que comíamos nos sabía riquísimo, al menos a mí.

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viernes, 19 de octubre de 2007

El verdadero saber

Con la historia de este minero os transmito mi opinión acerca de en qué estriba la verdadera sabiduría.
EL MINERO



Saber, ¿y yo qué sé, qué es eso?. Todo el mundo habla y habla, pero al final nadie se pone de acuerdo. Cuando era pequeño mi madre, pobre madre, hija del pueblo y de la miseria, me decía:
---Hijo mío, lee mucho y ves a la escuela para que no te pase lo que a mí.
Yo ni la entendía ni le hacía caso, preocupado por coger los huevos de los nidos y cazar lagartijas para cortarles el rabo.
Pasaron los años y me dediqué a socavar las entrañas de la tierra. A la vez que martilleábamos sus paredes para robarle las vetas de mineral, los hombres, embrutecidos sólo querían saber si al cabo de la jornada volverían a ver la luz. Hablábamos poco y comíamos de las tarteras acuciados por el miedo a las explosiones de ese misterioso gas. Eso sí lo sabíamos, en cuanto retumbaran los tambores de la hecatombe había que salir corriendo. No sabíamos nada más, ni tampoco nos importaba.
Pero poco tiempo después se incorporó un hombrecillo enclenque, flacucho y de rasgos afilados, pero de mirada febril. Venía a sustituir al Antonio que no había podido aguantar más y se había largado, abandonándolo todo. Éste si que era un buen chaval. Joven, cumplidor y responsable. Pero tenía un defecto, era soñador y soñaba con llevar a su chica a vivir en la playa, a una casita blanca, rodeada de macetas y gaviotas que les acompañaran en su viaje en busca de la felicidad.
El caso es que el nuevo compañero quería aleccionarnos para que aspiráramos a algo más. Nos léia cosas con palabras que no entendíamos pero que, sin apenas darnos cuenta, iban calando en nuestras mentes, como la humedad calaba nuestros huesos. Palabras que hablaban de condiciones de trabajo, de un nuevo orden, de libertad y de utopías. Con todo ello fue sembrando en mí, la semilla del deseo por cambiar de vida y por conocer más. En fin, ahora sí, que´ria hacer caso a mi madre.
Dejé la mina y me trasladé a la ciudad donde llevaban el mineral que arrancábamos a la tierra, pero lo que no dije es que quería aprender porque eso habría sido malo.
Conocí a muchas gentes y empecé a ir a la escuela.
Me veía raro con la cartera y los libros pero me negué a hacer caso de ello. Volví a ser ladrón, pero ahora robaba horas a mi descanso para seguir hacia delante. Me encerré en otro mundo, el mundo de las letras y los conocimientos. También quería correr, pero no por miedo sino por ansia.
Acabé sabiendo lo que tantos otros habían querido legar a los seres humanos, pero nunca olvidé que la generosidad no depende de que se posean más o menos datos sobre ciencia, cultura o filosofía. Depende de la calidad del alma que tenga cada pser humano. Supe del amor de mi madre, del Antonio y del de la maestra que me guió en el camino del conocimiento. Pero también supe del odio y miserias del capataz en la mina, del joven que rompía los huevos de las palomas y de la casera que gritaba al pobre don Manuel que chocheaba, sumido en las batallas de una guerra que tantos muertos trajo.
Y, ¿por qué me acuerdo ahora de todas esas cosas?. Acaso será porque en la tele han hablado de personas que llegan, como yo llegué una vez, soñando con una nueva vida y un nuevo saber. Son personas de otro color y otras tierras, pero seguro que ellos también saben cosas, aunque no lo crean.
Riqui, ponme otro vino, a la salud de todos ellos, de todos los que luchan por su futuro y que la nostalgia no me venza ni ahogue mis recuerdos. Y a la salud del Antonio que, ojalá haya podido construir su casita junto al mar.

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jueves, 18 de octubre de 2007

Los sueños pueden teñir la realidad.

¿Y por qué no puede suceder que lo que soñamos pase a formar parte de nuestra realidad? Sólo hay que tener fe e ilusión y sino veamos lo que le sucedió al protagonista de mi historia.



LA FRUTA MÁS APETITOSA


---No digas bobadas, Juan. No nos quieras hacer creer que los sueños se cumplen. Eso son milongas y chaladuras de antaño.
Así me decía, con su vehemencia habitual, Rita, mi compañera de ventas, abogando por el pragmatismo y la postura de tener siempre los pies en el suelo.
Yo, por mi parte, de naturaleza sensible y romántica, defendía el poder de la imaginación y la fantasía, por lo que replicaba de la siguiente guisa:
---NO es ninguna tontería. Si como tú dices, los sueños fueran bobadas, no habrían sido objeto de estudio de intelectuales y artistas de los más variados géneros, ni habrían alimentado las vidas de las gentes. Te recordaré la frase que dice: “La belleza es de aquéllos que creen en la certeza de los sueños”.
Esa era la tertulia que habíamos establecido los habituales del café de media mañana que, gracias a la generosidad de don Antonio, saboreábamos con deleite, pese a ser una especie de aguachurri por su procedencia. al tiempo nos estimulaba para afrontar el final de la jornada.
Nuestro departamento es envidiado por el resto de empleados de Azulejos Tablón, la empresa que empezara como un pequeño taller artesano y que había terminado siendo una de las grandes del sector, por el buen ambiente que hay. Se lo debemos a él. Un viejecito respetado por su bondad paternal y que se mantiene en el puesto por haber sido amigo y protector del genial creador de la idea. Eso era lo que le salvaba, pues los jóvenes, como Rita, pensaban que era hora de jubilarlo y dar paso a la juventud, con sus ordenadores, sus estudios de mercado y el máximo beneficio sin escrúpulos.
El tema había salido porque Boni, el intelectual de nuestro grupo,comentó lo mucho que le había impresionado la lectura de Freud, a cerca de la Interpretación de los sueños. Otro grupito, él de los fumadores, charlaba despreocupadamente de los cotilleos del día, del último lío de faldas de la famosa de turno y cómo no, del favoritismo de los árbitros hacia el Madrid. Al fondo, el noticiero radiofónico anuncia la operación de los alíados contra Irak, denominada Tormenta del Desierto. Es 17 de enero de 1991. Interrumpimos el debate sobre los sueños para escuchar la noticia. Unos y otros retomamos la tarea, temiendo lo que sucederá.
Por la tarde, en casa, cómodamente repantingado en el sofá, la tele no habla de otra cosa. El rojo relampagueante de los misiles hiere mis ojos, soldados de uno y otro bando son arengados por los prebostes del mando, mientras juegan a sus estrategias de papel y a sus cálculos de pérdida de vidas humanas. ¿Cuántos inocentes sufrirán, cuántas madres y esposas perde´ran a sus seres queridos¿. Y todo por la tan traída y llevada razón de Estado. Los párpados se me cierran…


Juan asiste a una fiesta en la jaima, a la sombra de las palmeras. Unas danzarinas de extraordinaria belleza se contonean al son de la suave música, despojándose lentamente de sus gasas y velos. La luz es tenue y el rumor de una fuente lejana, embelesa los sentidos. Rosales y jazmines inundan con sus olorosas fragancias el ambiente. Las mesas están repletas de ricas viandas, de sabores y olores exquisitos, pastel de sésamo, cordero almizclado, pastelillos, sorbetes y frutas de lo más variado. Con voz armoniosa y susurrante, alguien recita esta estrofa: “---
Dame tu cuello de gacela mujer hermosa, alárgalo hacia mí, que la vida se va. Extiéndeme tus labios de miel y tus dientes brillantes, que la vida se va”.
Esos versos acariciaban sus mentes, como la bebida sus corazones. Era fácil enamorarse de la felicidad.
Podría decirse que era el paraíso. Todo es refinado y sensual.
Un fugaz instante de turbación empaña esta dicha. Un joven de apariencia indolente y despreocupada atrae su atención. Sus ojos son llameantes y la violencia reprimida pugna, rebelde por liberar su energía. Cuando Juan está a punto de coger la mano de una de esas uríes de cuerpo de ébano y labios de rubí, suena un persistente y odioso dindon, dindon. Alguien llama a la puerta.


---¡Maldita sea!. ¿Quién será?. Voy a ver quién me ha jorobado la siesta. ¡Lo que faltaba, no hay nadie!. Cuando regreso al salón, indignado, mis ofos tropiezan con una granada. Es roja, redonda, voluptuosa, tentadora. El deseo mi impulsa a saborearla con apetito, sus petitas encarnadas y dulcísimas, evocan a mi mente imágenes excitantes que no sé de dónde proceden. Pero sobre todo esa granada me parece la fruta más apetitosa

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Un emocionado ¡GRACIAS!

Apenas hace un mes desde que vi cumplido este sueño de asomarme al mundo virtual para dejar mi huella, aunque ésta fuera tenue, y el tiempo ha pasado como en un soplo: el momento en que, como aquél, dije: ¡eureka! Y mirando, mirando, y tecleando, tecleando nació Tiflhomero.
Casi no me ha dado tiempo a reflexionar sobre él. Crearlo, pedir ayuditas para su diseño, pensar en algunos contenidos… En fin, algo así debe ser cuando uno es padre por primera vez: los pañales, la presentación, los desvelos, los regalos de bienvenida…
Sé que aún quedan cosas por pulir: organizarlo mejor, darle un poquito de color… pero el caso es que algo que me parecía utópico ha visto la luz y espero que vaya creciendo y enriqueciéndose, pero esto sólo será posible con vuestra ayuda y sugerencias.
Pero hoy quería poner el énfasis en dos notas: emoción y gratitud.
Emoción por lo dicho, por saberme escuchado y por creer que lo que estoy haciendo es útil y merece la pena.
Y, sobre todo, gratitud. Gracias a Margee por su ayuda al poner las fotos, esa canastilla de flores tan linda y ese estímulo sin descanso.
A mi hermano, por su apoyo, por sus emocionadas palabras y por su guía constante. Gracias por estar siempre ahí.
Y, cómo no, a todos los que estáis asomándoos a Tiflohomero, a quienes dejáis testimonio con unos comentarios tan increíblemente cálidos, creo que no merezco tantas alabanzas, sólo soy uno más.
¡¡GRACIAS A TODOS!!

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lunes, 15 de octubre de 2007

Mi bastón: mi guía y mis ojos

Internacionalmente el 15 de octubre está declarado como Día del Bastón Blanco. Aunque creo que han de ser todos los días buenos para recordar aquellos seres u objetos que nos ayudan, bueno es que haya un momento para llamar la atención a modo de toque de atención sobre cuestiones determinadas, como ésta del bastón.
Así que aprovechando la efeméride quiero compartir con vosotros algunas cosillas sobre el bastón blanco, ese elemento que para una persona ciega simboliza la independencia y el respeto de quienes nos rodean.
Antes de dejaros mis reflexiones sobre él, hagamos un poco de historia:
Aunque el uso de un bastón por las personas con vista deteriorada se remonta a las épocas bíblicas donde utilizaron el bastón del pastor como una ayuda
para el caminante solitario, se proclamó el 15 de octubre como el Día del Bastón Blanco cuando en 1964 el entonces presidente Lyndon B. Jhonson sancionó
una ley ideada por los abogados Russel Klistsen y Jacobston Brisk, ambos ciegos.
Desde ese entonces, el bastón blanco es reconocido internacionalmente como signo de decisión de los ciegos, y es también un símbolo de independencia.
A través de la historia hay mención del uso de un bastón, o de un palo para el recorrido seguro del deteriorado visualmente. No fue sino hasta después de
la Primera Guerra Mundial que el bastón, como lo conocemos hoy, fue promovido para el uso por los invidentes.
La primera ordenanza especial del bastón blanco fue sancionada en diciembre de 1930 en Peoria, Illinois, Estados Unidos, dando a peatones invidentes la
protección y el derecho de paso mientras llevaban un bastón blanco.
La iniciativa fue de George Benham quien descubrió un problema al observar a un hombre ciego tratando de cruzar la calle, infructuosamente golpeando su
bastón contra el pavimento, en medio de la calle, rodeado de automovilistas que no entendían que era una persona con impedimentos.
En su convención de 1931 llevada a cabo en Toronto, Canadá, el Club de Leones Internacional promovió el bastón blanco como dispositivo protector para los
invidentes.
Donald Schuur, abogado y miembro de ese club, promovió el bastón blanco en Michigan como símbolo visible para los ciegos.
Esta ordenanza fue firmada como ley por el gobernador Frank Murphy en 1937. La primera proclamación del bastón blanco por el gobernador del estado de Michigan
también fue publicada el mismo año.
Durante la Segunda Guerra Mundial, un número de veteranos ciegos recibieron rehabilitación en el hospital de los veteranos de Valley Forge Veterans en Pennsylvania,
y el hospital de Hines en Illinois.
El Dr. Richard Hoover desarrolló el método del “bastón largo”. Este bastón era más largo en longitud que el bastón pequeño, y fue utilizado sobre todo pues
era buena ayuda en la movilidad, es decir, el recorrido seguro independiente del veterano ciego.
Era como una extensión del brazo de la persona para detectar objetos debajo de la cintura. La instrucción de la orientación y de la movilidad para el uso
del bastón largo se ha formalizado y se enseña en centros y escuelas de rehabilitación para la visión.
Desde el paso de la primera Ley del Bastón Blanco en 1937, se han hecho varias revisiones. Una adición notable fue el uso de un perro guía. Otro cambio
eliminó la necesidad de levantar el bastón blanco en una intersección antes de la travesía.

Y ahora mis reflexiones:
Aún recuerdo la sensación de libertad que experimenté cuando, después de superar el cursillo de manejo del bastón, sentí por saber que desde entonces no sería dependiente de mis familiares y amigos que, sin duda,lo hacían con gusto pero que muchas veces dejaba de ir a eventos o lugares por no causarles la molestia de tener que acompañarme.
No negaré que junto a esa sensación también tuve que superar ciertos complejos porque el llevarlo suponía identificarme como persona invidente cara los demás y tener que asumir una realidad: que necesitaba inexcusablemente de su ayuda para moverme, que ya no podía usar la vista para ir por la calle.
Pero os aseguro que, una vez superados esos complejos, las ventajas eran palpables: no veía limitada mi asistencia a conferencias, paseos y demás porque se hiciera de noche, no tropezaba con señales de tráfico o escalones de bajada y no me tenía que escuchar la involuntaria cantinela de “a ver si mira por dónde va” cuando chocaba con alguien.
Es cierto: el bastón te diferencia de los demás pero yo apelo a la cualidad de la diferencia.
El blanco, que es el conjunto de todos los colores, parece una contradicción al relacionarlo con las personas que no son capaces de distinguirlos, es curioso si pensamos en estaparadoja.
Evidentemente el blanco es un color que se distingue de lejos y que nos identifica.
Y el bastón, no sólo es una guía, es un apoyo, una prolongación de uno mismo y el símbolo de nuestra tan ansiada lucha por ir hacia delante, seguros y sin miedo.

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Varias flores acuaticas de color rosa, grandes hojas verdes se prestan de hermoso cojin para los petalos que caen .
La imagen tiene una frase que dice " Libros, caminos y dias dan al hombre sabiduria ".

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Doña Jimena

Magdalena Lasala a lo largo de las 597 páginas de esta magnífica novela nos describe la vida y la época de la segunda mitad del siglo XI.
La figura de Jimena Díaz ha estado oscurecida por la fuerte y legendaria personalidad de su marido, El Cid. Sin embargo trató de salir adelante en un mundo de hombres, lo mismo ella que otras de las mujeres que protagonizaron la época.
Fue una mujer culta, amante de su marido y de sus hijas e hijo (al que sobrevivió), y que se sobrepuso a las intrigas cortesanas contra su marido, a la muerte de éste y a unos tiempos de cambio tanto en el reino cristiano de Castilla y león, gobernado por Alfonso VI, y la llegada de influencias francas con la irrupción de los monjes cluniacenses, como en el territorio musulmán con la llegada de los almorávides, procedentes del desierto al mando de Yusuf.
Las mujeres son las depositarias del saber ancestral, conservan la tradición y la tolerancia, y ejercen el poder en la sombra. En fin, no se resignan a jugar el papel que los hombres les atribuyen como meras criadoras de varones.
El libro está muy bien documentado, sus descripciones son muy vívidas y trata un tema que se ha prolongado a lo largo del tiempo: el importante papel de la mujer en la Historia, por encima de tópicos o intentos de marginación.

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domingo, 14 de octubre de 2007

¿Puede cambiarse el destino?

LA HOGUERA


No quisimos hacerlo pero no nos quedó más remedio. Si hubiéramos podido evitarlo, no habría sucedido lo que acaeció después.
Mi nombre es Jaime y desde que mi abuela me regaló, a los trece años, el libro que relataba las aventuras de aquel intrépido explorador llamado David Livingstone hizo que germinara en mi alma la semilla del viajero. Por aquellos años sólo podía permitirme soñar, con recorrer lejanas tierras, devorando los libros que había a mi alcance y hurtando a mi padre los diarios que traían reportajes de esa temática.
A mis dieciocho años ya tenía claro lo que iba a hacer en la vida. Mientras que otros chicos se dedicaban a flirtear o iniciarse en paraísos perdidos, yo sabía que lo mío era estudiar el mundo de la fauna; porque, ¿cómo sino iba a superar las hazañas de mi héroe?.
Por eso, vencidas las reticencias de muchos, me matriculé en ciencias biológicas y me dediqué en cuerpo y alma a su estudio.
Pero, varios años después, sentía que el tiempo había pasado y aún no me creía en condiciones de enfrentarme al destino que me marqué en aquella, ya lejana, adolescencia. Los estudios me estaban dejando un poso amargo, por la falta de preparación de muchos profesores y el casi nulo interés que eran capaces de inculcarnos.
Pero todo cambió un soleado día de primavera, ya casi al final de curso. En esas épocas la asistencia a clase disminuía hasta poco más de una docena de alumnos, siendo yo uno de los que habitualmente faltaba a esa rutina. Pero, por una vez, decidí hacer un esfuerzo por el tema de la lección. Éste no iba a ser otro que el titulado “Jirafas: animales que sobresalen en la multitud”. La cosa prometía ya que, además estaría a cargo de una investigadora llamada Helen Roney. . Ésta, de figura grácil, pelo trigueño ojos verde mar y voz cálida, desde que comenzó su exposición, me hizo sentir que, por fin había encontrado, alguien a quien seguir en mi búsqueda.
Durante una hora, que pareció un instante, la doctora Roney, describió, con toda la pasión del enamorado, las características de ese singular mamífero, capaz de correr a 56 kilómetros por hora y llegar a pesar 1200 kgs. Nos habló de su pelaje ideal para camuflarse en los hábitats en que se mueve, de la forma de comunicarse y de otros muchos datos curiosos.
La exposición estuvo salpicada de anécdotas tiernas y diapositivas de gran belleza. Especialmente quedó grabada en mi retina una en la que Helen asistía al parto de una cría, que nacía de pie, junto al río Zambeze. En ella se la veía cómo contemplaba extasiada ese milagro, en medio de una vegetación exuberante y un cielo de un azul radiante. Tal vez, quizá por eso, me llamó la atención. Con su mano izquierda sujetaba un paraguas rojo, con mango en forma de cabeza de perro. Era éste, un elemento que desentonaba en medio de la luminosidad reinante. A mí no me importaba ni el paisaje ni el alumbramiento, sólo quería prendarme de su figura, y por eso, me chocó ver el dichoso paraguas.
Terminada la conferencia, temeroso de que otros me hurtaran su atención, raudo me acerqué para, con torpes balbuceos, ah si hubiese tenido la experiencia de ahora, expresarle mi admiración y mi deseo de contarle los anhelos que me dominaban.
Ella, con dulzura pero educada firmeza, me dijo, quién podría olvidar las primeras palabras con que me regaló:
---Joven, qué atrevido resultas, sin apenas conocerme ya quieres contarme tus sueños. Llámame a mi hotel y podremos tomar café a eso de las siete.
Arrancó de su libreta una cuartilla para anotar la dirección.
Éste sería el primero de los recuerdos que conservo de ella. Después se irían sumando cartas, artículos, fotografías, sus cuadernos de dibujo, un ídolo de los masai, y otros objetos que le pertenecieron. Todos ellos los guardo en la caja de cartón que nunca consintió en tirar. Pero no quiero que la tristeza venza de nuevo. Al menos pude gozar de ella, aunque por mí sucedió lo inevitable.
Porque en aquella merienda de primavera intimamos y supimos que nos amaríamos, pese a la diferencia de edad.
Me ofrecí para dejarlo todo y acompañarla en sus investigaciones, para encontrar el animal perdido que la llevaría a la fama y al reconocimiento de otros que, por ser mujer, la despreciaban. La fiebre se apoderó de mí y ya no me abandonaría hasta el final.
Pero Helen quiso calmarme. Me escuchaba y exortaba a no renunciar a la comodidad del mundo en que había crecido y a que no me dejase engañar por el romanticismo de la naturaleza. Lo hacía con el lenguaje aprendido en las tierras sureñas de California y mamado de su abuela, de origen asturiano.
Se apreciaba cierto cansancio en su voz pero no quise hacerle caso. Las ansias de adolescente se transformaban ahora en seguirla, igual que entonces habría querido seguir al aventurero doctor livingstone. Pero esta vez, nada me detendría.
Convencida apenas por mi pasión, me emplazó a finalizar los estudios y entonces, podría acompañarla. Mientras tanto no dejaríamos de estar en contacto. Porque a ella le había ganado mi entusiasmo y la fe que, tiempo atrás, la abandonara.
---Querida niña, acércame la caja de cartón que perteneció a tu madre. Ayúdame a sacar las fotos que me hizo con su cámara Brownie, que con tanto esmero manejaba, ahora estropeada, pero que tan útil le resultó. Ve diciéndome cuáles vas eligiendo, aunque todas las guardo en mi memoria, como si ella me las estuviese mostrando, como tú lo vas a hacer.
¡Ay Elena, si tú recordaras a tu pobre madre!, pero eras demasiado pequeña cuando nos ofrecieron aquella beca y tuvimos que dejarte con tus abuelos. Cómo íbamos a saber que ya no la volverías a ver…. Menos mal que tienes su misma voz.
Vuelven a mi memoria los recuerdos, mientras tú rebuscas los tesoros que te pido.
Lleno tu silencio con la evocación del día en que, fui con el encargo que nos hacían para estudiar la fauna ucraniana, con sus animales de los bosques y las estepas, por medio de un convenio de colaboración con la universidad de Sevastopol. Deberíamos permanecer en aquella lejana ciudad por un periodo de seis meses.
Cuando ya nos habíamos instalado y empezábamos a sentirnos cómodos, aunque añorando tu ausencia, sucedió la gran catástrofe que nos robó a nuestro ángel, lo mismo que a otros tantos miles, y a mí me sumiría en esta oscuridad de la que, la memoria y tu cariño, me guían, al menos, lo suficiente para no sucumbir en la gelidez de la nada.
Era un 26 de abril de 1986. Cómo no recordarlo. Era el aniversario de aquella primera charla y habíamos decidido celebrarlo con una excursión a Kiev y sus alrededores. Por la tarde, algo cansados empezamos a ver cómo el cielo se teñía de un gris ceniciento y algo oprimía nuestro pecho, impidiéndonos respirar. Los ojos empezaron a lacrimearnos y, de repente, reinó un silencio de muerte.
Tu madre, con su perspicacia y acostumbrada a la pureza de la selva, se ahogaba. Me imploró que la sacara de allí. Traté de calmarla y buscar un refugio, pero no lo había. Todo se hallaba igual de viciado y mis ojos empezaban a arder, dejando todo borroso.
Ella se desplomó. En su piel dorada empezaron a aparecer unas horribles manchas y parecía que se estaba derritiendo. No sabía qué podía ocurrir.
En mi precario ruso, que empezaba a chapurrear, pero con el lenguaje universal del miedo y los gestos, me hice entender para que nos ayudasen a llegar al hospital más próximo.
El caos era absoluto. Gritos de angustia y precipitación reinaban en aquel pandemónium.
Alguien, no puedo decirte quién se llevó a tu madre y amí me vendaron mis ojos, que me quemaban como brasas.
Tiempo después, no sé cuánto, me despertaron. Pusieron una suave mano en el hombro.
Quise abrir los ojos, pero no pude, ya nunca podría. Algo me había dejado ciego. . Supliqué que me trajeran a mi querida Helen, pero no me contestaron. Al menos rogué que me dijeran qué había ocurrido.
---Un accidente en la cercana Chernobyl. Uno de los reactores de su central nuclear había estallado. Eso sí, me pedían que conservara la calma. Todo se iría solucionando y las autoridades me informarían de dónde se encontraba mi esposa.
Tuve que esperar otra semana, una eternidad, para que se vieran confirmados mis presagios.
Y, entonces, ¿qué iba a hacer?, ¿qué podría decirte?.
Tras una leve convalecencia me repatriaron. Todo eran buenas palabras, consuelos de pobres pero, ¿de qué me servirían ahora que había perdido a mi amada?, ¿cómo podría explicarte que por mi culpa ya no disfrutarías del calor de tu madre?.
Pero tú, como ella, fuiste generosa, perdonaste lo que yo no me podía perdonar. Y ahora continúas a mi lado, no me has abandonado y haces que Helen no haya muerto.
Sí, hija; la siento aquí, a nuestro lado. Con su risa, su ahinco, su cariño y su generosidad. Y sé que siempre estará ahí y tú eres su prolongación.
Anda, descríbeme, una vez más, sus fotos, hazme vivir de nuevo.
---¡Ay papá, qué pesado te pones!. Anda, deja los recuerdos y vámonos a dar un paseo, que ya sabes que te conviene y cuéntame otras cosas. Esas historias alegres que hablan de un tiempo feliz.

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La dignidad

Estoy convencido de que nuestra condición de personas individuales no se circunscribe a compartimentos estancos.
Formamos parte de nuestro entorno, de nuestra familia e incluso, hoy en día más aún, de un mundo en el que nos hacemos presentes mucho más allá de lo que, a veces, nos atrevemos a soñar.
Conforme hemos ido evolucionando nos hemos ido convirtiendo en seres que, dependiendo de nuestra voluntad y actitudes, somos capaces de influir en ese entorno.
Nuestras decisiones o formas de actuar pueden hacer que esa individualidad de la que hablaba al principio, trascienda y se prolongue influyendo en quienes tienen ocasión de acercarse a nosotros.
¿Qué mayor satisfacción que sabernos personas influyentes?
No se trata de un sentimiento de orgullo ni se pretende ser pretencioso. Simplemente, ser dignos del regalo precioso que hemos recibido al nacer.
Debemos, con nuestro ejemplo, ser merecedores de devolver parte de ese regalo, haciendo que quienes nos conozcan vean en nosotros que con voluntad, preparación e ilusión, son muchas las cosas que pueden hacerse.
Cosas sencillas, sí, pero a la larga hermosas porque son algo más que bienes materiales, son creatividad, ejemplo, espíritu de superación y escucha. Son, en fin, dones que dejamos ahí y que nos hacen personas dignas.
Yo lucho por serlo, en ese sentido. Con este blog, con mi sonrisa cuando me ayudan, con una mano tendida a quien quiere acercarse a mí para preguntarme o saber cómo es mi mundo.
No sé si lo estoy consiguiendo, pero que, al menos, al final de mis días, mi vida no haya pasado en balde, no haya sido desaprovechada y que quienes me han enseñado a ser lo que soy, quienes me han obsequiado con su amistad y ese Dios y esos seres queridos que están junto a Él, que tanta fuerza me dan, vean que no les he defraudado.
Eso es para mí la dignidad.

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martes, 9 de octubre de 2007

Diamante de sangre

Leonardo di Caprio y Jennifer Conelli protagonizan esta película estrenada en 2006 y que tiene una duración de 138 minutos.
Su historia narra el tráfico ilegal de diamantes y el uso de éstos para comprar armas, y la lucha de héroes anónimos por enfrentarse a este sórdido mundo de corrupción, fanatismo y ambición.
1999: Sierra Leona. La nación se encuentra en medio de una terrible guerra civil. Un contrabandista (DiCaprio), especializado en la venta de piedras preciosas cuyos beneficios son utilizados para financiar a los rebeldes
y al gobierno al mismo tiempo, se cruza en el camino de un nativo pescador (Djimon Hounsou) que, tras perder el rastro de su familia, enterró una enorme piedra de diamante trabajando como esclavo para los rebeldes...
La película puede seguirse bien sin verla y tiene escenas emotivas y estremecedoras, como cuando los guerrilleros raptan a los niños para, por medio del fanatismo, integrarlos en sus filas, o cómo la periodista lucha por su profesión en pro de la verdad.
Tanto por el tema, las peripecias de la historia y los paisajes en los que se desarrolla la acción os la recomiendo vivamente.

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Más sobre la forma de leer de los ciegos.

Siguiendo con el texto que os dejé hace unos días acerca de mis formas de leer, quiero compartir con vosotros esta noticia recientemente publicada en un periódico aragonés.
Antes de ello, sin negar las indudables ventajas de los audio libros a la hora de dormir o viajar, yo manifiesto mi firme defensa del braille para paladear un libro. Pero vaya, aprovechemos todo lo que nos ayude a leer.
Que os guste.
Escuchar la palabra escrita
El método de lectura por excelencia para las personas invidentes, el sistema braille, ha comenzando a ser sustituido por otro tipo de "lectura" mucho mássencilla, manejable y cómoda, la de los libros sonoros.
V. DEL MORAL AZANZA. Zaragoza El escritor argentino Jorge Luis Borges dijo: "Siempre imaginé que el paraíso sería algún tipo de biblioteca". Uno de losmayores dones del ser humano es su capacidad para relatar, mediante la palabra escrita, su historia y su pensamiento. Ningún obstáculo ha sido capaz demermar la necesidad del hombre por acceder al mundo de la cultura a través de los libros. Ese interés no se ha visto sometido, ni siquiera, por otro tipode barreras, las físicas. Los obstáculos que encuentran las personas que sufren algún tipo de deficiencia visual, total o parcial, ven limitado su accesoa la información a través de los medios convencionales, pero la ciencia y el ingenio consiguen, cada vez más, paliar esta situación. Según los últimosdatos de la Organización Nacional de Ciegos Españoles (ONCE), su número de afiliados asciende a unos 70.000, de los cuales, 1.984 se encuentran en Aragón.Pese a no ser un colectivo mayoritario, el avance de las nuevas tecnologías, lejos de alejarse de sus necesidades, ha supuesto un gran apoyo para la integraciónde estas personas.
Del tacto al oído
Un sencillo sistema de lectura y escritura a partir de la combinación de varios puntos en relieve, el braille, fue el primer método de comunicación escritapara las personas ciegas. Actualmente, este sistema está comezando a ceder su protagonismo. El motivo: el auge de otras formas de "lectura"como los audiolibros.Creados para uso exclusivo de invidentes, consisten en una casete o un cedé donde hay grabados todo tipo de libros: didácticos, literarios, científicosy revistas, que posteriormente pueden escucharse con un reproductor especial. Hoy en día, los audiolibros ya suponen la forma de "lectura" mayoritariaentre los ciegos. Algo que ya se preveía desde su nacimiento, en los años 60, ya que la acogida fue muy buena.
Desde entonces y hasta ahora, la responsable de la selección, grabación y gestión de los audiolibros ha sido la ONCE. Mediante una ley especial, este organismotiene derechos exclusivos sobre cualquier tipo de libro para trasnformarlo en un texto apto, ya sea escrito o sonoro, con la única obligación de garantizarque será destinado a personas invidentes.
Miguel Ángel Casanova, jefe del departamento de servicios sociales de la delegación ONCE en Zaragoza, siempre escucha la misma frase cuando recibe por primeravez a personas con deficiencias visuales: "Yo querría volver a leer". Y su deseo siempre se cumple, ya que toda persona afiliada tiene la posibilidad deobtener libros, en braille o audio, en la biblioteca que incluye la delegación. "Cuando les hablas sobre nuestra biblioteca y los audiolibros se les abremedio mundo, y cuando ya les cuentas las posibilidades que existen para acceder a Internet, se les abre el otro medio", explica ilusionado Casanova. "Elaudio se está imponiendo al braille en todas sus vertientes: de todos los lectores invidentes, un 95 % ya utiliza los audiolibros", asegura. La razón essencilla: transcribir las obras a braille es costoso en tiempo y en espacio, además de que exige que el usuario conozca el lenguaje. Limitarse a escucharel relato de una historia es mucho más sencillo y cómodo, sobre todo en el caso de personas de edad avanzada que, por accidente o enfermedad, pierden lavisión. "Al principio, algunos tienen dificultades para habituarse, se desconcentran, pero al final se aferran a este recurso. Tenemos afiliados que se"leen" 200 libros al año", dice Casanova.
Miles de libros hablados
En estos momentos, la biblioteca de ONCE en Zaragoza cuenta con unos 2.000 audiolibros y más de 800 usuarios. La producción de este tipo de libros correa cargo del servicio bibliográfico de la ONCE, con sedes en Madrid y Barcelona, que ya ha elaborado más de 40.000 títulos en voz. Lógicamente, la adaptaciónde todos los libros convencionales es inviable. Una comisión especial instalada en ambas sedes es la responsable de decidir, haciéndose eco de las peticionesde los usuarios, la selección de las obras que se van publicando.
Además, el servicio bibliográfico cuenta con una plantilla fija de locutores profesionales que ponen sus voces para grabar las diferentes obras. La locuciónde los audiolibros sigue una forma lineal, sin músicas o sonidos de ambiente para acompañar el relato ya que, según Casanova, "a los usuarios les desagradabastante los efectos o las entonaciones artificiales".
A la hora de adquirir un audiolibro existen dos opciones: el usuario puede dirigirse a la biblioteca de la delegación de la ONCE o, en caso de no encontrarla obra deseada, puede solicitar su envío desde las sedes principales. "Intentamos que la temática de los libros satisfaga todo tipo de gustos. Tenemosdesde "best-sellers" como "La catedral del mar", que es lo más demandado, hasta libros de poesía".
En cuanto al formato, la ONCE de Zaragoza solo dispone de audiolibros en cinta -los cuales son de préstamo- mientras que los libros digitales, en cedé,deben reclamarse a las sedes centrales, siendo su préstamo definitivo. Casanova expone que su objetivo ahora es "conseguir más audiolibros en cedé parasu biblioteca e incluir todas las obras grabadas en la web de la ONCE para su descarga y uso en el ordenador".
La responsable de toda esta revolución ha sido la tiflotecnología: la tecnología adaptada a los invidentes. "Las posibilidades que nos ha abierto son tangrandes, que toda la formación o gasto necesarios, merecen la pena", concluye Casanova.
El entusiasmo y el esfuerzo de estas personas demuestran que, a veces, no es necesario poner los cinco sentidos para conocer lo que nos rodea. Con la voluntadbasta.
Fuente: Heraldo de Aragón, 07.10.07, url:http://www.heraldo.es/heraldo.html?noticia=210243

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¿Por qué el cielo es azul?

Para entender por que el cielo es azul durante el día, primero debemos saber que es la luz. Como todos sabemos, la luz natural en la Tierra proviene de
la estrella más cercana a nosotros, el Sol. La luz solar viaja a 300000 km/s en el espacio vacío, a esta velocidad la luz proveniente del Sol tarda 8.4
minutos en llegar a nuestro planeta.
La luz blanca que vemos es solo una parte de la radiación llamada “espectro electromagnético”, que consiste de todas las diferentes longitudes de onda,
es un continuo de radiación electromagnética que incluye la luz, las ondas de radio, los rayos X., etc. Que son una forma de llamar a las diferentes regiones
del espectro, esos nombres nos dicen la energía de las mismas; por ejemplo la luz ultravioleta tiene una longitud de onda más corta que las ondas de radio.
La única región del espectro electromagnético a la que nuestros ojos es sensible es a la luz visible.
Si usamos un prisma podemos descomponer la luz visible en un arcoiris de seis colores: violeta , azul, verde, naranja y rojo, y cada color tiene su propia
longitud de onda y su propia frecuencia , siendo la del violeta la longitud de onda mas corta y la frecuencia mas grande, y la del rojo la mas grande
y la de menor frecuencia.
Cuando la luz solar entra a la atmósfera terrestre choca con moléculas del aire, aerosoles, partículas de polvo, pequeñísimas gotas de vapor de agua y todos
estos choques hacen que la luz se disperse en todas direcciones.
Las longitudes de onda mas pequeñas dispersan mas la luz y dado que la luz azul tiene una longitud de onda mas corta, ésta es dispersada diez veces mas que
la luz roja. Aún cuando a la luz violeta le corresponde una longitud de onda mas corta que a la luz azul, los ojos del ser humano no son sensibles al violeta
por esto, para los seres humanos el cielo diurno nos parece azul.
Pero ¿qué sucede al amanecer y al atardecer? Cerca del horizonte la luz tiene que recorrer mayor distancia y atraviesa una parte mas gruesa de la atmósfera
y en ésta hay mas partículas de polvo que en combinación con la mayor distancia que debe viajar la luz, en el amanecer y en el atardecer el cielo se ve
rojizo.

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lunes, 8 de octubre de 2007

De nostalgias y esperanzas.

LAS TARDES EN EL PARQUE

Marichu y Segismundo constituyen un venerable matrimonio de ancianos, ella octogenaria y él rayano los noventa. Pese a su avanzada edad y a los consejos de familiares y conocidos, se siguen resistiendo a abandonar la casa en la que residen.
---Mientras nos valgamos, no queremos salir de casa, que es donde mejor se está. Así se manifiesta la esposa cuando alguien saca el tema, argumentando que en una residencia estarían mejor cuidados. No tienen hijos.
Uno de los pocos placeres que les quedan, además de ser una terapia, es darse un paseo al cercano parque de san Francisco, para sentarse un buen rato y matar las horas, que pasan lentamente, contemplando a los adolescentes que juegan, ríen oflirtean con bulliciosa animación. Y de paso, calentando sus frágiles huesos, que parecen intuir la frialdad de una muerte que se acerca inexorablemente.
Alguna de esas tardes, llevados por los jaraneros chicos, se han dejado arrastrar por sus recuerdos de juventud.
---¿Recuerdas, mujer, cuándo nosotros teníamos su edad, con sus mismas preocupaciones?
Marichu asiente dejando vagar su mente, aunque eso sí, mirándoles con nostalgia.
---Entonces éramos de otra manera que los jóvenes de hoy, contesta ella con voz lejana. Respetábamos más a los mayores y sabíamos disfrutar más de las pocas cosas que teníamos. Había menos medios, pero vivíamos más tranquilos. Ahora corren demasiado para todo…
---Ya, mujer, pero ya sabes que yo a los 14 años tuve que dejar la escuela y ponerme a labrar con las mulas. Surco arriba, surco abajo. Y en verano a acarrear la mies y después de aventarla, subirla en sacos a la falsa, que estaba en lo más alto de la casa, y que te dejaba la espalda molida. Y ya ves, después de tanto trabajar, nos queda esta pensión, que si no hubiera sido por lo que fuimos ahorrando, ni para comer tendríamos. Y sin embargo los jóvenes que hoy han quedado en el campo, con la maquinaria y los adelantos, en cuatro días, lo hacen todo.
Sí marido, se trabajaba más, o quizá de otra manera. Porque hoy estudian un montón y no saben nunca dónde van a ir a parar. Yo no salí del pueblo hasta que no fuimos de luna de miel a Valencia. ¡Qué guapo me parecías, con tu traje de domingos, tu piel curtida y tu mirada segura y confíada¡. Recuerdo que tomamos el coche de línea con nuestra maleta de cartón y cuando llegamos a aquella ciudad, ¡qué grande era, cuánta gente y cuántos autos¡. Y el mar, ¡aquello si que era grande, qué miedo¡. Pero qué dichosa era a tu lado… Hoy, en cambio, a la edad que nos casamos, ya no les sorprende nada. Con lo que salen, los ordenadores y la televisión, no les hace gracia nada. No les impresionaría, como me impresionó a mi, aquel escaparate tan bien puesto, con sus muñecos luciendo unos vestidos preciosísimos, con colores tan bonitos, no los negros ni pardos de mis sayas.
---Que no mujer, que se vive mejor ahora. Mírales qué bicicletas llevan, qué patines… y cómo van cogidos de la mano los novios. No nosotros, que teníamos que escondernos para robarte un beso, o decirte que te quería, qué bien difícil me lo ponías.
Así transcurre la tarde, como tantas otras, con la eterna discusión. La nostalgia de Marichu por recuperar un tiempo de ingenuidad y enamoramiento, que tanta fuerza tuvo en su mocedad. Y Segismundo, carcomido por la amargura de no poder aprovechar las comodidades que ve a su alrededory, con las que cree, habría hecho más dichosa a su Marichu, sin darse cuenta de que ella, se conforma con haberlo tenido a su lado. Trabajosamente se levantan y, apoyados el uno en el otro, lentamente vuelven a su hogar. Mañana será otro día y se juntarán con otros ancianos que hablarán, como ellos, de la guerra, del pueblo, de sus bailes de domingo en que sacaban a las mozas y de las peleas porque la Juana o la pepa habían mirado a otro, que encima era forastero.
Llegan a casa y Ana Lucía les ha preparado una verdura y un poco de pescado sin sal, naturalmente, que luego sube la tensión. Con lo buenas que estaban las migas con tocino que se almorzaban antes de ir al campo. Mucha grasa se comía, pero ni había colesterol, ni tensión.
Ana Lucía es peruana. Tiene 26 años y lleva 2 en España. Quien les iba a decir a Marichu y a Segismundo que conocerían a gentes de tierras tan lejanas, de razas y pieles tan diferentes. Tiene un niño y ahorra todo lo que puede para mandarlo a su país. Les trata con dulzura y ellos, procuran ayudarla en lo poco que pueden. Les recuerda sus inicios de casados, con las estrecheces y renuncias propias de todo comienzo. Y piensan que, tal vez haya cosas que, por mucho que pase el tiempo, nunca cambian.

Madrid, 14 de julio de

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Sorteando barreras cada día.

Lo que ahora os digo es algo real, no nos damos cuenta pero ahí están. Son barreras, barreras de todo tipo que los humanos ponemos. Unas físicas, pero otras, las peores, mentales. ¿Cuántos esfuerzos no podríamos ahorrarnos si decidiéramos allanar los caminos?

Yo voy a hablaros de las que cada día debo sortear para ir hacia delante, al encuentro con mi vida cotidiana.

Una motocicleta que ha sido aparcada junto a la pared, un toldo muy bajo, una ventana abierta hacia afuera. Mi bastón, sólo detecta lo que hay a ras de suelo, ¿y el manillar, el filo de la ventana? Nada que se convierte en un ariete que ansía penetrar en mi vientre, o que hace brecha en el rostro.
Un andamio, una valla que señala mal una zanja. El vacío se abre a mis pies.
Una vereda amplia, un vestíbuloabierto, diáfano, todo ello con el mismo tipo de textura en el piso. ¿Cómo saber cuál es la línea a seguir?
Una máquina expendedora de tickets o billetes, un cajero automático. Se pintan en ella mensajes, indicaciones. ¿Cómo puedo yo saber qué significan sino hay una voz que me los cante?
¿Y los excrementos de perros y demás mascotas? Son para mí minas que temo pisar aunque digan que eso trae buena suerte y fortuna, pero…
¿Y la desconfianza, los prejuicios? Como es ciego, no puede ir a tal sitio, no puede hacer tal cosa.

Muchas personas me ayudan, mi bastón me guía, pero ¿hay tantas veces en los que uno se cansa…!

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sábado, 6 de octubre de 2007

Mi afición por el cine

Tal vez os parezca un contrasentido que un ciego pueda ser aficionado al cine, pero así es.
No negaré que pueda competir con la lectura o los viajes entre mis mayores aficiones, pero sí se encuentra entre ellas.
¿Y cómo puedo apreciar una película?
Aunque lo ideal para que un ciego siga bien el cine es a través de lo que se denomina como audiodescripción, en la que una voz en off va narrando, en medio de los silencios del diálogo, el decorado, la acción que no forma parte de los diálogos, etc, también puedo deciros que sin ella, también puedo hacerme una idea bastante aproximada de la trama de una película. Eso sí, para que esto sea posible debe haber mucho diálogo, como sucede en los géneros de comedia, drama, aventuras, intriga… Más difíciles son las de acción pura o lasmusicales con coreografía visual.
Por las voces de los protagonistas y según va desarrollándose la acción, si ésta es más o menos lineal, voy captando la historia.
En fin, os cuento que las pelis que más me gustan son las de intriga, las comedias románticas o las históricas.
Son algunas las ocasiones en las que he ido a una sala de proyección solo. Por una parte me he sentido orgulloso por estar allí como uno más, aunque por otra he añorado la compañía de alguien porque ves que quién más, quién menos, estaban acompañados y les he tenido envidia, por eso y porque a la salida, al escuchar sus comentarios, yo no tenía a nadie con quiencompartir los míos.
Pero ver una peli en una sala me evoca ese ritual romántico de los sábados por la tarde, las palomitas y la cena de después. Aunque también os digo que me molesta, no sé si también por envidia o por el ruido que hace, la gente que va cargada de bolsas de patatas, etc.
Me enternece escuchar al salir de una película sensible imaginar las caras de aquéllos (sobre todo las de las chicas jóvenes, claro) que han llorado de emoción.
Y por último, una anécdota: una vez, había sacado entrada para ver una película sobre Enigma, la máquina de claves que usaron los alemanes en la Segunda guerra Mundial y sin embargo cuando iba transcurriendo la cinta, me di cuenta de que lo que estaba viendo no tenía nada que ver con ello. ¿Qué había pasado? ¿Me habían vendido mal la entrada, me había equivocado yo? El problema era que había varias salas y la persona que me ayudó a entrar se equivocó y me metió en la que daban “Los otros” Así que… bueno, pasé la tarde entre seres extraños que no se sabe si los vivos estaban muertos o viceversa. En fin, paciencia.
Ah y lo que yo no hago es ir a ver películas que hay que ver porque están de moda. Voy a la que realmente me apetece y creo que me va a gustar, y si están basadas en una novela, siempre es mejor el libro aunque tiene la ventaja que en dos horas conoces toda la historia, lo que no sucede en caso contrario. Pero prefiero la espera de la novela porque con ésta puedo paladear más la historia.
¿Qué pensáis vosotros?

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viernes, 5 de octubre de 2007

Homero: una vida errante hacia la fama

Cuenta Herodoto, de forma amena, la vida de Homero. Dice así:

La huérfana Creteidas, oriunda de Cumas, fue seducida y violada. Para huir de la vergüenza de estos actos, su tutor la llevó a Esmirna. Allí, Creteidas, un día que se encontraba dando un paseo por la desembocadura del río Meles, dio a luz a su hijo, a quien llamó, en honor del río, Melesígenes.
El maestro de la población se apiadó de ella y la refugió en su casa durante años.
Con el trasncurso del tiempo, Melesígenes dio muestras de unas increíbles cualidades artísticas que le hicieron gozar de cierta fama entre vecinos y visitantes de Esmirna.
Hasta allí, llegó un día, Mente, el culto patrón de un navío que pronto trabó amistad con el joven. Este marinero recomendó al poeta completar su formación artística viajando con él a bordo de su barco. De esa forma vería y aprendería cosas sobre el mundo que podrían servirle en sus creaciones. El poeta aceptó y se marchó de Esmirna, dispuesto a recorrer mundo de la mano de su nuevo amigo.
Volviendo de Iberia y de Italia, el barco arribó a la isla de Itaca. Melesígenes tuvo que quedarse en la isla, aquejado de una enfermedad de los ojos. Los negocios de Mente debían continuar por lo que la expedición marchó sin el poeta. Pero, antes de partir, el patrón dejó al joven al cargo de un amigo suyo que vivía en la isla. Fue allí donde comenzaría a familiarizarse con las aventuras de Ulises, uno de los grandes héroes de todos los tiempos.
Mente volvió a pasar por Itaca y Melesígenes, recuperado de su dolencia embarcó de nuevo y estuvo viajando con su viejo amigo durante largo tiempo. Hasta que un día, perdió la vista de forma definitiva y tuvo que renunciar a los viajes.
Desde ese momento se convirtió en un personaje errante que, sin éxito, trataba de vivir de su poesía.
Su suerte cambió en Cumas, donde alcanzó gran fama hasta el punto de solicitar que se le alimentara con cargo al herario público, pues su arte era motivo de gloria para toda la ciudad. La cuestión llegó hasta la asamblea, donde el propio poeta defendió su causa. Pero uno de los príncipes se negó a secundarla e hizo ver a los demás, que de hacerlo, la ciudad se llenaría de ciegos y parásitosque tratarían de vivir a expensas de Cumas.
Como este príncipe utilizó la palabra Omhro, para referirse al ciego, comenzó a conocérsele desde entonces con ese nuevo nombre.
De nuevo Homero se convirtió en un vagabundo hasta que Testónides, un maestro de escuela, que moraba en Focia, se brindó a mantenerlo a cambio de una copia de todas las obras que hubiera creado.
El poeta accedió y allí compuso “La Iliada”, pero Testónides le engañó y se marchó a Kíos, donde se hizo famoso gracias a las composiciones de Homero.
Al enterarse de la traición del maestro, decidió, sin perder más tiempo, marchar tras él. El viaje hasta Kíos no fue fácil y después de múltiples adversidades, consiguió llegar a las proximidades de la ciudad.
Allí, el pastor, Glauco, le hospedó y le presentó a su amo, el cual le encargó la educación de sus hijos
Este tipo de encargos era muy frecuente en la antigua Grecia, confiando en un literato para tal menester.
Aquellos fueron años tranquilos para nuestro protagonista, en los que su labor docente no le impidió componer muchas de sus obras.
Paulatinamente, su fama como poeta fue acrecentándosehasta que llegó a desbancar al traidor Testónides como poeta de la ciudad. Fue, sin duda, la mejor de las venganzas, además de todo un símbolo de la propia superación de Homero.
En Kíos, el poeta ciego ganó el dinero suficiente para casarse y tener dos hijas.
Su fama crecía sin cesar y, antes de marchar a Atenas, importunado por la popularidad de la que gozaba entre el pueblo, compuso “La odisea”.
Ese invierno, en la pequeña isla de Íos, enfermó y murió, siendo sepultado en la playa
Suele situarse la existencia de Homero en torno al siglo IX A.C. y parece que fomentó losambientes cortesanos por las detalladas descripciones que hace de estos ambientes en sus obras.
Por último, se viene especulando acerca de la existencia real de Homero, pero, encualquier caso, para mí encarna muchas de las potencialidades de una persona privada de la visión: capacidad narrativa y fantasía creadora, espíritu de superación y el dejar huella para el futuro con sus actuaciones

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Nanotecnología: la próxima revolución.

La próxima revolución:
En una conferencia impartida en 1959 por uno de los grandes físicos del siglo pasado, el maravilloso teórico y divulgador Richard Feynman, ya predijo que
"había un montón de espacio al fondo" (el título original de la conferencia fue “There’s plenty of room at the bottom”) y auguraba una gran cantidad de
nuevos descubrimientos si se pudiera fabricar materiales de dimensiones atómicas o moleculares. Hubo que esperar varios años para que el avance en las
técnicas experimentales, culminado en los años 80 con la aparición de la Microscopía Túnel de Barrido (STM) o de Fuerza Atómica (AFM), hiciera posible
primero observar los materiales a escala atómica y, después, manipular átomos individuales. Con respecto a qué es la Nanotecnología, empecemos por aclarar
el significado del prefijo “nano”: éste hace referencia a la milmillonésima parte de un metro (o de cualquier otra unidad de medida). Para hacernos idea
de a qué escala nos referimos, piensa que un átomo es la quinta parte de esa medida, es decir, cinco átomos puestos en línea suman un nanometro. Bien,
pues todos los materiales, dispositivos, instrumental, etc., que entren en esa escala, desde 5 a 50 ó 100 átomos es lo que llamamos Nanotecnología.
Su impacto en la vida moderna aún parece una historia de ciencia ficción. Fármacos que trabajan a nivel atómico, microchips capaces de realizar complejos
análisis genéticos, generación de fuentes de energía inagotables, construcción de edificios con microrrobots, combates de plagas y contaminación a escala
molecular, son sólo algunos de los campos de investigación que se desarrollan con el uso de la nanotecnología, conocimiento que permite manipular la materia
a escala nanométrica, es decir, átomo por átomo.
Considerado por la comunidad científica internacional como uno de los más "innovadores y ambiciosos" proyectos de la ciencia moderna, la nanotecnología
tiene su antecedente más remoto en un discurso pronunciado en diciembre de 1959 por el físico Richard Feynman, ganador del Premio Nobel, quien estableció
las bases de un nuevo campo científico.
Vinculado a la investigación científica desarrollada por las principales instituciones públicas de educación superior, la nanotecnología fomenta un modelo
de colaboración interdisciplinario en campos como la llamada nanomedicina -aplicación de técnicas que permitan el diseño de fármacos a nivel molecular-,
la nanobiología y el desarrollo de microconductores.
A pesar de que hace sólo una década que comenzó el "despegue mundial" de este nuevo campo científico, hoy existen cerca de 3 mil productos generados con
nanotecnología, la mayoría para usos industriales, aunque las investigaciones más avanzadas se registran en el campo de la medicina y la biología.
Este campo científico está orientado a la ciencia molecular que hace posible diseñar microchips electrónicos capaces de identificar en sólo ocho
minutos, al colocar una gota de sangre, las enfermedades que padeció la familia del paciente y a cuáles puede ser propenso, así como el diseño de modernos
fármacos capaces de atacar el cáncer a nivel atómico sin causar daño a las células sanas.
Sin embargo, a pesar de que se avanza continuamente en el diseño de nuevos medicamentos y técnicas con capacidad de manipular la materia átomo por átomo,
no existen fechas precisas para que todos estos adelantos sean una realidad en la vida cotidiana de millones de personas, pues la ciencia, al igual que
el arte, también tiene a la imaginación y la creatividad como motores.
Algunas de las investigaciones más recientes en la búsqueda de tratamientos alternativos contra el cáncer fueron difundidas por un grupo de investigadores
estadunidenses. En ellas se usaron nanopartículas de oro para el tratamiento del mal, lo que representa un gran logro para el combate contra esta enfermedad,
a pesar de que puedan transcurrir varios años antes de su aplicación en seres humanos.
La Nanociencia es un área emergente de la ciencia que se ocupa del estudio de los materiales de muy pequeñas dimensiones.
Actualmente, muchos productos generados por la nanotecnología han sido aplicados a la vida cotidiana de millones de personas, como el uso de materiales
más livianos y resistentes, catalizadores con nanopartículas de platino en los vehículos para hacer más eficiente el consumo de combustible, hasta tecnología
de punta en el desarrollo de proyectos espaciales.
La nanotecnología y el conocimiento de los procesos biológicos, químicos y físicos a nivel molecular, se convertirán en una de las revoluciones científicas
más importantes para la humanidad, la cual debe ser difundida e incorporada en la sociedad con una amplia participación y apoyo por parte del Estado y
la iniciativa privada.

Tocar objetos a distancia, sentir la temperatura de una persona a cientos de metros si se lo desea, ya no será imposible:

Haptic Radar, fue el nombre con el que bautizaron a un asombroso dispositivo desarrollado y creado por científicos japoneses en el Laboratorio Ishikawa
Namiki.
Así como los bigotes de los gatos o las antenas de los insectos que les permiten y les da la capacidad de percibir lo que se encuentra a su alrededor, conocer
obstáculos a distancia o encontrar objetos va a ser posible en el ser humano.
Estamos hablando de un dispositivo nanotecnológico, basado en tecnología háptica, que permite en su totalidad imitar esta capacidad que poseen animales
como insectos. Asombroso!
“Según explican los investigadores en la página web del proyecto, el aparato consiste en un dispositivo inalámbrico por módulos capaz de responder a la
información espacial a través de señales de tecnología háptica, que explota el sentido del tacto y todo el conjunto de sensaciones no visuales o auditivas
que experimenta un individuo.
Los módulos de este sistema japonés poseen unos sensores infrarrojos capaces de ordenar la información y de convertirla en una señal vibro-táctil que llega
a la piel que se encuentra directamente por debajo del dispositivo.”
Como hemos visto, este dispositivo-microchip que ira implementado debajo de la piel y nos hará de cierta forma, poseer sentidos mas desarrollados como los
que tienen los animales e insectos, podrá hacer en nosotros también sentir texturas e incluso temperaturas. A modo de ejemplo, si estamos navegando en
la web podremos tocar y sentir la textura de un artículo antes de comprarlo si lo deseamos, o bien, a pesar de no poder darle la mano, podremos sentir
la temperatura y el calor de cierta persona.
Este nuevo dispositivo basado en tecnología háptica y volcado en forma de micro chip, se estima que estará listo por completo en unos diez años aproximadamente.
Y donde esta fusión entre la máquina y el hombre, será algo común y de gran ayuda a la raza humana.Realmente la tecnología y todas sus ramas, crecen a un ritmo sorprendente, no dan un respiro, sino que día a día científicos-investigadores
nos sorprenden con cada nuevo descubrimiento.

Fuente:
Tendencias21
Alucinante, ¿verdad?

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miércoles, 3 de octubre de 2007




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lunes, 1 de octubre de 2007

El honor de la familia

De c´´omo debemos respetar el legado de nuestros antepasados.
EL AMULETO



---Hijo mío, a partir de hoy, sobre tus hombros pesará la responsabilidad de velar por la continuidad de la familia. Te hago entrega del objeto que ha llevado nuestra estirpe como símbolo del lazo que nos une y protege. Cuando padre nos fue arrebatado por las fauces del mal, aquella inclemente noche de invierno, estuvo a punto de perderse, quebrándose con ello, nuestro destino. Pero tu tío, consciente de su deber, hizo oídos sordos a la llamada del corazón y empleó las pocas fuerzas que le quedaban en luchar contra una horrible bestia negra como la pez, mugiente como el peor de los volcanes, y malvada como el más diabólico de los demonios, que estaba tragándoselo. Sin hacer caso de la pena que inundaba su alma, sabiendo que tu abuelo Gonzalo estaba perdido, cogió el machete, del que tantas veces habían dispuesto para desollar venados, cercenó con habilidad su cuello para aferrar el diente de jabalí que ahora es tuyo. Tu tío mató por él y lo conservó como debía. Ahora eres tú quien debe hacer lo mismo, pues sino, no sólo tú morirás de hambre, sino que contigo perecerá nuestro ilustre clan. Jura, por el honor y el reposo de tu espíritu, que aceptas y serás merecedor de llevar el apellido de los Yáñez.
Con estas terminantes palabras, el joven Lorenzo, como había sucedido en tantas otras ocasiones, pasó el umbral de la niñez, para convertirse en hombre y huardián del amuleto.
Qué poco sospechaba el regalo que le tenía reservado su padre, aquella mañana. Se había levantado alegre y despreocupadamente, sabiendo que sería el centro de la familia. Sus hermanas, mayores que él, casadas ya con mejor o peor suerte, vendrían a verle y le traerían bonitos presentes. Por una vez, no sería su padre quien saborearía el mejor bocado del sabroso asado que su madre tan bien sabía cocinar. Y quizá, porqué no, la Rosa, aceptaría por fin sus halagos y le respondería con su mismo amor.
Todo había transcurrido como pensaba hasta que finalizado el banquete, antes de que empezase el baile y las chanzas de los invitados, el cabeza de familia se había puesto en pie, reclamando la atención de todos, escanció un líquido pardusco y espeso, primero en la copa de su hijo y luego en la suya. Así, después de recordar cómo había ido creciendo su querido niño y las esperanzas que depositara en él desde el principio, pronunció las palabras mágicas, con una voz que pronto perdió el aire nostálgico, para pasar a ser solemne y casi amenazadora, deseando con todo el alma, no ser defraudado.
La madre, viendo que Lorenzo flaqueaba, pidió al esposo que explicase la razón del solemne juramento que exigía de su hijo, al tiempo que depositaba su cálida mano en sus hombros, como queriendo traspasarle la fuerza de la gran Madre de todos, la fuerza de la vida.
Lorenzo notó que un nuevo calor penetraba en sus huesos y se vio impulsado a escuchar de labios de su padre, algo que en ese momento empezaba a presentir. NO sabía qué significaba el calor que le estaba inundando, pero parecía que además de bienestar, le traía la sabiduría de sus antepasados.
Con un tono más amable, el padre, con su mirada fija en el licor que aún no había catado, contó lo que a él, otro día como aquél, también le contaron:
---Hace muchas generaciones, en el principio de los tiempos, cuando los hombres eran capaces aún de luchar con los gigantes y disfrutaban de una libertad hoy perdida, cuatro sabios adivinaron lo que pronto sucedería: los grandes animales desaparecerían y obligarían a los humanos a establecerse en aldeas estables. Dependerían de la magia de las mujeres, como portadoras de la vida, dejando de ser fuertes para convertirse en exclavos del ganado y la tierra, obsesionados por las comodidades, perdiendo el vigor para enfrentarse a los gigantes. En fin, serían vulnerables. Esos cuatro hombres se resistían a dejar una época mítica que, sin embargo se les escapaba. Después de varias lunas de discusiones, acordaron que, al menos las cuatro familias que fundarían, bajo la protección de otros tantos animales poderosos, no perderían la auténtica libertad, no sometiéndose al debilitamiento de la especie, que llegaba como los aludes en la primavera. Cada una de las familias se alejaría a lugares distantes y se pondrían bajo la protección de los colmillos del tótem al que se acogían. Los gigantes les ayudarían a capturar los dientes del león, el lobo, el oso y el jabalí, y los endurecerían con el fuego de la cueva sagrada. Mientras los conservasen, serían verdaderamente libres y no carecerían de alimentos, por mucha escasez que padeciera la Tierra.
Ese colmillo, es el que ahora pasa a ser de tu propiedad. ¿Comprendes ahora el significado de mis palabras, aceptas jurar?.
Lorenzo acerca la copa a sus labios y la apura de un trago. El fuego de la madre se mezcla con la experiencia del padre y el hasta hace poco, joven, frota el colmillo, haciéndolo definitivamente suyo, hasta que su amada le dé otro hijo como e´l y se haga merecedor de su herencia.

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